
P. G.
Sábado, 5 de julio 2014, 11:53
A primera hora de la mañana del jueves las dieciséis monjas de clausura del convento Santa María la Real de Medina del Campo veían cómo su rutina diaria era interrumpida por un ingeniero de minas y por dos miembros de la Orden de La Jarra y el Grifo de la localidad.
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Las cámaras endoscópicas y las sondas de televisión, la taladradora, multitud de brocas, ganchos y espejos en miniatura fueron invadiendo poco a poco parte del techo del confesionario ubicado en el coro (zona de clausura del convento) con el único objetivo de buscar en la pared que separa esta zona de la iglesia de Las Reales Dominicas los restos de la tía abuela de Isabel la Católica y abuela de su esposo, Leonor Urraca Sánchez de Castilla (III condesa de Alburquerque), más conocida como la Ricahembra, quien vivió y falleció en dicho convento (antiguo palacio de la soberana) en 1435.
«Estamos contentas. Si encuentran los restos será un paso muy importante para la historia, ya que esto antes era un palacio y sabemos que la reina Leonor Urraca está enterrada aquí», comenta la madre superiora del convento, quien puntualiza que «los restos no saldrán del convento porque la intención de la Orden de la Jarra y el Grifo es hacer una especie de mausoleo en pequeño para depositarlos. No obstante, sí tendrán que hacer un análisis de ADN cuando se encuentren para cerciorarnos que son los restos de Leonor Urraca».
Primeros intentos
Tras varias horas perforando parte de la base de una hornacina, en la que de manera habitual está situada una imagen de San Juan (encima de los escudos de los Reyes Católicos), los restos de la promulgadora de las Ferias de Medina del Campo, que rubricaba como la triste Reyna no aparecieron. Pero dentro de unos meses, la empresa valenciana especialista en geofísica, georradar, minería y medio ambiente regresará a la zona de clausura para analizar con los nuevos equipos el suelo y la pared del coro, lugar este último en el que supuestamente se encontrarían.
Según los escritos documentales de la época y la tradición oral de las monjas de Las Reales, los restos de la Reina Leonor habrían sido trasladados del suelo del coro a una de las paredes, tras sustituir toda la madera carcomida por la humedad del suelo de esta zona de clausura.
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«El suelo era de madera y estaba lleno de tumbas, pero cuando lo cambiamos, porque estaba en muy malas condiciones, los restos se pusieron en la pared», recuerdan algunas de las monjas, mientras miran con detenimiento y sin perderse detalle algunos todos los agujeros que el especialista realiza en la hornacina. A mayores, las monjas atestiguan que los restos que iban en una especie de caja de madera estarían coronados con una inscripción las hermanas no recuerdan a la perfección si era una placa o un pequeño fresco donde en latín se leería que Leonor Urraca descansaba en dicho convento y que había decidido tomar los hábitos tras donar a la orden su palacio.
A pesar de que la idea originaria era buscarlos con un georradar, la estrechez del lugar donde supuestamente reposan lo imposibilitó, por lo que el ingeniero de minas y especialista en esta materia, Luis Ángel Colliga, decidió utilizar una cámara endoscópica para ver el interior del muro.
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Tras realizar cuatro perforaciones, en sentido horizontal y vertical, el técnico sentenció que no había nada y que tan solo se observaban casquetes, yeso y ladrillo rojo de hace pocas fechas, colocado en las obras de rehabilitación que se realizaron para sustentar todo el muro.
En cuatro meses
En próximas fechas y en un periodo inferior a cuatro meses, el especialista volverá (ya cuenta con el beneplácito de las monjas) para sondear todo el suelo del coro y la pared. Antes de hacer este sondeo con dos georradares, llevará a cabo otra perforación en el muro, ya que existe la posibilidad de que en un hueco al fondo de la pared se encuentren los restos de la reina. Una vez encontrados se tomará una muestra para que sea analizada y para que el ADN sea comparado con los encontrados en el Monasterio de Poblet, en Cataluña, donde se hallan los descendientes de Leonor, y de esta forma despejar el parentesco.
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La Orden de Caballería de la Jarra y el Grifo tiene como premisa principal el dar a conocer la figura del Infante Fernando de Antequera y, dentro de sus actuaciones de divulgación, también tiene cabida la promoción de la figura de la Reina Leonor, mujer del infante. Por este motivo, ha promovido la exhumación de los restos y su financiación.
«Este proyecto es uno de los más importantes que vamos a poner en marcha, ya que tiene una importancia histórica elevada», asegura el maestre de la Orden, Juan Ignacio Gutiérrez, quien recalcó la seriedad de la empresa que está realizando los trabajos puesto que ha participado en la identificación de Jaume I en Poblet, Don Carlos, que fue el Príncipe de Viana; en la exhumación de restos de la guerra civil y en multitud de casos particulares encargados por entidades privadas y administraciones públicas.
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La figura de doña Urraca es la gran desconocida por los medinense quienes poco conocen sobre la importancia que tuvo para la historia de la localidad, puesto que de su puño y letra se promulgó el ordenamiento de las ferias de la localidad, es decir, que la reina firmó el documento en el que se determinó donde tenían que ubicarse cada uno de los feriantes con sus mercancías y la disposición de las diferentes calles del centro comercial (por aquel entonces con soportales) durante el siglo XV.
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