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vidal arranz
Jueves, 12 de junio 2014, 18:02
El proyecto Entrevecinos, que facilita alimentos y asesoramiento para buscar empleo a parados, ha reorganizado su funcionamiento para asegurar su continuidad sin depender de ayudas económicas externas y solo con el apoyo de su voluntariado. Así lo acordaron el pasado lunes una quincena de voluntarios, quienes se comprometieron a mantener viva la iniciativa ciudadana y a ajustar su alcance en función de lo que sea posible en cada momento.
La reunión se celebró en la sede de la asociación Unión Esgueva del Barrio España, que acoge desde el principio este proyecto, y que, a partir de ahora, será la única responsable del servicio, tras retirarse de escena la Federación de Asociaciones de Vecinos Antonio Machado, que fue la promotora de la idea. «Lo importante es que el proyecto se mantiene. Y ahora lo que intentamos es hacerlo sostenible», explica Javier Alcántara, de la asociación vecinal, «aunque mientras contemos con un grupo de voluntarios tan motivado como el que tenemos ahora creo que no tendremos ningún problema».
De momento, y durante el próximo verano, el servicio se prestará en los locales de la asociación Unión Esgueva, como hasta ahora, los lunes y miércoles de 10:00 a 13:00 horas, y los martes de 17:00 a 19:30 horas. El teléfono de contacto, que ha cambiado, será en adelante el 983 26 84 33.
El tipo de prestaciones que se ofrezcan no se va a modificar. Por un lado, ayuda para buscar empleo en Internet, preparar entrevistas de trabajo o elaborar currículos. Por otro, los beneficiarios reciben, en función de sus ingresos y del número de miembros de la unidad familiar, una cantidad de vecinos, una moneda creada por el proyecto y que puede luego canjearse por productos básicos de alimentación y de limpieza personal en la tienda de Entrevecinos.
La iniciativa partió de la Federación de Asociaciones de Vecinos y contó, al principio, con una subvención que permitió contratar a una coordinadora a media jornada. A mediados del año pasado, sin embargo, la ayuda acabó y no se pudo sustituir por otra. Con todo, Entrevecinos siguió funcionando gracias al voluntariado, aunque con la esperanza de encontrar otra institución que aportara los fondos necesarios. A finales del año pasado, ADE le otorgó otra ayuda similar que permitió trabajar a pleno rendimiento durante medio año. Pero este contrato acaba de agotarse y no hay ninguna perspectiva de nuevas ayudas, públicas o privadas, así que Entrevecinos ha optado por reinventarse para ajustar su funcionamiento a un escenario realista de escasos recursos públicos.
Con todo, la principal novedad tendrá que ver con la filosofía de funcionamiento. Hasta ahora, las ayudas de alimentos se vinculaban al compromiso de los beneficiarios con la formación y la búsqueda activa de empleo, que era la pata más esencial del proyecto, pero que en estos momentos tiene poca concreción práctica por falta de ofertas de trabajo. En su lugar, o además de eso, Entrevecinos sugerirá a sus beneficiaros que se corresponsabilicen con el proyecto echando una mano en su funcionamiento.
Los responsables de Entrevecinos creen que esta implicación será bien acogida. «Las experiencias del pasado nos hacen pensar que así será», explica Irene Cordovilla, quien recuerda cómo hace un año los usuarios ya colaboraron con una caseta de bar en las fiestas de La Victoria para recaudar fondos. «En estos momentos este tipo de proyectos sociales tienen que ir hacia el autoabastecimiento», explica José Andrés Herranz, presidente de la asociación vecinal, quien considera un avance implicar a los usuarios en su viabilidad.
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