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J. Sanz
Miércoles, 8 de octubre 2014, 11:42
El autor confeso del crimen del Clínico, que siempre ha reconocido los hechos, hizo ayer uso de su derecho a la última palabra para pedir perdón a la familia del hombre al que arrebató la vida de un certero navajazo en el corazón el 15 de julio del año pasado. «Siento mucho lo ocurrido y solo puedo decir que mi intención no era acabar con la vida de esa persona, pero no puedo volver el tiempo hacia atrás...», lamentó Domingo S. J. M., de 50 años, ante unos miembros del jurado popular que hoy comenzaran su deliberación para decidir no tanto su culpabilidad, que él mismo ha confesado, como las circunstancias que rodearon la agresión. Estas determinarán lo abultado de la condena que recaerá sobre el acusado.
La batalla legal entre las acusaciones y la defensa se centró ayer en intentar demostrar ante el tribunal popular, formado por seis mujeres y tres hombres, que el agresor atacó «de forma sorpresiva y sin dar posibilidad alguna a la víctima de repeler el ataque», en el caso de los acusadores, o bien que el fallecido sí tuvo opción, al menos, de defenderse y que el hoy acusado actuó fruto de un «arrebato», según la defensa.
La cuestión no es menor, ya que los hechos que declare probados el jurado determinarán si el acusado es condenado por asesinato el fiscal pide 16 años de prisión y la familia eleva la pena a 20 o por homicidio aquí la condena se reduciría en cualquier caso por debajo de 15 años.
«Credibilidad absoluta»
¿Con qué cartas juega la defensa de un autor confeso? Pues el abogado del acusado limitó su alegato final a desmontar la versión de la hermana del fallecido y testigo de los hechos. «Su testimonio es una sarta de mentiras y de contradicciones sobre las que sustenta la acusación de asesinato», señaló el letrado antes de desgranar que otros testigos objetivos dos vigilantes y un sanitario invalidan lo dicho por la hermana en el sentido de que «atacó por sorpresa y sin mediar palabra» a Domingo M. R., de 37 años, quien murió de una punzada en el corazón.
Las acusaciones, por contra, dan una «credibilidad absoluta» a la hermana y argumentan que el acusado «ya acudió al servicio de Urgencias con una navaja abierta en el bolsillo, la sacó sin que nadie se metiera por el medio y se la clavó a la víctima de forma súbita en venganza» por las lesiones sufridas horas antes por su madre en una pelea entre ambas familias registrada en Barrio España.
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