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Sábado, 20 de junio 2015, 10:49
Por los estantes y palés de Extealde la empresa distribuidora que regenta Francisco Herrera han pasado más de 70 ginebras distintas. Marcas clásicas que han conseguido asentarse en el mercado y otras que van y vienen, que se ponen de moda un viernes y el domingo ya son olvido. «Llevo 16 años y he vivido la eclosión del sector», reconoce Herrera. Así quesabe que, por encima de modas, lo que permanece es «lo clásico, lo que está bien hecho». Se lo comentaba hace dos años a su amigo Domingo, que regenta el bar con el mismo nombre de la calle Soto (en La Rondilla). Seguro que lo conoces. Es un clásico de la coctelería vallisoletana. De aquella charla salió un compromiso y un brindis.«Yo llevaba un tiempo intentando crear una ginebra y él tenía la idea de macerar botánicos», recuerda Herrera.«Domingo fue el gurú, el provocador de esta historia. En su bar tiene muchas marcas de ginebra y sabe cuáles son las que gustan más». Así preparó una combinación propia, de claro paladar pucelano y carácter universal.«Es una ginebra clásica, de 40 grados, equilibrada para que la consuma todo el mundo», la define Herrera. La base de enebro está rebajada para suavizar el amargo. Y, en el otro lado del balancín del sabor, se resaltaron los toques de cardamomo y de angélica.
Aquella combinación de botánicos llamó la atención de Gedisnor, un grupo de 18 empresas de distribución que trabajan en el norte peninsular y que apostó por esta ginebra, la bautizó como Indogin y ya la ha colocado en el altar de los bares de 17 provincias, desde Pontevedra a Huesca, desde Logroño a todo el País Vasco. Y, por supuesto, Valladolid.
«Con el proyecto bajo el brazo», el grupo Gedisnor buscó los mejores escenarios de Europa para dar forma a la nueva ginebra. La destilación se acomete en Haymans, una de las destilerías con más solera de Gran Bretaña, en la localidad de Witham, cerquita de Londres. «Cuando les llevamos nuestra propuesta nos dieron la enhorabuena porque les pareció una mezcla muy equilibrada», explica Herrera. Allí, en la destilería, añadieron dos «botánicos secretos que le dieron la perfección».
Las botellas tienen su clave en Polonia, donde son pintadas con unas máquinas especializadas que permiten dejar la superficie del vidrio totalmente mate, para evitar rayones y problemas por el roce de cajas o estanterías. Además, carece de plásticos para que no se despeguen. Cuenta Herrera cómo un amigo suyo, sacerdote, le ayudó a elegir el lema que figura en esas botellas:«Dios y la naturaleza no se juntan porque sí». Y además, sin código de barras. «La distribución se hace directamente en hostelería o en tiendas especializadas, de productos gourmet», lo que otorga una distinción especial a esta ginebra nacida de la experiencia vallisoletana. Yel viaje que empezó en Valladolid, continuó en Inglaterra e hizo parada en Polonia tiene una etapa casi final en Talavera de la Reina, donde está la embotelladora que se encarga de preparar las botellas que luego son distribuidas por Gedisnor por 18 provincias del norte de España. Y todo ello es el fruto del empeño de dos vallisoletanos (distribuidor y hostelero)con años de maestría en el mundo de las ginebras.
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