Dos poceros montan una empresa de desatascos

«El nuestro es un trabajo que puede resultar desagradable, especialmente por los olores y porque ves ciertas cosas que a nadie le gusta ver. El tiempo hace que te acostumbres y al final lo acabas viviendo como algo normal». Así explica Noel Aguado (23), como es su día a día. Él es pocero, empezó siéndolo con tan sólo 16 años, cuando decidió dejar los estudios para comenzar a labrarse un futuro profesional.

En la empresa de pocería y saneamiento en la que comenzó a trabajar, conoció a Fernando Rodríguez (30), su compañero de servicio y especialista en obras de saneamiento, que cuenta con 12 años de experiencia en el sector. Ambos se entendieron muy bien desde el principio y en alguna ocasión se imaginaron juntos montando su propia empresa.

La idea fue tomando forma y finalmente, el pasado mes de mayo, su proyecto emprendedor se convirtió en realidad. Con la capitalización del paro de Fernando y los ahorros de más de un año de Noel, comenzaron la actividad de su nueva empresa DMV, Desatascos y Mantenimientos de Valladolid.

La mayor parte de los servicios que atienden corresponden a atascos en tuberías, que a veces pueden llegar a provocar la inundación de viviendas y comunidades. Noel y Fernando acuden raudos a cada llamada, a la hora que sea, ya que tienen servicio 24 horas, los 365 días del año. El mes de junio ha sido muy productivo para ellos, debido a las fuertes lluvias del que provocaron numerosos daños y atascos de canalones, con las consiguientes filtraciones de agua en los forjados de viviendas. «En concreto acudimos a una llamada en la que daba la impresión de que estuviera lloviendo en el interior de la vivienda», recuerda Noel.

Administradores de fincas, subcontratas y particulares de Valladolid y provincia, son su mercado objetivo. «Las aseguradoras también son muy importantes como clientes, ya que los seguros están empezando a cubrir los atranques y nos está viniendo bastante trabajo por ahí», explica Fernando.

Están ellos dos para todo. En su furgoneta siempre tienen un cambio de ropa y cuando no tienen servicio, se dedican a la labor comercial. «El trabajo nunca se acaba. También a veces alicatamos cuartos de baño y cocinas, como complemento a nuestra actividad. Estamos todo el día atendiendo a clientes y por la noche nos dedicamos a hacer presupuestos, labores administrativas y a actualizar las redes sociales con fotos de lo que hemos hecho durante el día», comentan.

En cuanto a la política de precios, han optado por unas tarifas muy competitivas dentro de su sector. «Es muy posible que seamos de los más económicos en la ciudad. Tenemos claro que no nos vamos a hacer ricos. El precio del servicio depende de muchas cosas, pero la tarifa media ronda los 130 euros», explica Fernando, quien además, asegura que en Valladolid se producen numerosos atascos cada día, con lo que esperan poder ir haciéndose cada vez con más cuota de mercado.

Ambos están encantados con su decisión de crear su propia empresa y cada día van más ilusionados al trabajo. «El primer cliente que nos llamó, para nosotros supuso una gran alegría y... yo fui a hacer el servicio tan nervioso como la primera vez, hace ya siete años», recuerda Noel. «Nos supone mucho más trabajo que el que teníamos antes, pero vamos con mucha más alegría. Hay días que trabajamos 14 horas seguidas, sin parar a comer, pero sin duda compensa», completa su socio.

La dificultad de su profesión radica sobre todo en soportar los malos olores y a veces, en las arquetas se pueden encontrar con gases tóxicos que pueden llegar a producirles mareos y vómitos. «Después de tantos años ya ni pensamos en el olor. Simplemente nos concentramos en arreglar la avería y solventar cuanto antes los problemas de nuestros clientes», concluyen.