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Víctor Alonso Monge (i), José Antonio Martínez Bermejo, Alberto Martínez Peña, Luis Argüello, Antonio Piedra, Jorge Tamargo, Víctor Manuel Coloma, Arturo Alvarado y Carlos Aganzo posan frente al monasterio.
Palazuelos cumple 801 años en plena transformación cultural, social y turística

Palazuelos cumple 801 años en plena transformación cultural, social y turística

La restauración del coro y la pavimentación del exterior, acciones próximas en el monasterio

Lorena Sancho Yuste

Miércoles, 19 de noviembre 2014, 19:51

El tiempo detenido, anclado, se asoma entre la arquitectura del Císter acompasado, a lo lejos, por esos trenes que dejan su huella sonora en un línea cercana. Hace 801 años que Alfonso VIII donó estas tierras para que los monjes de San Andrés de Valvenía construyeran aquí este monasterio, el de Santa María de Palazuelos. Y tras un sinfín de usos, de capítulos históricos y pasajes de ruina y reconstrucción, el Ayuntamiento de Cabezón afronta actualmente la recuperación del que se ya se erige en uno de los emblemas de sus ciudadanos.

Se hicieron cargo de él en el año 2012, tras la cesión por parte del Arzobispado, y desde entonces, más de 115.000 euros, procedentes de la colaboración de diversas instituciones, ofrecen un paulatino lavado de cara para un monumento que sueña con estar siempre vivo, con una programación cultural, social y económica desde el punto de vista turístico. «Entre todos hemos logrado que el monasterio vuelva a tomar vida, con conciertos, poesía, celebración del bicentenario de la Guerra de la Independencia y la conmemoración el pasado año del 800 aniversario», destacó el alcalde, Víctor Manuel Coloma.

Desde mayo de 2013, el Ayuntamiento se embarcó en un proyecto cultural que busca la recuperación no solo cultural del templo, sino también patrimonial. En esas está el arquitecto director del mismo, Juan Alberto Martínez Peña, quien destacó dos pequeñas actuaciones realizadas hasa ahora, como el asentamiento del suelo y su cubrición con tarima, y la apertura de la recepción al visitante.

En este momento, su objetivo es «unir esfuerzos públicos y privados y establecer estrategias» para transformar el sector del patrimonio en un sector dinámico. La meta más próxima será la restauración del coro de Juan de Nates, que ha perdido geometría y cuyo arco empieza a perder su capacidad de trabajo por la deformación física. Para determinar su diagnóstico, cuentan con técnicas de topografía y fotogrametría pioneras a nivel mundial gracias a la colaboración de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valladolid.

La otra actuación más inmediata será la del acondicionamiento de la plaza de acceso y del entorno del monasterio, «que potenciará la presencia del monumento tanto de día como en horas de escasez de luz», señaló el arquitecto.

El objetivo así, su ensoñación, dijo, es que el monasterio sea algo vivo para siempre, que no finalicen nunca los trabajos con el triple fin cultural, social y económico. Cultural, por un lado, con su restauración monumental, documentación, análisis arqueológico, programas de investigación, convenios con centros docentes y aspectos culturales, musicales y teatrales.

En lo que al aspecto social se refiere, destaca la señalización turística, la web, su vinculación con el císter y con el Canal de Castilla, así como con un yacimiento de empleo que se ha puesto en marcha a través de dos programas duales en los que han participado jóvenes que han aprendido técnicas de restauración. Finalmente, el aspecto económico se completa con la búsqueda de financiación dentro de las administraciones públicas y privadas, así como con la participación de la sociedad civil.

Hallazgos arqueológicos

Los trabajos llevados a cabo dentro del proyecto cultural que se desarrolla desde mayo de 2013 han incluido también diversas excavaciones que han estado dirigidas por Arturo Alvarado. Principalmente centradas en los enterramientos, pues el arqueólogo asegura que desde su origen este monasterio estuvo ideado como lugar de enterramiento por parte de la familia de Alfonso Téllez de Meneses, quien encargó su levantamiento.

La capilla de Santa Inés alberga así los restos de Alfonso Téllez de Meneses y de otros miembros de este linaje, pero además, tras extraer los sarcófagos, han podido comprobar que había otros enterramientos de otros miembros de la familia.

Han aparecido así los restos de un varón con espuelas en los pies, «lo que hace ver que era un caballero», enterrado en una especie de bañera revestida de cal, «muy inusual». Además, con el tiempo se fueron enterrando otras personas no vinculadas con los Téllez de Meneses, cuyos enterramientos se han ido desdibujando pero que han permitido sacar a la luz algunos objetos novedosos. Es el caso de un lote de cerámica encontrada en una tumba, donde destaca una tetera de una dinastía china. «Estaba colocada en un enterramiento de un señor que probablemente no sabría lo que era el té», añadió.

Las excavaciones en los claustros, por su parte, han permitido sacar a la luz el suelo de cantos original del siglo XVI, mientras que a los pies de la iglesia ha salido la puerta original, de más de 5 metros de altura.

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