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Jorge Moreno
Jueves, 11 de septiembre 2014, 18:25
Superado el ecuador de su misión al frente de las fuerzas militares de Naciones Unidas en el Líbano, el general Andrés Chapa (Madrid, 1960) explica que la situación en ese país no se puede comparar con la guerra que ha sufrido Gaza este verano o con los enfrentamientos en Siria. Pese a los seis cohetes que el pasado julio Israel lanzó cerca de la zona de la base con más de 450 españoles, advirtiendo antes, el contingente multinacional trata de cumplir con el cese de hostilidades entre Israel y el Líbano.
Tras cuatro meses al frente de la base de UNIFIL en Marjayoun, ¿qué valoración hace?
Pues positiva, aplicando esa máxima de los militares de que si no hay noticia, son buenas noticias. Gracias a Dios no hemos tenido ningún incidente grave de reseñar, excepto una mordedura de víbora cuando un soldado de Transmisiones revisaba unos equipos y algunos accidentados por circulación por las malas carreteras que hay en esta zona.
¿Y es difícil gobernar una brigada multinacional con serbios, chinos o indonesios?
Si dijese que es fácil podría venir todo el mundo. Se precisa una preparación como todo en la vida. Con el contingente ha habido que amoldarse a su cultura al igual que ellos se amoldan a la nuestra.
¿Y ha encontrado diferencias en cuanto a la organización de las unidades no españolas?
No porque, por ejemplo, los serbios actúan dentro de nuestro acuerdo de entendimiento y ejecutan la misión según se les indica. En cuanto a los salvadoreños, han tenido un periodo de instrucción en España. En la Brigada, además, hay un equipo chino de 40 personas para la atención médica. Este grupo también nos ha facilitado bastantes pruebas médicas y analíticas. Con la mordedura actuaron ellos inicialmente. Los españoles hemos aprendido y supongo que sea recíproco.
General, cuando llegó al Líbano la situación era de mayor calma que la registrada este verano.
La situación en este país no es como se puede ver por la televisión en la franja de Gaza, que está a unos 200 kilómetros. Las imágenes de destrucción en esa zona no se pueden comparar con el lanzamiento contado de cohetes que ha habido en el Líbano en julio. Ello puede crear un estado de alarma en las familias que no es real. Por otra parte, no hemos venido al Líbano de vacaciones, sino a realizar una misión importante para la ONU, que está siendo de las más exitosas. Si comparamos la situación con la que se vivió aquí en el 2008, que también estuve, pues hay que reconocer que éste es un momento de mayor incertidumbre. En cualquier caso, estamos preparados para cualquier lanzamiento.
¿Israel les avisó?
Sí, así es. Nos dijo que iba a dar una respuesta controlada y, con tiempo de unos quince minutos, actuamos rápidamente para evitar daños personales y materiales. Desde mi despacho vi como caían los proyectiles en una zona no habitada. Los conflictos bélicos tienen un riesgo. Fue una ataque a suelo libanés controlable que nada tiene que ver con lo que sucede en otros puntos. La situación actual es de calma, pero de fragilidad. No hay una tensión importante, pero puede suceder alguna crisis puntual.
¿Qué papel juega Israel?
Es un actor más con el que Naciones Unidas tiene que contar. Y los hacemos en reuniones tripartitas en las que están tanto los libaneses como israelíes. La guerra entre ambos fue bastante dolorosa y la misión de UNIFIL ahora es que haya, al menos, un cese de hostilidades.
En este tiempo se ha producido una expansión de yijadistas...
En España se mete todo en el mismo bombo, pero no lo es. El movimiento de las alas de una mariposa puede ser un huracán en otra parte del mundo, pero en este caso no se puede mezclar pese a que estos grupos actúan en un zona cercana a la frontera con Siria. No se puede negar que repercute aquí, y el -gobierno del Líbano está preocupado por los asaltos que afectan a su soberanía.
¿Está preparado el gobierno libanés para responder a los yijadistas?
Hoy en día ningún conflicto lo puede resolver un país de forma individual. La ONU está trabajando con el Líbano en esta línea.
Algún sector de la opinión pública cree que, si se complica más la situación en suelo libanés, España debería abandonar este país.
Lo desconozco, aunque cualquier escenario se puede contemplar. Pero lo que sí sería una buena noticia es que cuando cumpliésemos la misión nos pudiéramos retirar.
Una ciudad en el alma
Se quejan algunos militares españoles de que es excesivo estar seis meses sin poder salir de permiso de la base de Marjayoun...
Es cierto que esta situación repercute en las familias, pero hay que ver los costes que suponen para España estos descansos.
¿Cómo se trata de paliar esta circunstancia?
Se ha favorecido la instalación de nuevas tecnologías para que el militar pueda hablar y ver por Internet a la familia por videoconferencia y también se han puesto bastantes cabinas para conversar gratis.
Ha estado solo un año como director de la Academia de Caballería, ¿le ha sabido a poco?
He estado 372 días que no saben a poco porque para mí fue ya un premio que no sé si merecía o no. Ha sido una gloria ser uno de los directores de este importante centro de formación del Ejército. Nunca lo hubiera imaginado. Otra cosa es que me dé pena, porque tengo casa en Valladolid desde que era capitán y uno de mis hijos ha nacido allí. Los otros dos no nacieron en Pucela pero se han criado allí. A la ciudad la llevo en el alma aunque marche a Zaragoza.
Es usted el último general de la Academia, ya que a partir de ahora la dirigirá un coronel. ¿Qué le parece este cambio de Defensa?
La vida es cambio. Yo he dicho lo que pensaban al respecto cuando se planificó esta modificación. Dije los pros y contras con lealtad, que no está reñida con la obediencia. La autoridad ha tomado una decisión y no hay nada más que decir, sino apoyarla al máximo, aunque dé pena.
Las autoridades locales piensan que tendrá efectos en la ciudad la pérdida de un generalato.
Las personas pasan, pero las instituciones permanecen.
-¿Le satisface el mando que le han dado en la Brigada de Caballería Castillejos de Zaragoza?
-Claro que sí. Para un general de Caballería hay dos destinos que son un honor: la Academia y esta Brigada.
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