Una emprendedora que vende su tiempo para aquellos que nunca lo tienen
Begoña Gutiérrez ha creado una empresa para hacer recados
laura negro
Domingo, 10 de mayo 2015, 12:04
Sólo hay que llamarla, decirle lo que necesitamos y ella nos ayudará. Vende su tiempo y lo pone a disposición de quien lo necesite para realizar las gestiones y recados que se le demanden. Es Begoña Gutiérrez López una emprendedora a la que nada se le pone por delante y que a los sesenta años ha decidido poner en marcha su propio negocio. Se trata de una iniciativa, cuanto menos, original. Begoña vende tiempo.
La vida laboral de esta emprendedora se caracteriza por el reciclaje continuo. Empezó a trabajar a los 20 años como contable en una empresa de Palencia. Más tarde, ya en Valladolid, trabajó como cocinera, administrativa y comercial. Su último empleo fue en una empresa de Madrid especializada en relocación. Su cometido consistía en ayudar a personas que se trasladaban a Valladolid, facilitándoles servicios necesarios en su vida cotidiana, como gestión de empadronamiento, la búsqueda de vivienda, dar de alta determinados servicios básicos y servir de guía en la ciudad.
Llevaba en paro desde junio de 2013, después de toda una vida trabajando por cuenta ajena. El pasado 1 de febrero, Begoña dio el paso y optó por emprender. La idea de negocio surge de su interés por ayudar a la gente en su día a día. «No tiene nada que ver trabajar para un tercero, a ser tu propia jefa. Ahora yo soy la encargada de buscarme trabajo. Tengo que generar ideas, publicitar mi propia empresa, buscar clientes, realizar los servicios...», explica esta experta en hacer recados.
Servicios variados
Los servicios que ofrece son muy variados. Begoña acompaña a personas mayores o con dificultades a las visitas médicas cuando sus familiares no pueden hacerlo. Lleva a las mascotas al veterinario, espera en casa al servicio técnico de reparación, compra regalos, recoge entradas, paga multas, tasas y licencias, entrega documentación y paquetes, lleva el coche al taller o a pasar la ITV, recoge a los niños del colegio cuando los padres no pueden Las posibilidades son infinitas, tantas como tipos de clientes. «Tengo clientes que trabajan en el sector del comercio, con unos horarios tan complicados que no pueden ni siquiera llevar un paquete a Correos. Algunos me encargan ir a comprar ropa, otros me piden recoger las cartas del buzón durante las vacaciones, y avisarles si hay algo urgente. También hay personas mayores a las que les cuesta mucho salir de casa y voy a por sus recetas médicas. Puedo hacer todo tipo de recados, y por supuesto, también para empresas».
Begoña es una persona muy responsable, en la que se puede confiar. «Yo quiero que la gente me conozca, por eso, estoy dispuesta a mantener una entrevista previa a cualquier trabajo. Entiendo que es importante que confíen en mí si, por ejemplo, me tienen que dejar las llaves de su casa. La verdad es que me está costando arrancar mi negocio, porque Valladolid es una ciudad muy familiar, donde todo mundo que necesita algo, echa mano de la familia. La mayor parte de la gente que me llama es la que no tiene allegados cerca. Este tipo de negocios en otras ciudades como Madrid o Vitoria, funcionan muy bien», reconoce esta emprendedora, quien asegura haber repartido más de 5.000 folletos.
Lo que más le ha costado a Begoña a la hora de montar su negocio es establecer las tarifas de su servicio. Después de mucho pensar, optó por cobrar en función del tiempo empleado. «Marcar un precio fijo por tipo de recado es un riesgo, ya que no sabes el tiempo que te va a llevar, por ejemplo, entregar un paquete en correos. Puedes tardar unos minutos o una hora, dependiendo de la cola. Hay que valorar el tiempo. El cliente valora el suyo y yo tengo que valorar el mío», indica esta emprendedora que vive del tiempo que le falta a los demás.
El precio lo ha establecido en 15 euros la hora y las particiones de media hora a 10 euros. Ha creado también unos bonos para aquellos que le hacen encargos de forma habitual, y dispone de precios especiales, cuando se trata de una tarea que hay que hacer de forma continuada.
En el proceso de puesta en marcha ha contado con mucha colaboración, sobre todo familiar. «De la página web y del diseño de los folletos publicitarios se han encargado mis hijos. En Ventanilla Única también recibí una gran ayuda. Me asesoraron muy bien y salí muy animada, porque me lo pusieron todo muy fácil», detalla.
Está muy concienciada de la oportunidad que supone el uso de las redes sociales para un negocio como el suyo, y por eso tiene abiertos perfiles corporativos en plataformas como Twitter y Facebook. «Me ha tocado aprender muchas cosas. Yo antes nunca había tenido página web, y a veces me he sentido un poco acomplejada, pero soy consciente de que debo hacerlo y estoy aprendiendo», concluye.
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