Una mujer trabaja en la granja de pollos que se levanta en Aldea de San Miguel.

Cincuenta particulares financian la primera granja de pollos ecológicos de la provincia

Vidal Arranz

Domingo, 12 de octubre 2014, 14:09

A la izquierda de la carretera de Aldea de San Miguel, poco antes de llegar a la entrada principal al pueblo, sale un camino que conduce a la finca que albergará la primera granja de pollos ecológicos de Valladolid. Allí un grupo de personas trabaja afanosamente con paja y barro, el material básico con el que se construirán las naves y patios por las que, dentro de unos meses, corretearán 750 aves. Pero de entre los aspectos singulares del proyecto, seguramente el más destacado sea que ha sido posible gracias a la colaboración de medio centenar de prestamistas desinteresados que no cobrarán ningún interés por su dinero.

Publicidad

Marina Frutos de Diego, la propietaria de la granja, tiene 37 años, es veterinaria y vecina de Aldea de San Miguel. Y no tiene ninguna duda de que el proyecto hubiera sido más difícil, incluso imposible, sin el apoyo de esos ciudadanos desinteresados que le han aportado ya 30.000 euros y que espera que lleguen en breve a los 40.000 que solicitó a Fiare. «Si vas a un banco a pedir dinero sOlo les preocupa la rentabilidad, pero cuando la gente participa de este modo supone un apoyo moral al proyecto. Se hace más llevadero», explica. De hecho, en su caso, muchos de ellos se han desplazado hasta la granja para conocerla, darle ánimos, e incluso echar una mano con la construcción bioclimática. Y es que en la obra trabajan dos operarios profesionales, pero a ellos se suman muchos voluntarios ocasionales, como familiares, amigos o incluso prestamistas. «Sienten que el proyecto es de todos, y luego muchos serán clientes y comprarán nuestros pollos».

A día de hoy, la granja ha levantado ya su nave principal y en los próximos días hará lo propio con los patios en los que podrán corretear libres las aves. La decisión de recurrir a un tipo de construcción tradicional como el que están utilizando obedece a varios motivos. Por una parte, es más barata que una obra convencional, «pero solo si estás dispuesto a trabajar tú, o cuentas con gente que te ayude, porque requiere más tiempo», explica Marina. Por otro lado, se trata de una construcción bioclimática que resulta más eficiente térmicamente que un edificio convencional: esto es, preserva del calor en verano y del frío en invierno. Esto es clave en un entorno rural sin suministro eléctrico regular para sistemas de calefacción o ventilación.

Pero lo que hace «ecológica» la granja de Marina, que se llamará Pollos de Aldea, no es su edificio de adobe, sino el modo como se cría a los animales. El requisito principal para obtener la buscada calificación eco es que las enfermedades de los animales no sean tratadas con medicamentos químicos, lo que obliga a ser especialmente escrupulosos en la prevención. Para ello, la granja dispondrá de estancias y patios excedentarios con el fin de garantizar la rotación espacial de los animales cada mes y que sea posible proceder a una periódica limpieza y desinfección de los lugares liberados.

El otro rasgo decisivo tiene que ver con el tipo de alimentación. A diferencia de las granjas normales, que alimentan los pollos con piensos altamente proteicos para que alcancen el peso óptimo en sOlo 35 o 40 días, la de Marina utilizará piensos normales y duplicará el tiempo dedicado a la alimentación y engorde de los animales. Con lo que serán sacrificados a partir de los 85 días.

Publicidad

Finalmente, la existencia de amplios patios permitirá que las aves correteen en semilibertad, a diferencia de lo que ocurre en las granjas normales, donde apenas tienen espacio para moverse.

Redes de comercio

Pollos de Aldea no será una granja productora de huevos, sino de pollos para el sacrificio y consumo. El sacrificio se realizará en Amayuelas (Palencia) y luego se buscarán redes de comercio ecológico para la distribución. «Producir huevos es otra línea diferente. Al principio nos lo planteamos, pero vimos que ya había una granja de ese tipo en Megeces, Granja Tablares, y optamos por esta otra opción de engorde de pollos». Ahora sOlo espera concluir la obra cuanto antes, y que el Ayuntamiento, primero, y la Consejería de Agricultura, después, les concedan los permisos necesarios para llevar los pollos e iniciar su actividad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad