Claves para elegir el vestido de comunión perfecto

Sin aros ni barcas. La prenda tiene que presentar su caída natural, y más ahora que se apuesta por tejidos como el algodón, el punto o el lino, entre otros, aunque sin olvidar, por supuesto, las organzas, el organdí, los tules, los plumetis... Hay que evitar el llamado 'efecto Menina'. El vestido de la comunión debe proporcionar movimiento y libertad y ser el cuerpo de la niña el que termine de definirlo. El diseñador vallisoletano César González lo resume de la siguiente manera: «Adiós volúmenes, ballenas y cancanes; y hola al vestido lamido». «La idea es que el vestido tenga mucho vuelo pero poco volumen, como si le hubieras quitado todo ese armazón que se llevaba antes por debajo», apunta el modisto. Por supuesto, hay que descartar también cualquier tipo de maquillaje

¿Blanco o marfil?, ¿largo o corto? ¿escote cuadrado? ¿manga francesa o manga corta? ¿Con fajín de color o cinturón de flores artificiales? Para César González el vestido ideal para esta temporada de comuniones sería «uno que juegue a meter toquecitos de color en el propio vestido. Un vestido blanco por debajo y por encima un sobrevestido en encaje salmón o color tabaco, por ejemplo. Un estilo muy ibicenco», apostilla el diseñador.

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Lo más importante, como en todos los 'looks', será elegir bien los complementos, que harán que cada modelo sea irrepetible. Hay que seguir teniendo cuidado con los excesos y seguir aplicando la premisa del 'menos es más'. Se debe encontrar el punto perfecto e intentar dar con el equilibrio en las simetrías. Ojo con colocar todos los accesorios en el mismo lado. Si el vestido lleva lazo en la parte trasera, es imprescindible hacer un buen lazo: que no sea demasiado grande y que no tenga fuerza. Un lazo mal hecho puede arruinar el vestido más espectacular.

¿Tocado o diadema? ¿Guantes? ¿Limosnera? ¿Joyas o rosarios? Para el pelo existen infinidad de complementos; pero lo primero que hay que decidir es el peinado, ¿melena suelta o un recogido? La niña aquí también tiene que opinar. «En esta temporada fundamentalmente lo que se llevan son los lazos. De organza, de raso, de paja, de arpillera... y completado con algún pequeño 'bouquet' floral, a juego con el vestido. Todo muy rústico», cuenta la diseñadora vallisoletana Mayaya Cebrián. En cuanto a los tonos de color, Pablo y Mayaya apuestan por el verde musgo o el azul tormenta para combinar con los blancos y marfiles. «Estos tonos sustituyen al rosa palo que se llevaba el año pasado», explica la creadora vallisoletana.

Es muy importante que la niña no se sienta disfrazada y, sobre todo, que esté muy cómoda; por eso los zapatos son, sin duda, el complemento más importante. No hay que olvidar que los llevan puestos muchas horas. Blancos, beiges, dorados y plateados son los tonos más demandados para quien apuesta por bailarinas o merceditas. Siguen también muy de moda esta temporada las alpargatas.

No olvidéis una chaqueta o un bolero de punto, acorde con los tonos del vestido o los zapatos. Las cazadoras vaqueras con detalles de tul también se han colado en los 'looks' de comunión. No hay que olvidar que siguen siendo niñas... ese día también.