Si has leído mis artículos anteriores ya sabrás que todo color tiene sus diferentes connotaciones psicológicas. Desde luego si hay una cosa clara sobre la época por la que estamos pasando, es que ha venido cargada con toneladas de peso emocional. Es por ello que ... hoy te voy a hablar sobre un color que, posiblemente, te sea de ayuda en estos momentos tan peculiares: el rojo.

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Comencemos con algunos datos históricos, pues el impacto de este color sobre el ser humano va mucho mas allá de lo que inicialmente podrías pensar. Si existe un color primario dentro de los primarios (hablando textualmente) este es, sin duda alguna, el rojo. Presente ya en nuestra sangre y en la de aquellos animales que acababan plasmados en las pinturas rupestres, lo encontramos también en los textiles de la Historia Antigua, donde se usaba arcilla para conseguir la tonalidad. En el antiguo Egipto el ocre rojo era utilizado por las mujeres para dar color a sus labios y mejillas y raro es encontrar una civilización antigua donde este color no haya representado cierto status o condición.

Ya más cerca a nuestro tiempo, hasta poco antes de la Revolución Francesa, se han encontrado legislaciones que hablan sobre las diferentes clases sociales y los colores de su vestimenta apropiada, limitando el uso de colores luminosos (como el rojo) exclusivamente para los ricos. Lo que esta claro y más que demostrado durante varios episodios de nuestra Historia, es que el color rojo es considerado el perfecto barómetro económico de la sociedad.

Existe incluso una teoría llamada 'The lipstick effect' ('Teoría del Pintalabios Rojo'), que se basa en los análisis que diferentes empresarios realizaron después de los atentados del 11-S, donde se dispararon las ventas del pintalabios rojo. Uno de estos empresarios, Leonard Laurder, el presidente de una conocida marca de cosméticos, incluso sentenció que cuando se dispara la venta de éstos se aproxima una crisis económica. Esto coincide plenamente con lo que ocurrió en la época de la Gran Depresión que trajo como consecuencia la gran crisis económica y financiera que estalló antes de la Segunda Guerra Mundial.

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Parece que en tiempos de crisis las personas tienden a comprar artículos que les hagan sentirse más seguras, atractivas y optimistas. Claro es que todas las teorías tienen detractores, pero el efecto que tiene concretamente el rojo sobre nuestra percepción es extraordinariamente potente si se usa con inteligencia.

Fue en tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando Winston Churchill convirtió el pintalabios rojo en un elemento clave, pues sabía de su poder para levantar el ánimo al pueblo. En esos momentos el azúcar o los huevos estaban racionados, pero se repartían los labiales como producto de primera necesidad.

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Para ahondar más en esta historia te recomiendo leer el texto que se suele mostrar junto a la obra 'El pintalabios rojo del holocausto', de Banksy. Son unas líneas escritas por el teniente coronel Mervin Willett Gonin, uno de los primeros soldados británicos liberados de uno de los múltiples campos de concentración. Es simplemente asombroso, a la par que conmovedor, cómo se utilizó el recurso de los labiales de color rojo para devolver la humanidad a los cautivos.

Aunque es cierto que por un lado es un color tendiente a la positividad, hay que saber que, por el otro, tiene connotaciones negativas pues dependiendo de su contexto y los colores que lo acompañen puede transmitir violencia, odio, agresividad, falta de control, exceso, peligro... todo ello al estar vinculado a la sangre.

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Ahora en esta crisis el pintalabios es el más afectado por las mascarillas y aunque estamos deseando lucir un pintalabios...¡aún queda!

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