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Antonio González, Juan Pablo del Busto, Celia Valdivieso, Laura Martín y Antía Briones, con los carteles de su primer congreso. :: G. VILLAMIL
Profesionales impulsan la revolución de la atención de la salud mental
SANIDAD

Profesionales impulsan la revolución de la atención de la salud mental

El Grupo Villacián apuesta por superar la terapia farmacológica y por comprender a la persona antes que la enfermedad

ANA SANTIAGO

Viernes, 14 de octubre 2011, 03:06

No se conforman. Y lejos de aceptar un sistema rígido, dominante y anclado en la tradición que resuelve la enfermedad mental detrás de una mesa, con una bata blanca y con escasos minutos marcados por el tiempo oficial, buscan un entendimiento del ser humano como tal, de su locura, palabra que, por cierto, resucitan y reivindican sin las connotaciones negativas que, la obsesión por suavizar con nombres nuevos realidades de siempre, ha ganado con el tiempo.

Los une el hecho de ser profesionales muy jóvenes, una forma de entender la salud mental, el ser humano y su abordaje y no es casual que tengan en común su paso por el Doctor Villacián, hospital que hace 36 años ya revolucionara la psiquiatría. No es casualidad que este centro, dependiente ahora del Río Hortega que ya acoge la mayor parte de su asistencia, rompiera con todo el significado de un manicomio, instaurara el régimen de puertas abiertas, la adaptación de la asistencia a un modelo de comunidad terapéutica... No es casualidad y, de ese legado, surge ahora una nueva revolución en la atención psiquiátrica, de la mano de los más jóvenes. Algunos incluso ya llegaron al Villacián, tras su licenciatura en Medicina, buscando la formación Mir que ofertaba, tras los pasos de psiquiatras como Fernando Colina, que dirigía este psiquiátrico y es ahora jefe del servicio del área Oeste de Valladolid, o de José María Álvarez, explica Laura Martín, quien comparte con ellos especialidad.

Formación

De estos profesionales de la salud mental, también psicólogos, trabajadores sociales o enfermeros, surge la inquietud por formarse con base a los viejos textos de aquello tan perdido como son las 'humanidades', los grandes clásicos, para revolucionar el actual e imperante sistema de atención, superar clichés y etiquetas y comprender sobre todo al ser humano que abraza la enfermedad mental y ello, entendido de nuevo desde la asistencia de equipos de salud mental en centros de salud.

«La psiquiatría dominante está más enfocada al cuerpo y no se centra en la psicología de la persona, hay que ser capaz de ver a través de la subjetividad del loco. El tratamiento farmacológico no debe ser la base de la terapia, hará falta o no, en determinado nivel y según personas; pero no cura, está demostrado, puede ser una ayuda para dormir o para restar ansiedad, de forma que facilite otros caminos de tratamiento, pero no ser el centro del mismo», explica la doctora Laura Martín.

La apuesta es la del equipo de salud mental, la rama comunitaria, es decir, desde el centro de salud; pero «implica a todos los profesionales y hace necesario disponer de tiempo, conocer sus circunstancias personales, familiares... A veces beneficia más a un psicótico lograr un trabajo que diez minutos de consulta, o comprar una lavadora, tomar un café con él fuera del ámbito clínico y esto es lo que buscamos y no, como esta establecido, una psiquiatría que cada vez se acerca más a la neurología», añade.

Etiquetas

La sociedad y el sistema sanitario actual imponen «el control del loco, protegen a la sociedad de él y no al revés, se los etiqueta y no los acompañamos en su locura, hay que ver primero a la persona», destaca.

La inquietud de estos profesionales, de este ya casi denominado Grupo Villacián, es compartida también por la escuela de Trieste, en Italia, entre otras, y no se frena en cómo desarrollar la consulta diaria sino en la necesidad de formar a los jóvenes profesionales de ahora para que la psiquiatría 'dominante' no se imponga en próximas generaciones, y ello empieza por la formación, primero con reuniones más o menos informales «con compañeros de otras provincias y ahora, celebran el primer congreso de jóvenes profesionales de la salud mental bajo el significativo título de 'La revolución delirante'», explica Laura Martín, psiquiatra del Río Hortega y una de las organizadoras del evento.

Han escrito ya un manifiesto que recoge sus principios básicos. En él explican que, como «es sabido, nuestra profesión se encuentra en una situación difícil. Parece que ya no somos capaces de abordar la locura y acompañarla, sino que nos limitamos a someterla a tests y pruebas, clasificarla y medicarla. El hecho de que la formación de los jóvenes suela impartirse de un modo dogmático, rígido y dirigido hacia esos modos de actuar no hace sino acrecentar un problema al que estamos contribuyendo de forma más o menos pasiva».

Indican además que la carencia de conferencias o jornadas promueven en mayor medida el estancamiento de los conocimientos, el continuismo en una atención encerrada en el sistema y en la sociedad actual.

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