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Teresa de Lapuerta
Martes, 28 de julio 2015, 19:34
La representante vecinal reclama propuestas «dignas y asumibles» para el realojo de los vecinos del 29 de octubre
Valladolid. Charo Gutiérrez fue fundadora de la asociación La Unión, de Pajarillos hace 35 años y desde entonces está vinculada al movimiento vecinal. Como el resto de la junta directiva espera que, con los nuevos aires que ya se respiran en la política municipal, proyectos como el de la rehabilitación del conjunto de viviendas del 29 de Octubre o el del soterramiento de las vías del tren, comiencen a hacerse realidad, porque son «prioritarios» para Pajarillos y para Valladolid.
Desde la asociación llevamos muchos años reivindicando la necesidad de remodelar una zona urbanística muy deteriorada que, además, tiene un tejido social con unas características muy específicas. Tras años de oídos sordos, nuestras peticiones fueron escuchadas pero, o bien por cuestiones administrativas, o bien por una falta de interés cierto, o bien por ambas, el proyecto se dilató en el tiempo. Cuando por fin ve la luz, lo que parecía que se resolvería con una permuta de metros cuadrados se había transformado en el abono obligatorio de unos 20.000 euros por propietario o en expropiaciones forzosas para quienes no quisieran o no pudieran asumirlo. Esperemos que el proyecto no se abandone, pero es cierto que se necesita trabajar el tema de la financiación, con propuestas dignas y asumibles.
El de la Esperanza fue un problema complejo que acabó resolviéndose bien y no hay más que ver cómo está ahora el barrio. Los vecinos fueron a Pajarillos, pero también a Las Flores y a otras zonas de la ciudad. En nuestro barrio no hay más problemas de convivencia que en otros y lo que sucede en el 29 de Octubre no tiene que ver con ellos, sino con el hacinamiento y las condiciones indignas e insalubres en las que viven los vecinos.
Siempre hemos sostenido que la vía nos impide comunicarnos con el resto de la ciudad. Tenemos dos túneles, los de Vadillos y Circular (que está en unas condiciones lamentables), que más que nexos de unión con el centro son barreras que no desaparecerán hasta que lo haga la vía.
Nunca hemos querido ni entrar en eso ni pronunciarnos. Fue un gusto que el anterior alcalde quiso dar a quienes entonces estaban en la asociación de vecinos de allí, pero no ha cambiado nada.
Sigue habiendo focos, como en muchos sitios, pero está normalizado. Esa imagen de los furgones policiales continuamente aparcados en las calles y de las manifestaciones de la coordinadora, que hacían que todos los días estuviéramos en la prensa por el mismo tema, ya está olvidada.
La línea 3 es deficiente y su frecuencia debería reducirse a diez minutos además, los autobuses que se destinan a Pajarillos parece que son los que no han querido en otros lugares. La 18 (La Cistérniga, Circular...) pasa muy poco por el barrio. Nosotros proponemos, además, una línea nueva que dé servicio a núcleos nuevos de población que ahora carecen de transporte público, como el antiguo Poblado de la Esperanza, el Parque de Los Patos o el Campo de Tiro.
En alguno de los centros hay plazas vacías, pero en esa misma zona norte del barrio empieza a haber una demanda que antes no había (precisamente por la llegada de vecinos jóvenes a los nuevos núcleos) y a lo mejor habría que replantearse reabrir el Pío del Río Hortega, en su día desafectado y, sobre todo, la guardería que hay junto al centro educativo.
Las instalaciones están muy bien, pero la plaza es un gran espacio de asfalto totalmente desangelado. Para conseguir que se convierta en un lugar de encuentro amable y acogedor se necesita, al menos, algo de mobiliario urbano y unas pérgolas que protejan del frío y del calor.
Es una de nuestras reivindicaciones, porque tiene una pendiente impracticable, pero también hay otros proyectos necesarios como la construcción de la zona de solarium en la piscina cubierta, que está en el proyecto, o el posible aprovechamiento de las naves del antiguo mercado central (ya cedidas a la Junta), para construir un centro de especialidades junto al centro de salud.
Además del mantenimiento de las calles, está el Rincón del Esgueva (sin asfaltar, sin iluminar y sin conducciones) y está el espacio que enlaza Fernando Ferreiro con la subida al Páramo de San Isidro, detrás del parque, que ni es una calle ni está urbanizado pero que los vehículos utilizan de manera irregular y peligrosa.
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