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Soraya y Tamara, empleadas del nuevo bar Las Alitas.
La calle de las alitas, el cemento y el carné de conducir en 24 horas

La calle de las alitas, el cemento y el carné de conducir en 24 horas

Los comercios de Penitencia, en el barrio de Hospital, se reinventan para conseguir nuevos clientes

Víctor Vela

Lunes, 17 de noviembre 2014, 18:15

GaudencioPeña, el hijo de Marciano, se vino a Valladolid con tan solo nueve añitos, con los campos familiares de cebada y remolacha en la retina y un pupitre reservado en el colegio San Agustín. Fue la avanzadilla. El resto de su hogar se quedaría unos años más en Langayo hasta que el deseo por labrarse un futuro (y no solo las tierras de labor)acercó hasta la capital a toda la familia. Eso sí, el destino elegido fue justo el resultante de doblar el mapa de Valladolid por la mitad y ocupar las antípodas del San Agustín. Y así, los Peña se instalaron hace casi 40 años en La Rondilla y las cuentas comenzaron a cuadrar con el resultado de la tienda que abrieron en la calle Penitencia, frente a las tapias de Sabadell, que iban desde la zona donde aún tiene el establecimiento de pan y leche hasta la gasolinera de la avenida de Palencia y que delimitaba una de las grandes fincas del norte de la ciudad. Comestibles Gauden es uno de los históricos de esta vía del barrio de Hospital y las estanterías de la tienda rezuman el espíritu de esos negocios que, año tras año, han construido su propia personalidad con el apoyo de unos clientes que han convertido en cotidiano el hecho de comprar aquí el pan, las latas de conserva o las rosquillas de Traspinedo. «Es un barrio envejecido», recuerda Gauden.Yes verdad. El 42%de la población de la zona tiene más de 65 años.El 9,6%tiene menos de 19. «Antes, por ejemplo, venía mucha gente al centro de salud de La Magdalena, pero desde que abrieron el de La Rondilla hay menos pacientes... y eso trae menos gente por la zona», explica Gaude. A la larga, conlleva menos clientes para la tienda.

Pero aún así, Penitencia se beneficia, por ejemplo, de la cercanía de las facultades. Bien mirado, es zona estudiantil. Yhay que saber aprovecharse de ello. Apostar, por lo menos. Es lo que ha hecho Félix Fernández. Vecino de la avenida de Palencia, descubrió en Madrid el invento que acercaría hasta Valladolid. ¡Alitas de pollo! ¿Que pides un verdejo?Alitas de tapa. ¿Una cañita?Alitas. ¿El riberita? Más alitas. Dicen que sirven cerca de cien kilos a la semana. Y claro, tampoco había que dar muchas vueltas para bautizar al bar. Se llama Las Alitas, abrió hace dos meses y Félix explica que, pasito a pasito, se van haciendo un hueco en el barrio, aprovechándose del elevado número de vecinos que hay en la zona... y sí, de la cercanía de la Universidad. La especialidad es esa tapa de alitas que se ofrece con la consumición y que se aliña con sal y un toque especial al salir de cocina.

La moraleja es buscar nicho, encontrar un elemento diferenciador para destacar en el complicado mundo empresarial y comercial. Álvaro Barrera y Elena Álvarez lo tenían clarísimo cuando eligieron Valladolid para abrir hace unos meses su autoescuela. El negocio viene de familia, de la academia de conducción que ya tenían en El Barco de Ávila. Cuenta Elena que su primera parada fue Madrid. Allí Álvaro trabajó como profesor para una autoescuela.«Pero aquello es de locos». Así que se vinieron para Valladolid con un nuevo concepto a la hora de enseñar a conducir:cursos intensivos para sacarse el teórico con 24 horas de estudio. No en un día, claro, pero sí en dos semanas, a razón de tres horas cada día laborable. No vale con coger los test, llevárselos a casa y repetirlos una y otra vez hasta memorizarlos.«Lo que nosotros hacemos es volver un poco a lo que se hacía antes. Tres horas de clase, de teoría y explicaciones en la autoescuela, cada día». De 10:00 a 13:00 o de 17:00 a 20:00 horas. Y luego, cuestionarios para resolver en casa. El compromiso es que en dos semanas (con 24 horas de lecciones) se habrá sacado el carné. Ysi no, dicen, devuelven el dinero.«El único compromiso que ponemos es venir a clase y aprobar aquí los test. Si eso ocurre y luego en Tráfico te suspenden, reembolsamos el dinero», apunta Elena. Lo han hecho ya en el caso de un alumno desde que abrieron Cum Laude en abril.

Justo al lado, unos azulejos incrustados en la pared anuncian el negocio de material de construcción Fede. Javier y Diego atienden a los particulares, las pequeñas empresas y los albañiles profesionales que se acercan por aquí para conseguir desde cemento hasta escayola. La crisis de la construcción afecta, claro, como en todas partes, pero también se ha notado un mayor esfuerzo por las rehabilitaciones. A falta de nuevos bloques, siempre es necesario poner a punto los ya existentes.

José Eduardo Lamas trabajó, precisamente, durante muchos años en la construcción hasta que el andamio le dijo bájate. Hace un año, junto a su hermana Merche, se puso al frente de Frutas La Mas...Antes esto era Frutas Cere, con treinta años de historia en la calle, pero la nueva generación de la familia quiso darle un nuevo aire a la tienda cambiándole el nombre y apostando por los productos de la tierra, por la fruta seleccionada (mucha viene de sus raíces en Toro:manzanas, peras) y las legumbres de Salamanca.

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