Abel Hernández :: ANTONIO QUINTERO
CULTURA

Abel Hernández: «El último es mi libro más logrado desde el punto de vista literario»

Con 'Leyendas de la Alcarama', recién publicado por Gadir, cierra la trilogía dedicada a las Tierras Altas de Soria Abel Hernández Escritor

ANGÉLICA TANARRO

Miércoles, 30 de noviembre 2011, 01:14

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La relación literaria de Abel Hernández con las Tierras Altas de Soria comenzó en 2008 cuando publicó 'Historias de la Alcarama', una serie de relatos encadenados y dispuestos como un puzzle hasta conformar una novela. Su relación personal con estas tierras no tiene una fecha de origen pues va en su ADN. En Sarnago, uno de los pueblos olvidados de esa zona olvidada de España, nació hace 74 años y de allí procede su familia. Su trayectoria periodística en Madrid, el ser testigo privilegiado de la Transición y sus ensayos sobre cuestiones o personajes de actualidad no le hicieron perder sus referencias ni apagaron su nostalgia soriana. Con las 'Historias de la Alcarama' inició la revancha literaria de un mundo a punto de desaparecer en manos de la emigración y del progreso que todo lo uniforma. Hernández acaba de cerrar la trilogía de este acta notarial de defunción con 'Leyendas de la Alcarama', que acaba de salir, como los anteriores, en el sello editorial Gadir. Pero no hay nada fúnebre en su relato, como no lo había en los anteriores, sino la constatación de un mundo a ratos mágico, lúdico o misterioso que enlazaba la vida de estos pueblos con la Edad Media.

«Escribir este libro fue una necesidad. Me bullía por dentro todo ese mundo de tradiciones, leyendas y supersticiones que en aquellos tiempos (la primera mitad del siglo XX), debido en parte al aislamiento de la zona, formaba parte de la vida de la comarca, eran lo más íntimo de ella. La Edad Media no estaba solo en las ruinas de sus castillos o templos como el de San Pedro el Viejo o los hitos templarios sino en la calle y en las fiestas y en la vida de la gente».

Los mozos pisando las brasas la noche de San Juan llevando en brazos a las móndidas (jóvenes que serían como el equivalente a las reinas de las fiestas) abren las tradiciones del libro que, al contrario de los dos precedentes, está escrito en tercera persona. «En el primero hice uso de la segunda persona porque era el relato que le hacía a mi hija. En el segundo 'El caballo de cartón' (Premio de la Crítica de Castilla y León de 2009) era la primera persona la que contaba esas memorias de mi infancia y en este hay una tercera persona, un observador que se distancia y relata cómo eran las cosas. He utilizado el personaje del buhonero que va de pueblo en pueblo recorriendo sus fiestas para vender la mercancía». El narrador es también el aporte de reflexión que Abel Hernández ha querido imprimir al relato. «Bueno, con todas las distancias eso está ya en El Quijote, y a mí me parecía necesario, había que explicar los orígenes de ciertas tradiciones, lo de si es una herencia del tributo de las cien doncellas, la batalla de Clavijo y todo eso. Yo mismo he escrito muchos romances para las móndidas».

Por debajo de todo, una historia de amor «que tiene algo de simbólico, pues aunque la vida en esos pueblos era muy sencilla también había lucha de clases».

La fauna y la flora, los nombres de las aves («porque hasta los pájaros han huido de esos pueblos y aunque ahora vuelva gente y haya gente en el verano ya no es lo mismo, ya no hay relación directa con la naturaleza ni con los animales, ya no hay matanzas, por ejemplo») los oficios, las actividades desaparecidas son fuente inagotable de un rico vocabulario que desaparece. Si en los anteriores libros de Abel Hernández sobre Alcarama, el lenguaje, las palabras desaparecidas eran un aspecto destacable, en el que cierra la trilogía lo es aún más.

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«Miré todo tipo de diccionarios y vocabularios del mundo rural para documentarme y cada vez que una palabra me venía a la historia me alegraba mucho y la cotejaba con mis recuerdos. Las he usado con fruición. Muchas no están en el diccionario y había que atesorarlas en algún sitio». Dice que este es de los tres el libro más cuidado. «El primero salió con un caudal de emoción, hasta lloré físicamente escribiéndolo. El segundo tiene mucho de mí, es el más íntimo, el más autobiográfico. Este es el que he cuidado más, quizá por eso sea un poco más frío, pero el que me parece que desde el punto de vista literario está más cuidado y más logrado».

Si cuando publicó el primer volumen de la trilogía sus referentes eran los 'Cuentos de la montaña', de Miguel Torga, o 'Cristo paró en Éboli', de Carlo Levi, esta vez habla de 'Mireya' de Federico Mistral y su compromiso con la lengua provenzal. «Aquí no había una lengua que recuperar, pero sí todo un mundo». Un mundo que reverdecerá el viernes, cuando en el Círculo de la Amistad de Soria se presente el libro que echa a andar con la ayuda de las dos obras precedentes. «Tiran de él», afirma su autor.

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