Enrique Berzal
Sábado, 7 de febrero 2015, 09:14
«España votó ayer. Fue una votación en masa de todo un pueblo con ansias de hablar tras cuarenta años de silencio, cuarenta años que ya casi se han convertido en un tópico». El Norte de Castilla se sumaba a la alegría generalizada de aquella democracia en pañales y apoyaba, editorial en mano, la primera convocatoria de elecciones libres tras más de 40 años de dictadura. Las últimas, las de febrero de 1936, poco tenían que ver con estas del 15 de junio de 1977; aquella España polarizada en bandos irreconciliables distaba bastante de la moderación y el empeño común que animaban la convocatoria impulsaba por el gobierno que presidía Adolfo Suárez.
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«Es una prueba evidente del interés que el pueblo tenía en, por qué no decirlo, recuperar el poder sobre sus destinos. Ahora, el juego democrático, más pronto o más tarde, producirá leyes y gobiernos de un signo u otro, pero serán ya, de verdad, leyes y gobiernos que el pueblo se ha dado a sí mismo», señalaba el decano de la prensa.
Era, en efecto, una democracia por estrenar, y todos los partidos, independientemente de su fuerza, reconocían su inexperiencia en estas lides. Las campañas se hacían sin apenas medios y con materiales muy rudimentarios, los mítines se convertían en eventos impactantes para aquellos ciudadanos que se estrenaban frente a las urnas sin cortapisas totalitarias. Mítines en los que no faltaban, claro está, la presencia de las principales figuras nacionales.
Entre los más destacados, el del Partido Comunista en el Polideportivo Huerta del Rey, su primer mitin en la legalidad. Celebrado el 23 de abril, el acto contó, además de con las palabras de Santiago Carrillo, con la intervención de Julián Ariza y César de Prada. El secretario general del PCE se refirió, entre los aplausos de las aproximadamente 10.000 personas que abarrotaban el recinto, a «la Castilla de los comuneros. La Castilla de los hombres que se levantaron contra la monarquía extranjera defendiendo las libertades. La Castilla que desgraciadamente fue vencida pero que de haber triunfado quizá hubiera cambiado de curso la Historia».
No menos relevante fue el mitin de Felipe González en ese mismo escenario, ante similar número de asistentes. Fue el 16 de mayo y entre mástiles, banderas del Partido Socialista y pendones morados, el secretario general del PSOE pidió la «amnistía total». González volvería a visitar el Polideportivo vallisoletano el 11 de junio, esta vez ante el doble de público y con el mensaje de que «Pedro Gómez Bosque ya es senador por Valladolid».
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Alianza Popular también contó con la presencia en nuestra ciudad de líderes nacionales como Licinio de la Fuente, que en el mes de marzo hacía la presentación oficial del partido en el Teatro Calderón bajo el rótulo: «Somos moderados, dialogantes y transigentes». El 15 de abril les tocó el turno a Manuel Fraga, Federico Silva Muñoz y José María Ruiz Gallardón, quienes en el Polideportivo Huerta del Rey, ante unos 3.000 congregados, lanzaron duros ataques a la izquierda y propugnaron «una sola España» frente a las nacionalidades, y la regionalización frente a la autonomía.
El centrista Francisco Fernández Ordóñez hizo lo propio a finales de abril en el Teatro Calderón, acompañado de Eduardo Moreno y Joaquín Guijarro. Los socialdemócratas, insertos en UCD, abanderaron la pancarta «Por una España Joven y Solidaria», alabaron la potencialidad de Castilla, se opusieron a las centrales nucleares y denunciaron la explotación económica que, a su juicio, sufría esta tierra.
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La UCD tuvo en la intervención, el 11 de junio de 1977, de Leopoldo Calvo Sotelo, José Luis Álvarez, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Fernández Ordóñez su acto de presentación de candidatos más destacado, al que siguió el de Ignacio Camuñas y Joaquín Garrigues Walker en el Teatro Calderón el 7 de julio.
No menos comentado fue el mitin celebrado en marzo de este mismo año por Fuerza Nueva, partido que, encabezado por Blas Piñar, arremetió contra el Gobierno, la monarquía liberal y los partidos políticos, a la vez que alababa la «austeridad, sobriedad y reciedumbre» de los castellanos.
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Los principales cabezas de lista vallisoletanos, desde los populares Fernando Velasco y Nelda Herrero, pasando por los centristas Adolfo Sánchez, Eduardo Moreno, Luis Miguel Enciso y Alejandro Royo Villanova, los socialistas Gregorio Peces Barba, Juan Colino y Pedro Gómez Bosque, y los comunistas Julián Ariza, César de Prada y Julio Valdeón, afrontaban unas elecciones que a escala nacional parecían dar la ventaja a UCD.
La jornada del 15 de junio de 1977 transcurrió sin apenas incidentes en Valladolid; hubo, eso sí, anécdotas derivadas de la inexperiencia ciudadana, como aquella anciana que solo quería votar «Sí» y se negaba a apoyar una candidatura concreta, o quienes acudían para dar su voto, únicamente, a Adolfo Suárez o a Felipe González.
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Al igual que en el conjunto del país, la UCD se impuso en la provincia vallisoletana, si bien por delante de un PSOE que, sobre todo en la capital, había logrado acortar distancias hasta extremos insospechados. En efecto, si en la provincia los centristas lograban el 42% de los sufragios frente al 31% del PSOE, en Valladolid ciudad la diferencia se reducía considerablemente: 38,81% frente 35,07%. PCE y AP fueron los grandes derrotados, sobre todo los comunistas, que en el conjunto de la provincia, a diferencia de lo ocurrido a escala nacional, quedaban por detrás de la formación liderada por Fraga (no así en la capital).
Lo mismo ocurrió con grupúsculos como Falange Auténtica, la Alianza Nacional del 18 de julio, denominación que hacía referencia al acuerdo electoral entre FE-JONS y Fuerza Nueva, y los todavía no legalizados PTE, ORT y MCE, que se vieron obligados a presentarse bajo la forma de agrupaciones electorales (Frente Democrático de la Izquierda, Agrupación Electoral de Trabajadores y Candidatura Unitaria Izquierda Regionalista, respectivamente).
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Dichos resultados otorgaron escaño en el Congreso de los Diputados a los centristas Adolfo Sánchez García, Eduardo Moreno Díez y María Teresa Revilla López, y a los socialistas Gregorio Peces Barba y Juan Colino Salamanca. Para el Senado, a los militantes de UCD Luis Miguel Enciso, Antonio Martín Descalzo y Alejandro Royo-Villanova, y al socialista Pedro Gómez Bosque. Para El Norte de Castilla, la lectura de los comicios era evidente: «l pueblo español () quiere andar un camino muy concreto que quizás ya tiene un nombre: el de un Gobierno de centro izquierda».
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