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Manuel Durán posa ante la sede de la Embajada. :
«En el Líbano nos ven como un país hermano»

«En el Líbano nos ven como un país hermano»

Manuel Durán Giménez-Rico, ministro consejero de la Embajada de España en el Líbano

Jorge Moreno

Viernes, 5 de septiembre 2014, 11:53

Hijo de Hipolito Durán, quien fuera rector de la Universidad de Valladolid entre los años 1966 a 1969, el vallisoletano Manuel Durán (1962) tiene tras de sí un amplio recorrido diplomático que le ha llevado desde hace un año a ser ministro consejero en la embajada española del Líbano. Es el segundo de una delegación, en la que figura al frente una mujer, Milagros Hernando Echevarría, que se afana por aumentar los vínculos comerciales y culturales entre los dos países.

Su padre, profesor de Patología Quirúrgica en la Facultad de Medicina de la UVA, se trasladó a Madrid con toda la familia en 1969, tras obtener una cátedra en la Universidad Complutense. «Por ello la carrera de Derecho la cursé allí, donde me preparé las oposiciones para la carrera diplomática. En 1992 ingresé y mi primer destino fue en la Zarzuela durante tres añosm en el equipo de Protocolo», explica.

De allí , con las maletas cada tres años, aproximadamente, hasta Dinamarca, Sudáfrica y Hungría. Su paso en 2004 por Madrid en la Agencia de Cooperación Internacional le permitió conocer más las posibilidades de desarrollo en los países del tercer mundo. Este vallisoletano, que estudió en el Colegio de la Asunción, hoy sede de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, volvió a trabajar para Exteriores en Israel, Argentina y el Líbano.

Porque me gusta trabajar fuera. El trabajo en Madrid no es como te imaginas cuando preparas las oposiciones. Mi paso durante tres años por Israel influyó en ello y tras estar otros tres en Argentina, echaba de menos Oriente Medio. Lo fantástico de mi carrera es que puedes cambiar de país. Puede que sea también un desafío el poder trabajar en el otro país, el Líbano, que está en guerra con su vecino hebreo.

Vivíamos en la calle Veinte de Febrero y para ir al colegio siempre cogíamos el autobús, junto al Teatro Lope de Vega. Los paseos por el Campo Grande son algo que te quedan en el recuerdo. Voy cada año a Valladolid, pero más a Burgos, de donde es madre y donde nos reunimos los diez hermanos, siete vallisoletanos.

Llevo la parte de política interior del Líbano, y sustituyo a la embajadora cuando ella no está o no puede acudir a los actos. El inglés y el francés son básicos, el árabe, por ahora, no lo he aprendido. Desde Madrid se nos piden también por parte Exteriores informes sobre la zona, a veces confidenciales, o de qué podemos hacer para proyectar la marca España en el Líbano.

Ahora estamos embarcados en un proyecto para celebrar un festival de moda en Beirut, donde se agruparán a todas las marcas textiles españolas que tiene presencia en el Líbano. Entre ellas, las del grupo Inditex, que operan con franquicias y cuyos propietarios son libaneses. Será para la temporada de primavera. También buscamos asociar este certamen a otros productos españoles que se venden también aquí, entre ellos los de dietética, biológicos o de conservas. Pensamos realizar además una cata de vinos españoles, entre los que estarían, lógicamente, los de la Ribera del Duero.

Lo primero que tiene que hacer es venir aquí a conocer a los empresarios libaneses, y ver su nivel comercial. Son un pueblo fenicio por antonomasia. Por otra parte, hay que observar cómo los países de su alrededor están creciendo. ¿Tiene Israel más peligro que el Líbano? Esa es la pregunta que debe hacerse un inversor extranjero. Aquí hay mercado.

No tenemos ningún problema de química entre los dos países, porque es una población casi hermana. Tenemos mucho terreno ganado por ello, aunque no hay que dormirse en los laureles. España y el Líbano son pueblos mediterráneos, nuestras comidas se parecen y ellos viajan bastante a nuestro país. Empiezan a conocer otras capitales distintas a Madrid o Barcelona. Esta última ciudad ha ganado muchos puntos este año porque una compañía como Vueling ha establecido por vez primera un vuelo directo desde Beirut, que hasta ahora no había. Estamos trabajando para que se consolide.

Pienso que sí. Los musulmanes tienen motivos suficientes para sentirse atraídos. Basta mirar nuestro pasado histórico. La arquitectura mozárabe o mudéjar son un ejemplo. Y los colectivos cristianos también, porque son nuestra cultura.

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