Víctor Vela
Miércoles, 5 de noviembre 2014, 19:38
La periodista Olga Rodríguez recuerda aquella jornada del año 2003 en el que una bomba cayó a su lado en un mercado de Bagdad. Y pudo ver los cadáveres. Los cuerpos sin vida de casi cuarenta personas, "la mayoría mujeres y niños". Cogió su teléfono y llamó a la redacción de la radio para la que trabajaba. Pero allí, a miles de kilómetros de distancia, las preocupaciones informativas eran otras. "No fue hasta que llegaron los compañeros de Reuters y enviaron un teletipo urgente que empezaron a hacerme caso", rememora. Pero ella estuvo allí al principio. "Fue casualidad, es verdad", reconoce, pero estuvo allí.
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El papel del periodista que sale, que va, que mira, pregunta... que cuenta.
Olga Rodríguez ha sido la encargada de abrir este miércoles por la mañana la quinta edición del ciclo de conferencias Inforuva, que organiza el Área de Periodismo de la Universidad de Valladolid. Y lo ha hecho en una sala abarrotada, llena de jóvenes estudiantes de Periodismo, de futuros profesionales con ganas de escuchar a una reportera de largo aliento y envidiable currículo en territorio comanche. En 2003 cubrió desde Bagdad la guerra de Irak y fue testigo directo del ataque estadounidense que mató al cámara José Couso. Ha sido corresponsal en Afganistán, en Yemen, en Siria. Con la Cadena Ser, Cuatro, CNN+. Vivió las revueltas árabes de 2011. Hoy escribe para eldiario.es, La Marea, Tinta Libre. Y defiende un discurso sobre el papel del periodista en la sociedad, que ayer trasladó a los estudiantes de la UVA.
"Tenéis que haceros una preguntas básica", les dijo a los universitarios. Y la pregunta es: ¿Por qué habéis elegido esta carrera? "Hay varias respuestas: para salir en la tele, para cambiar las cosas, para remover conciencias...". Y una vez contestada, Rodríguez defiende que en el periodismo no hay cabida para la equidistancia. "No se puede situar en el mismo lugar a opresores o a oprimidos, a víctimas y verdugos, a violadores y violada".
Y puso un ejemplo. "Imaginad que estáis en la Alemania nazi. Un portavoz de la comunidad judía denuncia ante vosotros un genocidio. El ministro Goebbles os dice que no hay ninguna persecución hacia los judíos. O imaginad Sudáfrica. Mandela denuncia la situación en la que viven las personas negras y el Gobierno dice que eso no es verdad". ¿Qué hacer como periodistas? ¿Limitarse a contar las dos opciones? "No cabe la equidistancia. Hay que salir a la calle y contar lo que está pasando. Hay que ser valientes. No tenemos nada que perder, pero sí que tenemos una responsabilidad con la sociedad. Hay que sospechar del poder y vigilarlo de cerca. Hay que darle un altavoz a quien no lo tiene. No basta con contar el qué, el cómo, el cuándo y el dónde. Hay que explicar el 'por qué'. Y en el 'por qué' está la esencia del periodismo".
En un momento complicado para la profesión (recortes, crisis, cierre de medios...), Rodríguez entiende que el periodismo solo pervivirá si es contrapoder. "Si estamos al servicio del poder, no hacemos periodismo. Y lo que es peor, sin periodistas no hay democracia y la libertad será menos libre. Debéis preguntaros si queréis ser dóciles... y si la respuesta es sí, entonces, elegid otra carrera".
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La reportera recordó que la labor del periodista está vinculada a un servicio público (que lo es pese a que se desarrolle a través de medios privados) y a un derecho fundamental. "Así, los periodistas, además de exigir un salario digno y unas condicione laborales dignas, tenemos la obligación moral de exigir que los convenios también protejan la calidad de la información".
En este sentido, lamenta que haya medios de comunicación que antepongan los criterios económicos a los informativos. "Los directivos de muchos medios han dejado de ser periodistas y han pasado a ser empresarios que plantean un funcionamiento de trabajo que busca el máximo beneficio en el menor tiempo posible, aunque eso afecte a la calidad de información". "Y los periodistas tenemos que apostar por la calidad, porque eso lleva a una sociedad mejor formada". Y en este contexto, Rodríguez recordó que un buen valor es "no tener hipotecas". "Ha habido periodistas que se han dejado comprar por el poder político y económico a cambio de creer que forman parte de una élite. A cambio de palmaditas en la espalda, un cierto periodismo se ha dejado querer. Y eso ha llevado a estructuras de poder podridas. El periodismo tiene que reaccionar y recuperar su papel", concluye Rodríguez, quien lamenta que uno de los ámbitos más afectados haya sido, precisamente, el de la información Internacional en la que ella ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional.
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