Si algo nos ha enseñado este año extraño es que el tiempo es lo más valioso. Y que hay que procurar invertirlo en aquello que nos llena y nos hace más felices. Si pensamos en las actividades que nos gustan, es raro (muy raro) que ... planchar la ropa figure en nuestra lista de aficiones. Tener que montar la tabla, esperar a que se caliente la plancha y estar constantemente moviendo la prenda para conseguir el resultado perfecto es una auténtica tortura prehistórica que trae a muchos por el camino de la amargura en sus quehaceres diarios.
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Pero mientras llegue un dispositivo inteligente que planche y doble la ropa mientras nosotros leemos un libro o tomamos el vermut, hay que procurar invertir el menor tiempo posible en plena faena. Y como sabemos que planchar es una faena de las grandes, hemos pedido al diseñador Eder Aurre y a la organizadora de espacios Ixone Iriarte que compartan sus trucos para evitar que tu ropa acabe más arrugada que un mapa y conseguir que el planchado te resulte lo más sencillo posible. ¡Toma nota!
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Una buena elección de las prendas que compramos reduce tiempo de planchado. Y para acertar, la clave está en mirar la etiqueta, donde se indica de qué material están fabricadas. Si huimos de la plancha, lo ideal es escoger ropa con un porcentaje, aunque sea pequeño (a poder ser de un 25%), de licra. El lino es una de las prendas que más se arruga, al igual que el algodón 100% o la seda. «Cuanta más fibra natural tiene una prenda, más tiende a arrugarse. A mayor porcentaje sintético en su composición, menos tendremos que planchar. Pero yo recomiendo comprar ropa que realmente nos apasione y optar por una planchadora vertical, que es más sencilla y eficaz: se llena con un cazo de agua y en dos minutos echa un vapor muy similar al de la plancha tradicional», apunta el diseñador Eder Aurre. Y, ojo, otra opción es decantarte por aquellas prendas que han sido diseñadas para llevarlas arrugadas.
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No dejes la ropa en la lavadora ni siquiera unos minutos. Sácala en cuanto acabe el lavado para evitar que se formen arrugas. «Recomiendo los programas cortos y los centrifugados a bajas revoluciones. Además, es preferible que la ropa salga con un poco de humedad a que dejemos que se seque totalmente, porque siempre se arrugará más dentro de la lavadora», apunta la organizadora de espacios Ixone Iriarte. También Eder Aurre considera clave elegir el programa adecuado. «Si utilizamos mucho calor, la prenda sale muy arrugada y muchas veces también se deteriora. Por ejemplo, si se lavan a una temperatura muy alta unos vaqueros, que están teñidos, se forman arrugas de envejecimiento. Además, recomiendo usar siempre un poco de suavizante, ya que 'ablanda' las fibras de los tejidos y evita que se arruguen», afirma Aurre. Una vez terminado el ciclo, estira bien toda las prendas. Para la mayoría de ellas bastará con una sacudida, pero para las más delicadas, es conveniente extenderlas en una superficie plana y alisarlas con la mano antes de tenderlas.
Además, el creador comparte el consejo que suele dar a las invitadas que acuden su atelier en busca de un diseño a medida para alguna ocasión especial. «Si ya tenemos la prenda planchada, pero queremos darle un último retoque antes de un evento, basta con colgarla en una percha y aprovechar el vapor de la plancha para difuminar las arrugas, no hace falta pasarla por encima», recomienda.
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La secadora siempre sale al rescate de las arrugas, pero debes usarla correctamente para que se convierta en tu mejor aliada. Por ejemplo, sacando las prendas en cuanto acabe el programa, ya que al estar a una temperatura elevada no se arrugarán. También hay que tener en cuenta que no todos los tejidos son aptos para este electrodoméstico, hay ropa que puede encoger o estropearse. «Hay prendas que tienden a deteriorarse más en la secadora. No se deben meter las que incluyen goma (baberos, bolsos, 'prints' de algunas camisetas...), artículos con espuma (cojines), ropa de tejidos naturales puros, como el lino o el algodón, porque puede encoger; o prendas con lentejuelas, ya que el calor las estropea y pierden brillo», explica el diseñador más prometedor de Euskadi. En la etiqueta de la prenda se indica si es idónea para la secadora y de qué forma hay que lavarla para conservarla mejor. También es importante no saturar este electrodoméstico, porque entonces las prendas en vez de airearse, saldrán hechas un higo. Se recomienda dejar libre el 20% de la carga.
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¿Conoces las famosas 'wood dryer balls'? Son bolas de lana -en Amazon se venden de varios tipos- para la secadora. Introduciendo dos o tres pelotitas en cada secado, consiguen que la ropa se ahueque, suavizando los tejidos y, por lo tanto, logrando que las arrugas desaparezcan. Incluso son capaces de acortar el tiempo de secado, puesto que absorben agua y, por si fuera poco, reducen la estática de la ropa.
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El vaporizador es rápido y efectivo: dejas la ropa colgada, pasas el aparato por encima... ¡y listo! De esta forma, no solo desaparecen las arrugas, sino también los posibles olores que haya cogido la prenda. Además, estos electrodomésticos, refrescan todas las telas y matan el 99,9% de los gérmenes que puedan tener.
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Un truco de toda la vida que sí funciona, o al menos ayuda, es colgar las camisas en una percha y meterlas en el cuarto de baño aprovechando el vapor de la ducha. «Es un remedio útil sobre todo en los viajes, ya que la ropa suele arrugarse en la maleta. La podemos colocar en el baño colgada en perchas y aprovechar el propio vapor que se forma al ducharnos. Eso sí, no se trata de dejar el grifo encendido solo para que nuestra ropa quede lisa, esto sería muy poco sostenible», señala Aurre.
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Se echan de menos los viajes en estos tiempos extraños, pero hacer la maleta no tanto. Una tarea que requiere de mucho ingenio, porque conseguir que todo encaje y encima no se arrugue es como jugar al tetrix. «Conviene colocar las prendas que más se arrugan o debajo del todo o arriba, siempre bien estiradas. Las cosas que más pesen, como los zapatos o los neceseres, los ponemos abajo, en la zona de las ruedas. Y encima de los artículos más pesados, colocamos el resto de las prendas, dobladas en vertical», explica Ixone.
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Un gesto tan sencillo y cotidiano como tender la ropa (de forma correcta) es clave para tener que planchar menos o, incluso, para no hacerlo. Las pinzas siempre se han asociado con el hecho de tender, pero no debemos olvidarnos de las perchas. «Es aconsejable utilizarlas para colgar camisas, camisetas... principalmente, partes de arriba. Las más idóneas para colgar la ropa son las de plástico, pero que tengan suficiente estructura. Para el resto de prendas, van fenomenal las pinzas de madera, porque no dejan marcas. Y siempre debemos sujetar las prendas coincidiendo con sus costuras», explica Iriarte.
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Eso sí, no descolgar la ropa a tiempo es un despiste que puede salir caro. Si la recogemos demasiado pronto, estará húmeda y puede generar olores, pero «si lo hacemos demasiado tarde, costará más plancharla». «Además, si la tenemos tendida al sol, cualquier arruga acabará 'grabada' en la prenda», asegura la propietaria de Happy Space. Y para que la ropa no quede áspera, el tendedero tiene que estar ventilado, sin humedad ni sol directo.
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Existe otro error habitual que hace que planchemos el doble: cuando descolgamos la ropa del tendedero y cuando queremos ir a ponérnosla, pero al sacarla del armario descubrimos que está arrugada porque no la habíamos guardado bien. «Es muy importante colgar una prenda por percha y dejar espacio entre las perchas, porque todo lo que esté apelotonado se va a arrugar. Y para aquella ropa que va doblada, recomiendo el doblado vertical en vez del horizontal, porque si colocas una camiseta sobre otra, lo único que conseguirás es que la de abajo del todo acabe con las arrugas 'tatuadas'», explica Ixone.
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Eso sí, hay distintos tipos de perchas y cada una es específica para cada estilo de prenda. «Si tenemos un jersey, vestido o blusa que pesa mucho, debemos evitar las perchas de alambre, porque en la parte de los hombros se van a deformar y van a salir arrugas que, por mucha plancha que usemos, no se van a corregir. Además, siempre es conveniente que si esa prenda tiene botones, los abrochemos; y si va con cremallera, mejor subida», apunta Aurre. El diseñador también recomienda usar accesorios que pueden convertirse en nuestros mejores aliados, como las plantillas de doblado, para que nuestras camisas, camisetas, jerséis y sudaderas queden sin rastro de arrugas.
Y, otro detalle importante, hay que tratar las prendas con un poco de cariño. «Nunca debemos hacer una bola con un jersey o una sudadera, aunque lo vayamos a guardar o a echar al cesto de la ropa sucia», señala el modisto. «Las prendas también 'sufren'. Se deforman los cuellos, los puños... siempre todo bien doblado», añade Aurre.
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Es buen momento para desconectar de la complicada realidad causada por la crisis sanitaria del coronavirus y hacer el temido cambio de armario. Pero ordenar y limpiar el ropero también requiere de algunas pautas. «Lo ideal es no guardar la ropa planchada, porque va a estar unos meses almacenada y es muy difícil que no se arrugue. Además, desaconsejo meterla en bolsas al vacío, porque de ahí sale la ropa echa una verdadera pasa. Yo recomiendo usar cajas de tela en las que transpira la ropa. Y, si es posible, no apretar mucho las prendas para que cuando las saquemos no tengamos que hacer una sesión fuerte de planchado», concluye Ixone.
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