El radar de la avenida de Zamora, que aún no funciona, logra reducir en seco los excesos de velocidad

La mera presencia del poste con la caja del temible radar multicarril de la avenida de Zamora ha conseguido lo impensable en apenas dos semanas al reducir de manera drástica la velocidad con la que los conductores enfilaban hasta su colocación la bajada del viaducto rumbo a la rotonda de Vallsur. Las marcas de frenada antes y después del cinemómetro dan fe de la eficacia del futuro cazador, que por ahora no es más que un señuelo, ya que continúa en periodo de pruebas.

El poste como tal fue instalado el pasado 23 de marzo y, aunque la presencia del radar fue señalizada al día siguiente en ambos sentidos de circulación, la cámara sigue apagada a la espera de su homologación. Pero los frenazos a su sombra se suceden desde entonces y su mera silueta parece ser suficiente para que los conductores pasen por fin a los 50 kilómetros por hora que están establecidos en la avenida y ronden, de paso, los 40 a los que se reduce la velocidad unos metros más adelante de cara al cruce con el Paseo de Zorrilla.

Una situación similar, aunque menos cantosa, se produce en el emplazamiento de otro de los futuros radares con capacidad para multar en ambos sentidos, como es el del número 348 del Paseo de Zorrilla, a la altura de la calle Vinos de la Ribera del Duero, en Parque Alameda. «La verdad es que los nuevos radares están provocando muchos frenazos, pero hay que recordar que el límite en esas vías es el que es, es decir, 50», recuerdan fuentes de la Policía Local. Los cinemómetros recién instalados comenzarán a multar, en principio, durante el mes de mayo.