J. M.

«Pasen y compren, en Marjayoun somos fenicios»

Los cascos azules de Valladolid aprovechan el mercadillo dominical de la base para llevar recuerdos a España

Jorge Moreno

Lunes, 8 de septiembre 2014, 12:45

marjayoun (líbano). Tener en cuenta el bienestar y la moral de la tropa es algo que todo mando que se precie debe de prever. Y si la misión es larga y está a kilómetros de distancia de la familia, nada como generar actividades para que en el tiempo de ocio la mente se distraiga. Ayer, domingo, los más de 2.000 profesionales de la milicia destinados en la base Miguel de Cervantes de UNIFIL del Líbano, solo tuvieron que pensar qué regalo gustaría más a la mujer, al novio o a los hijos para llevarlo cuando regresen a España, allá para noviembre.

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Y posibilidades tuvieron de escoger entre cientos de productos que 35 comerciales locales libaneses les acercaron a la base de Marjayoun. Desde colonias, zapatillas, mochilas, llaveros o ropa de marcas muy conocidas pero «no originales», se encargan de recalcar. Lo que más se vende es la artesanía y el llamado Anillo de la Sultána para ellas, una pieza cuya característica principal es que, si se desmonta, se acaba el amor, según dice la leyenda.

La teniente Virginia Callau Vidal, una licenciada en Geografía e Historia que optó por entrar en las Fuerzas Armadas, explica que la actividad está promovida en este relevo por personal del Batallón de Asuntos Civiles de Valencia. «Con el mercadillo se pretende romper con la monotonía diaria del contingente, pero también se busca que la economía local libanesa se beneficie de las ventas».

En la nave de la Brigada se puede pagar en dólares, euros y libras libanesas. Ya se encargan los vendedores de calcular cuál es el cambio de divisa, sin comisión, claro. Se puede regatear o pedir mejor precio si hay más de un soldado o mando compañero que se presta a ello.

«Contamos con comerciantes de diferentes confesiones, desde los cristianos hasta los musulmanes chiíes o suníes. Los cristianos ortodoxos son los que más acuden. A la base no puede ir cualquiera, ya que tratamos que localizar quiénes son los que más y mejores productos pueden ofertar. Hacemos una planificación y, por supuesto, aquí no tienen que abonar ninguna tasa, como sucede en los mercadillos civiles. Aquí el beneficio es mutuo», dice la oficial.

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Estas compras son la única opción que les queda a los militares de la ONU, no solo españoles sino también serbios, nepalíes, indonesios o chinos, algunos de los cuales demostraron ayer que también ellos tienen espíritu comercial poniendo un puesto.

Las ciudades de Beirut y Sidón, donde las tiendas de marcas conocidas son uno de los atractivos para los extranjeros, no solo quedan lejos sino que esta misión no tiene la posibilidad de salir fuera del cuartel durante los seis meses que dura. «Se está en guerra con Israel, pero los libaneses somos un pueblo comerciante, fenicio y aquí, en Marjayoun, también», anima uno de los vendedores que habla correcto castellano.

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