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Padilla y El Cordobés salen en hombros de la plaza de toros de íscar.
El Cordobés y Padilla salen por la puerta grande de la plaza de toros de Íscar

El Cordobés y Padilla salen por la puerta grande de la plaza de toros de Íscar

La segunda corrida del abono regaló destellos de buen toreo pese a unas reses algo chicas y escasas de trapío

cruz catalina

Lunes, 4 de agosto 2014, 10:17

Y las puertas de la plaza de toros de Íscar se abrieron de par en par para dejar pasar a los triunfadores. Las atravesaron Manuel Díaz El Cordobés (dos orejas y silencio) y Juan José Padilla (silencio y dos orejas), mientras que Diego Silveti (silencio y una oreja) tuvo que salir por el patio de cuadrillas tras dejar los mejores detalles y toreo de la tarde. Y ante los tres, los seis toros de la ganadería salmantina de Javier Sánchez Arjona, algo chicos y escasos de trapío.

Al que abría tarde, El Cordobés, lejos de torearlo como debería haber hecho, se dedicó a ganarse al publico de la forma más simple:sacando conejos de la chistera. Lo mató de un bajonazo trasero del que cayó redondo, siendo premiado de forma sumamente benévola con dos orejas. Con el segundo de su lote, con la puerta grande ya segura, se dedicó a pasar el tiempo, toreando sin apenas arte con el capote y con la muleta tratando de repetir lo que ya había mostrado en el primero. Lo mandó al desolladero de un pinchazo y una estocada.

Juan José Padilla, cada vez más conocido como el pirata de Jerez, en su primero no logró encontrar del todo el sitio al noble animal que tuvo delante, y solo cuando lo encontró, el animal ya no quiso. Erró estrepitosamente con los aceros, ya que necesitó de tres medias estocadas, dos pinchazos y una estocada trasera y tendida para que doblara. Al quinto de la tarde, al que toreó bien y con gusto con el capote, le plantó tres bonitos pares de banderillas. Su faena de muleta, de curiosa factura, fue tan dinámica y resuelta como la movilidad con la que entraba al trapo el toro. En aras a no irse de vacío, con habilidad fue ganándose al publico, hasta que este cayó rendido a sus pies. Mató al toro de una estocada, de la que tardó en caer, rematando de un certero golpe de descabello.

El mexicano David Silveti, con los dos peores toros del encierro, un mansote malo el tercero y un burraco falto de trapío el que cerraba el festejo, los toreó con mucha seriedad, temple y torería, ofreciendo sobre todo con la muleta detalles de exquisito gusto que solo una parte del público logró captar y entender. En el primer caso remató su actuación errando con los aceros, al intentarlo hasta cuatro veces antes de que doblara;y en el segundo, de una buena estocada contraria, tras un primer pinchazo, de la que cayó y que el respetable, con acierto, entendió era merecedora de al menos una oreja.

Este festejo se celebra en honor a los pueblos de la Comunidad de Villa y Tierra de Íscar, motivo por el que en el palco presidencial, ademas de las autoridades locales iscarienses (y las reinas de las fiestas) también estuvieron los representantes municipales de cuatro de los cinco pueblos que forman esta histórica agrupación de municipios. Pedrajas de San Esteban se disculpó y no pudo acudir al coincidir la corrida con la festividad de su patrón, en una jornada caracterizada por unas suaves temperaturas.

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