Un tercio de los cofrades de Semana Santa en Valladolid son mujeres
Alrededor de 12.000 personas pertenecen a alguna de las hermandades que procesionan en estas fechas
Jorge Moreno
Martes, 31 de marzo 2015, 19:07
De Hermanas de devoción (como se las bautizó) a cofrades de pleno derecho. Las mujeres se abren paso en las cofradías vallisoletanas, lentamente y casi con el ritmo que marcan los pasos de la Semana Santa, pero entran. Y todo indica que en un futuro no lejano van a ser un pilar básico para la pervivencia de esta tradición religiosa, convertida en un potencial de su proyección turística nacional y fuente de ingresos para el sector de la hostelería local.
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Así lo cree el presidente de la Junta de Cofradías de Valladolid, Felipe Esteban, que observa «sorprendido», con una memoria de décadas, cómo los capirotes penitentes esconden ya melenas y coletas femeninas. «Al menos el 30% de los participantes en las cofradías son ya mujeres, lo que demuestra que su integración en estas muestras de fervor religioso van a más sin que haya existido problema alguno».
La participación de las mujeres en los pasos procesionales de la Semana Santa vallisoletana ha registrado casi la misma marcha que en otras ciudades españolas, y con un punto de inflexión que sentó cátedra en todo el país cuando el entonces cardenal de Sevilla en el año 2001, el vallisoletano, Carlos Amigo Vallejo, instó en una pastoral a acabar con la discriminación de la mujer en la Semana Santa.
«Las mujeres ya están presentes desde hace años en las cofradías de Valladolid, y lo hacen con un claro interés participativo y para quedarse», dice Felipe Esteban. Su presencia en los desfiles procesionales han dejado de ser anecdóticos para los fotógrafos y turistas.
«Con la presencia de la mujer, las cofradías tienen más vigor y más fuerza. Ellas empujan para mantener la tradición», explica Felipe Esteban, que preside la Junta de Cofradías desde hace un año.
Escaso número
En Valladolid, la cifra de cofrades se sitúa en unas 12.000 personas, un dato que para Esteban es bajo para una ciudad de 321.000 habitantes. Lejos de otras ciudades como Granada, que tiene unos 18.000 repartidos en sus 24 hermandades.
Cuatro féminas han sido pregoneras en los últimos 16 años
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Si la presencia de la mujer se ha ido incrementando en la Semana Santa vallisoletana, no lo ha sido tanto desde el punto de vista de los actos estrellas como son el Pregón. Desde el año 1999 hasta esteaño tan sólo cuatro mujeres han sido las encargadas de pronunciar los discursos con los que se da inicio a esta Semana de Pasión. La actriz Concha Velasco se subió en 1999 a la tribuna de la catedral para ensalzar a los grandes imagineros de la escuela castellana. Un año después, la periodista Paloma Gómez Borrero instó a conservar las tradiciones. En 2002, se le encargó a Ana Botella, esposa del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, quien en su discurso sobre «la precariedad de la vida». La última fueen 2012 Soraya Sáez, vicepresidenta del Gobierno.
La Cofradía de La Piedad es la que más miembros tiene (1.800) seguida de la de la Vera Cruz (1.300). En este último caso, el número de nuevos socios ha aumentado en 50 respecto al pasado 2014. Para apuntarse a una cofradía se exige estar bautizado en la iglesia católica y abonar unos 30 euros anuales para los adultos e infantil unos 15, ingresos que se utilizan también para el mantenimiento de la iglesia y el pago de los actos religiosos.
Para que hubiera mayor participación, las cofradías vallisoletanas se plantean como reto incrementar el número de asociados procedentes de la cantera infantil.
«Es primordial que en una familia se inculquen este sentimiento de pertenencia a una cofradía. La situación actual de crisis también está afectado a esta situación», dice el presidente de la Junta de Cofradías,
Para Felipe Esteban los actos de celebración de la Semana Santa de Valladolid siempre tienen que ir acompañados del disfrute de las vacaciones escolares.
«En Castilla y León no es posible concebir que este periodo vacacional se altere por otras semanas que no coincidan con la celebración de las procesiones religiosas. Si hay clase al día siguientes y los niños no pueden participar en los actos, la presencia en las calles se reduce», explica.
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