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s. q.
Jueves, 11 de junio 2015, 10:10
Primero se nos cayó la teoría del cisne negro; después, el refrán del perro verde, ¿será hoy el día en que Valladolid se llene de mirlos blancos? Hace justo un año, en la localidad de Laguna de Duero, nacieron dos cachorros de podenco-grifón teñidos de verde fosforito. Su fotografía dio la vuelta al mundo en pocos días; y es que, hasta el momento, solo se conocía un caso igual, un labrador nacido en la localidad brasileña de Mairinque en 2010. Al cachorro brasileño su dueño le bautizó como Hulk, en honor al superhéroe de dibujos animados; al único de los dos perros vallisoletanos que sobrevivió a las pocas de nacer, Aída Vallelado, la propietaria de la rehala de caza Los Basares, donde nació el singular ejemplar de pelaje verdoso, le puso de nombre Trébol.
A Hulk el nombre le debió de dar suerte porque, aunque pronto perdió el color verde, los medios de comunicación se hicieron eco de su supervivencia; el vallisoletano Trébol no tuvo la misma fortuna. «Nació muy débil. Ordeñamos incluso a la perra para poder darle la leche con una jeringuilla pero no hubo manera. El pobre nació muy débil y a las dos semanas de nacer apenas podía abrir los ojos», recuerda Aída Vallelado, un año después de la muerte del cachorro que protagonizó el 'mundo insólito' de aquella jornada.
Trébol no fue el único cachorro de color verde de aquella camada de Micaela, una perra podenco-grifón, que el 2 de junio de 2014 dio a luz a Trébol y otros cuatro cachorritos más. Tres blancos y dos verdes. «Cuando los vi pensé que era suciedad y traté de limpiarlos, pero por más que frotaba aquel color no se iba», contaba Aída a El Norte de Castilla nueve días después de tan singular acontecimiento. El segundo animal de color verdoso no sobrevivió ni un día; Trébol sobrevivió dos semanas. Los otros tres perros, que Aída regaló, sí nacieron sanos y fuertes.
El motivo que encontraron los veterinarios brasileños para explicar la rareza de Hulk fue la exposición del perro durante la gestación a una sustancia llamada biliverdina, que se puede encontrar en la placenta. Las razones del color verde de Trébol y el otro cachorro vallisoletano todavía siguen siendo una incógnita. El veterinario Daniel Valverde, a quien Aída llamó nada más producirse el parto, sigue a la espera de los resultados de la autopsia del primer cachorrito muerto. «Supongo que no habrán hallado nada significante y por eso no sabemos nada», apunta el veterinario.
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