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Eloy Cenzano en su despacho de Michelin.
El frustrado secuestro de ETA

El frustrado secuestro de ETA

El 20 de febrero de 1979, en medio de una oleada de acciones contra Michelin, la banda terrorista intentó secuestrar al director de la factoría, Eloy Cenzano

Enrique Berzal

Sábado, 27 de junio 2015, 19:20

A los agentes de policía les costaba dar crédito a la denuncia interpuesta por Eloy Cenzano Martínez, director de la fábrica de Michelin de Valladolid, aquel 20 de febrero de 1979. «¿Qué ETA le ha intentado secuestrar?». Los agentes se lo tomaron con cierta incredulidad. Hasta que pocas horas después, la propia banda terrorista reconocía en un comunicado el intento fallido. ETA acababa de irrumpir en Valladolid.

La portada de El Norte de Castilla del día siguiente es bastante ilustrativa del acoso terrorista que sufría la factoría. «ETA intentó secuestrar al director de Michelín de Valladolid», publicaba el periódico a tres columnas, alarmante titular que complementaba a otro no menos impactante: «E.T.A. (PM) reivindica el secuestro del director de Michelin de Vitoria». Se daba la circunstancia de que este último, Luis Abaitua Palacios, había precedido a Cenzano al frente de la factoría vallisoletana.

Este hecho, unido a la intensa campaña que los «polimilis» (así se conocía comúnmente a la rama político-militar de ETA, escisión ocurrida en 1974 para diferenciarla de la estrictamente militar) venían ejerciendo contra la multinacional del neumático. En efecto, dentro de su objetivo general de supeditar la acción armada a la estrategia política de construir un «estado socialista vasco independiente», en 1976 decidió priorizar el apoyo a las luchas populares en todas sus vertientes como mejor manera de avanzar en su proyecto revolucionario.

Los ataques a Michelin, ese mismo año, entraban dentro de la lógica etarra de atacar a una multinacional que, a su entender, no hacía otra cosa que perpetuar «el imperialismo». A la vez que intervenía en apoyo del movimiento obrero, trataba de reforzar el papel de su «brazo político», Euzkadiko Ezkerra, en la negociación del Estatuto de Autonomía del País Vasco. De ahí que en 1979, año de aprobación definitiva de dicho Estatuto, la banda terrorista redoblase sus acciones violentas.

El 5 de febrero, por ejemplo, secuestró en Lasarte al director general de Michelin para el Estado español, Georges Rouzier, al que liberaría una hora más tarde y tras dispararle un tiro en la rodilla. Ante la negativa del entonces director de la factoría de Vitoria, Luis Abaitua, de sentarse a negociar, el día 19 lo secuestraron en Gasteiz; la petición de ETA p-m era que se atendiesen las reivindicaciones de los representantes obreros, en huelga desde hacía tiempo.

24 horas después se produjo el intento de secuestro de Eloy Cenzano Martínez, alavés nacido en Oyón en 1935, ingeniero industrial de formación que antes de llegar a Valladolid había trabajado en la fábrica de Michelin de Aranda de Duero, concretamente en el proceso de montaje e instalación de VR, un servicio del que sería jefe hasta 1975. En octubre de este último año pasó como director de la fábrica vallisoletana, cargo que antes había ejercido el propio Abaitua. Y cuatro años más tarde sucedió lo inesperado.

«Cuando se produjeron los hechos yo vivía en el Pinar de Antequera», recuerda Cenzano; «desde San Sebastián me avisaron del secuestro a Abaitua y me indicaron que al día siguiente me iría a buscar a mi casa un chófer de la empresa para llevarme al trabajo, como medida preventiva. Y así fue.

Dio la casualidad de que el chófer [Adolfo Calderón], al llegar al día siguiente a mi casa, en torno a las ocho menos cuarto de la mañana, se percató de que frente a la puerta había un vehículo blanco con dos personas extrañas. Me avisó, salimos por otra puerta, aconsejé a mi mujer que se cerrara en casa con nuestros tres hijos y marchamos. En efecto, inmediatamente apareció un vehículo detrás de nosotros, siguiéndonos. Sin embargo, al llegar a la carretera general, se fue».

Esa misma mañana, en torno a las 9,30, después de pasar por la factoría, Cenzano acudió a la Jefatura Superior de Policía a denunciar los hechos. «La policía no lo tomó muy en serio, pero por la tarde ETA lanzó un comunicado confirmando el intento de secuestro». «La operación, según el citado comunicado, es atribuida a un denominado Comando Gurú, que se vio obligado a modificar los planes», señalaba El Norte de Castilla. Así lo reconocía ETA p-m en notificación enviada a Radio Popular de San Sebastián: «Una vez en el coche, el señor Cenzano, advertido de nuestra presencia por el chófer, ha salido de la zona rápidamente, dirigiéndose a la Comisaría de Policía. Ante todo ello, y tras una corta persecución en coche, he decidido ordenar la retirada, encontrándonos en la actualidad en lugar seguro».

Los etarras, que conducían un Seat 131 blanco, habían planeado el secuestro de Cenzano desde un chalet anejo al suyo, por lo que controlaban todos sus pasos; «yo hacía lo mismo todas las mañanas, salía por la puerta principal y cogía mi coche particular», recuerda el entonces director de la factoría vallisoletana, «por eso estaban preparados para actuar. Sin embargo, al llegar el chófer y alertarme, salí por la puerta de atrás y su plan se desbarató».

Durante unos días, por orden del gobernador civil, Cenzano estuvo bajo protección policial. Posteriormente la empresa le puso un coche blindado y seguridad privada: «Así estuve durante cinco o seis años, y era algo bastante incómodo, la verdad», reconoce.

Aunque la operación vallisoletana fracasó, las presiones de los «poli-milis» sobre Michelin surtieron efecto y un día después, el 21 de febrero de 1979, ante las amenazas de ejecutar a Abaitua en caso de no atender a los representantes de los trabajadores en huelga, la empresa se avino a negociar. Semanas después Michelin terminaría aceptando la mayor parte de las reivindicaciones obreras, con lo que el 1 de marzo de 1979 Abaitua sería liberado.

Este hecho generó importantes disensiones dentro del propio movimiento sindical, pues desde un primer momento los sindicatos mayoritarios, en especial Comisiones Obreras, condenaron de manera tajante la acción de ETA p-m.

Cenzano, por su parte, sería ascendido poco después a director de la División Industrial en sustitución del citado Rouzier, con lo que se convertía en el primer director industrial español de Michelin. Ello suponía el control desde esta ciudad de las cuatro fábricas españolas (Lasarte, Vitoria, Aranda y Valladolid), lo que conllevó, entre otras medidas, el traslado desde Lasarte de 250 trabajadores que fueron ubicados en los cuatro últimos pisos del edificio de Las Francesas, para dedicarse a tareas administrativas, de personal y logísticas.

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