Hallan el esqueleto de un indigente que murió hace meses en Tordesillas

La soledad, solo rota por las visitas esporádicas de algunos familiares, acompañó durante sus últimos años a un hombre de 68 años que llevaba casi un lustro malviviendo en una antigua casa, que carecía de luz y agua, enclavada en una finca agrícola situada a las afueras de Tordesillas. Allí fue encontrado su cadáver el pasado jueves al mediodía por una vecina que paseaba a su perro por el entorno. El primer examen forense dictaminó que llevaba varios meses muerto, en principio, desde comienzos de verano. El calendario de la pared de la estancia principal de la caseta, eso sí, estaba fijo en el mes de diciembre de 2013.

Sea como fuere, lo cierto es que la víctima falleció según todos los indicios, por causas naturales tiempo atrás, ya que su cuerpo se hallaba literalmente en el esqueleto y tendido en la citada estancia principal de la maltrecha vivienda, en cuya mesa aún se encontraban los restos de un aparente desayuno junto a un par de botellas de alcohol.

El avanzado estado de descomposición del cadáver impidió a los forenses verificar la identidad de los restos por las vías habituales huellas, reconocimiento físico..., por lo que han remitido a los laboratorios de Madrid las pertinentes muestras de ADN. Así que, salvo sorpresa, aún tendrán que pasar unos meses para que lleguen los resultados que confirmen, como todo parece indicar, que se trata de Manuel Jesús P. R., un salmantino de 68 años que llevaba un lustro ocupando la citada caseta de la finca La Josa. Su cuerpo permanecerá hasta entonces en el Instituto de Medicina Legal.

En el último caso similar, registrado el 15 de junio en la capital allí fue encontrado el cuerpo de un vecino de Pilarica que llevaba cuatro años muerto, pasaron cuatro meses hasta que llegaron los resultados del ADN. El cadáver, de hecho, fue enterrado el lunes de esta misma semana.

Ante miles de personas

Lo singular de este nuevo hallazgo de una víctima de la soledad es que la caseta en la que murió fulminado este hombre hace meses los que fuera, pero meses se encuentra al borde del camino por el que discurre la celebración del Toro de la Vega, a medio camino entre el puente del Duero y el pinar del pago de Valdegalindo, es decir, que ante su puerta pasaron miles de personas hace casi dos meses sin que nadie se percatara de la presencia del cuerpo.

Manolo, como le conocían en el municipio, «vivía solo desde que llegó hace unos cinco años y, aunque tenía familia en Salamanca, apenas se relacionaba más allá de recibir alguna visita esporádica en la que no dejaba ni entrar a sus familiares a la caseta», relataba ayer un vecino, quien recordó que apenas le conocían salvo de verle «por los bares».

El estado de su cuerpo apunta a que esta vez había pasado demasiado tiempo desde que el inquilino de la antigua vivienda de la finca La Josa recibiera su última visita. La Guardia Civil, que investiga los hechos, descarta, en cualquier caso, que se tratase de una muerte violenta.