Los trece alumnos de Valladolid con mejor expediente académico

Invertir en investigación, clave para poder retener a los mejores

Antonio G. Encinas

Sábado, 9 de mayo 2015, 13:50

Sorprendente. O quizá no tanto. De los catorce brillantes alumnos vallisoletanos que se asomaban a estas páginas el lunes pasado, 11 aseguraban que estaban dispuestos a irse a estudiar, trabajar y construir su vida al extranjero. Un 79%. Pero ojo.Son un 79% de los mejores. Porque todos ellos son estudiantes con expedientes académicos impecables, becados para formarse en Europa, o en Estados Unidos, o que han destacado en las olimpiadas de Física, Química o Matemáticas.

Publicidad

Gerardo Gutiérrez, presidente del GrupoGadea y del Consejo Social de la Universidad de Valladolid, habla desde su doble vertiente académica y empresarial. Y cree que para que los mejores se queden hay que ofrecerles lo mejor tanto en la Universidad como en la empresa. «Debemos preguntarnos si a la hora de cursar su carrera les ofrecemos los mejores centros. ¿Tenemos los mejores sitios para estudiar o para quedarse después? Pues va por barrios. Tenemos algunos departamentos de primera, pero muy pocos, y en general una universidad mediocre, donde no sobresale nadie».

Pero aunque un primer obstáculo pueden ser las carencias universitarias, también lo es una estructura empresarial que no se caracteriza por su apuesta en investigación. «La misma respuesta desde la perspectiva de la empresa. Los buenos no tienen que quedarse solo en la unviersidad sino ir al campo de la empresa, la política. ¿Tenemos buenas empresas? Pocas también», añade Gutiérrez.

El nuevo vicerrector de Desarrollo e Innovación Tecnológica de la UVA, Celedonio Álvarez, explicaba semanas atrás enEl Norte que es necesario que universidad y empresa se acerquen. Que muchas veces los departamentos universitarios tienen la capacidad para realizar esa investigación aplicada que las empresas no pueden acometer porque es una inversión importante cuyos resultados solo se ven a largo plazo.Eso redundaría en beneficios económicos para la propia UVA y en el desarrollo de patentes que mejoren la productividad por parte de las empresas. «Hay que reconocer que no tenemos un nivel especialmente alto ni desde el punto de vista de ciencia, investigación y desarrollo, ni en centros públicos ni en empresas», lamenta GerardoGutiérrez.

Ángela de Miguel, presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios, explica que esa cercanía de la universidad y la empresa «es una de las cosas que los empresarios han pedido a la universidad, que la investigación que se haga tenga una aplicación práctica en la economía real. A veces se hacen investigaciones teóricas y deben potenciarse las que puedan trasladarse a la economía real, porque así avanzamos en conocimiento y en empleo y podemos retener a esos jóvenes con talento».

Publicidad

David García, vicerrector de Investigación y Relaciones Internacionales de la Universidad Miguel de Cervantes, lamenta que la investigación es «en lo primero en que se trata de recortar, y eso es un error gravísimo». Más aún. «Al final cavamos nuestra propia tumba, somos cortoplacistas».

Estar con los mejores

El nuevo esquema social, en el que la globalización es una realidad, hace que estos expertos consultados por El Norte maticen mucho el concepto «retener el talento». Así, Gerardo Gutiérrez considera que «los mejores tienen que estar en los mejores sitios y su proyección profesional les tiene que llevar a ellos».

Publicidad

«Claro que hay que intentar repatriar a los buenos investigadores, pero salvo en determinadas excepciones en grupos determinados, si eres muy bueno en Veterinaria, te tendrás que ir donde merezca la pena. No haría una regla, pero como recomendación a mi hijo le diría que se fuera adonde están los mejores», explica el empresario.

«En el entorno global todos estos intercambios son positivos y enriquecedores para ambas partes», dice David García. «Poder tener profesores y estudiantes de fuera temporales enriquece tu propio sistema. O recaptar a gente que tras hacer su tesis aquí ha estado investigando fuera y puede tener una visión más profunda».

Publicidad

Que el talento vuelva, alerta GerardoGutiérrez, puede albergar una trampa. «Es un mecanismo que se puede aprovechar para favorecer la reinserción de los que se han ido fuera y eso redunda en beneficio de los que estamos alrededor», dice.Pero al mismo tiempo, puede que también vengan solo a poner un cierre a su carrera, y no a crear, a enriquecer. El momento en el que se produzca ese regreso, y las condiciones en que se lleve a cabo, son cruciales. Y pone un ejemplo: Mariano Barbacid. «Es un investigador que salta a la fama junto con Santos, del Centro de Investigación del Cáncer, cuando descubren el papel de los oncogenes. Santos se viene pronto para acá y monta un centro de investigación en Castilla y León. Han hecho cosas, pero no al máximo nivel. Barbacid se quedó más años [enEstados Unidos], pasó a la empresa privada y en un momento determinado los políticos españoles fueron a por él, ya a finales de los noventa, con cincuenta años. Él sabe que va a hacer una aportación importante a investigadores españoles, pero pide un centro que se crea con un presupuesto grande».

Una estructura en caída

Ángela de Miguel lo resume así: «No es un problema que salgan, sino que hay que lograr que se formen, que vuelvan y que aporten».

Y para que aporten deben encontrarse con una estructura empresarial que en España tiende a desaparecer. «Vamos a un modelo de grandes empresas y micropymes y desaparecen las medianas, que pueden dar trabajo a personas con ese perfil de formación. Y tenemos un modelo que no favorece ese crecimiento de las empresas. Hay que crear un ecosistema económico que favorezca el salto de la micropyme a la mediana empresa. Alemania tiene muchas empresas de mediano tamaño que triunfan», explica la presidenta de la CVE.

Publicidad

«No solo es el modelo de Europa. El que más cerca está es el del País Vasco. Fomentar la investigación y el desarrollo y que la política pública sea seria. Y que las empresas favorezcan esos proyectos y permitir que las micropymes crezcan, dar facilidades para que adquieran una dimensión mayor».

Asegura Ángela de Miguel que a veces los costes que supone para una pequeña empresa dar un paso y evolucionar resultan inasumibles. «Hay requisitos que se exigen que hacen que a lo mejor al empresario no le interese por el coste que suponen, porque a veces por contratos públicos se potencia a las empresas muy grandes, o porque la normativa laboral es igual para todos, grandes y pequeños. Y a lo mejor se asfixia tanto a una micro que no le permite crecer».

Noticia Patrocinada

El cambio que propugnan tanto Gutiérrez como De Miguel o García es mucho más profundo que implementar unas subvenciones. Se trata de una reforma estructural que debe hacerse, aseguran, con la vista puesta en el largo plazo. «Se trata de un trabajo de todos y eso conlleva tiempo. La tentación es hacerlo de manera artificial, pero entonces volveremos a lo mismo. Invertir para que todos vuelvan y crearles un trabajo puede sonar bien, pero sería de nuevo un error a medio plazo. Hay que crear bases como han hecho otros países con menos historia que nosotros y con otras características, que se han especializado y han retenido su talento y se han llevado el nuestro», advierte David García.

La universidad y la empresa pueden ser dos bases firmes sobre las que asentar este cambio a un modelo diferente, evolucionado. Algo que, como aseguran, debe llevar aparejada inversión. «Hay que invertir más, porque es la manera de retener el talento, de ser competitivo, que tengas el talento con mayor valor añadido», dice Ángela de Miguel. Y David García pone el colofón: «El talento se quedará aquí cuando seamos capaces de ofrecerle algo atractivo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad