Paco Larrañaga: «Solo quiero un juicio justo»
El preso filipino-español Paco Larrañaga sale unas horas de la cárcel para ver en un cine el documental que narra su pesadilla
ÓSKAR L. BELATEGUI
Sábado, 26 de noviembre 2011, 11:18
Llevaba 15 años sin ir al cine. «No me acuerdo de la última película que vi». Paco Larrañaga se acercó ayer a los Golem Alhóndiga en Bilbao para verse a sí mismo en pantalla. Era la primera vez que salía de Martutene con un permiso de 48 horas y viajaba a otra ciudad. El preso español-filipino lleva en prisión desde 1997, cuando fue detenido por el asesinato de dos hermanas en la isla de Cebú. Tenía 19 años y el día del crimen se encontraba a 300 kilómetros, en Manila. Las presiones internacionales lograron conmutar su pena de muerte por una cadena perpetua que desde hace dos años cumple en San Sebastián.
Zinexit, la Muestra de Cine hacia la Convivencia que organiza el Gobierno vasco, programaba 'Give Up Tomorrow', un documental premiado en los festivales de Sundance y Tribeca que reconstruye su pesadilla y prueba su inocencia. Paco había visto fragmentos en un portátil, pero ayer se disponía a sufrirlo por primera vez en pantalla grande. Le acompañaban sus padres, el ex pelotari de Alegia Manuel Larrañaga y la filipina Margot González. La familia había ido antes de compras al Corte Inglés.
«Ni en mis mejores sueños pensaba poder estar en Bilbao», reconocía nervioso mientras le besaban tíos y primos. «Mi juicio fue tan injusto que ni yo mismo pude testificar. Tampoco mis compañeros de clase, cuarenta y tantos testigos a los que no se escuchó. Es increíble que dos personas (los realizadores Michael Collins y Marty Syjuco) se interesaran por el caso, creyeran en mí y hayan hecho un documental investigando y hablando con todos los que tenían que hablar».
Las presiones internacionales y la intermediación del Rey y el presidente del Congreso condujeron a la firma de un convenio entre Filipinas y España. Paco se salvó de la silla eléctrica, dejó colgada la ikurriña en su mugrienta celda de Manila y ahora se siente «muy bien» en la prisión guipuzcoana. Ha dado paseos en bicicleta, se ha bañado en La Concha y este verano fue en peregrinación a Lourdes junto a otros internos, acompañados de un funcionario y el capellán de la prisión. Parece un final feliz, pero no lo es. Paco Larrañaga sigue condenado a cadena perpetua y puede continuar en Martutene muchos años más. «Yo solo quiero un juicio justo en Filipinas. La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha declarado que el proceso no ha sido justo. Ha ordenado a Filipinas que se repita o que me indulten, pero el país no respeta su mandato. A ver si el documental ayuda. Estoy seguro de que algún día la verdad saldrá a la luz».
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