EL NORTE
Sábado, 31 de diciembre 2011, 01:22
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Casi la totalidad de los 400 vecinos de Villar de Cañas (Cuenca) acogieron ayer la decisión del Consejo de Ministros de elegir este pequeño pueblo para albergar el cementerio de residuos nucleares como si les hubiera tocado la lotería. Los más de 750 millones de euros que se invertirán en el nuevo parque empresarial que se construirá en esta localidad tras el acuerdo hacen pensar a sus habitantes que Villar de Cañas dejará de ser un pueblo deprimido que malvive de cultivar cereal, girasol y ajos, y de cuidar ovejas y cabras.
«Es la salvación del pueblo y de toda la comarca, porque Villar de Cañas no tenía futuro», afirmó el alcalde, José María Sáiz, del PP, tras confirmar la portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que el Ejecutivo de Rajoy había elegido a la localidad conquense, desechando otras candidatas como Congosto de Valdavia (Palencia), Santervás de Campos (Valladolid), Melgar de Arriba (Valladolid), Zarra (Valencia), Ascó (Tarragona), Albalá (Cáceres) y Yebra (Guadalajara), a pesar de que los técnicos habían valorado a Zarra, Ascó y Yebra por encima de Villar de Cañas.
«Esta decisión se había demorado siete años, con un importante coste porque, cada día que no se construía y no se ponía en funcionamiento, nos costaba 60.000 euros ese almacenamiento desde enero de 2011», subrayó la portavoz.
El primer edil de Villar de Cañas no se lo pensó dos veces hace dos años cuando el anterior Gobierno de Zapatero convocó a los ayuntamientos a presentar su candidatura si estaban interesados en albergar el ATC (Almacén Temporal Centralizado), como se bautizó de forma eufemística al cementerio nuclear. Su apuesta fue refrendada por la mayoría de sus vecinos en las pasadas elecciones municipales del 22 de mayo, al obtener 213 votos, frente a 83 el PSOE, que se oponía al ATC. «Ahora se van a crear aquí 300 puestos de trabajo directos y 700 indirectos gracias a una instalación que no supone peligro alguno porque si alguien me hubiese dicho que esto era peligroso jamás lo habría pedido», declaró José María Sáiz, sin ocultar que este día era uno de los mejores de su vida.
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La infraestructura está concebida para guardar en seco el combustible gastado de alta actividad, y estará inmerso en un centro tecnológico que facilitará las actividades de investigación. Su construcción cuenta con el aval del Parlamento, el Gobierno central, los principales partidos y los organismos o empresas competentes en la materia (el Consejo de Seguridad Nuclear o la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), además del apoyo de la industria nuclear.
Albergará los residuos procedentes de todas las centrales, completará la gestión de los residuos nucleares generados en España y se sumará al del Cabril (Córdoba), donde se guardan los residuos nucleares de baja y media actividad. El futuro almacén guardará 7.000 toneladas de combustible de las plantas nucleares y unos 1.900 metros cúbicos de residuos procedentes del desmantelamiento, una gestión que se hará en cápsulas de acero y que, según los expertos, gana en seguridad.
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