FERNANDO CABALLERO
Lunes, 3 de octubre 2011, 03:22
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La popular jota de Villamoronta, la rueda de Quintanadiez de la Vega, los aires de la Vega o los espectaculares paloteos de Tierra de Campos -acompañados siempre por la música de la dulzaina y el tambor- constituyen parte de lo que ahora se denomina el patrimonio inmaterial, una manifestación popular y cultural que quiere recuperar la autentica tradición coreográfica de la provincia.
Esta tradición ha llegado hasta nuestros días gracias a la labor de numerosos folcloristas que la han estudiado a través de la recopilación de las danzas tradicionales, que tienen orígenes remotos, pero que se han sistematizado en los siglos XVIII, XIX y XX (hasta la década de los cincuenta). El trabajo investigador de esos folcloristas es en la actualidad la fuente principal de las agrupaciones de danzas que funcionan en la capital y en la provincia, entre los que destacan el Provincial de Danzas, que depende de la Diputación, y el Jorge Manrique, que gestiona la asociación del mismo nombre. Las dos formaciones fueron creadas en 1979 como continuación del trabajo que venían desempeñando en las décadas anteriores los organismos públicos de Educación y Descanso y la Sección Femenina.
La cantera del grupo
El grupo de la Diputación funciona con el apoyo de una Escuela Provincial de Danza Tradicional, que se creó también en 1979, por lo que hoy mismo inicia su trigésimo primer curso. El centro está adscrito al Servicio de Cultura de la institución provincial. En estas tres décadas se han matriculado en el centro unos 3.000 alumnos, según su director -y el del grupo provincial-, el folclorista palentino Javier Revilla. Sin embargo, a lo largo de su historia, el grupo ha contado con 120 miembros, que se han sucedido en este periodo. En la actualidad, hay 24 -16 mujeres y ocho hombres-, aun que hay cinco o seis personas de apoyo que están dispuestas a cubrir bajas para facilitar una actuación. «La escuela es la fuente de la que se nutre el grupo, la cantera del grupo», insiste Revilla.
La escuela cuenta con tres profesoras, Natalia de Fuentes, Montserrat Becerra y Susana Antoraz, que fueron primero alumnas y luego integrantes del grupo provincial. Un cuarto profesor, el dulzainero Juan Cruz Silva, imparte clases de ritmo. Javier Revilla, finalmente, se encarga de enseñar la dimensión teórica de la danza tradicional, del contexto histórico y sociológico en el que se han creado y desarrollado los bailes y de su proyección escénica para que sean conocidos por todos los ciudadanos en las numerosas actuaciones que ofrecen en Palencia y fuera de Palencia. Este año han ofrecido ya 42 en la provincia, además de las que han tenido lugar en varias regionales palentinas, y van a participar en el próximo puente de la Virgen del Pilar en una actividad formativa y de intercambio de trabajo en el Conservatorio Profesional de Córdoba, donde van a escenificar un fandango castellano del siglo XVII.
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Unesco y Cultura
El Grupo Provincial de Danzas está reconocido en el denominado Estatus B de la Unesco y como entidad de utilidad pública por el Ministerio de Cultura, lo que le permite estar presente en numerosos acontecimientos culturales internacionales.
El año pasado ochenta personas finalizaron el curso, y para este año la cifra será similar. «La matrícula fue mayor en los primeros años de funcionamiento de la escuela, en los ochenta del siglo pasado, cuando se llegó a alcanzar las 150 matrículas. Era una época en la que se reivindicaba la cultura y la identidad castellana, y una de las expresiones de su autenticidad eran las danzas», explica Javier Revilla.
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La escuela admite alumnos desde los seis años, una edad en la que la coordinación del cuerpo ya está desarrollada en el niño para poder bailar, hasta personas ya adultas que buscan disfrutar con el baile tradicional. «Son personas de entre 30 y 50 años que quieren hacer una actividad que les gusta y con la que se encuentran cómodos», explica el director del centro.
Los alumnos se dividen por edades y por conocimientos. En un grupo se reúnen a los niños y adolescentes hasta los 15 o 16 años. En otro se enseña a los jóvenes, desde esa edad a los treinta, que tienen una relación más estrecha con el grupo provincial. En otro equipo se encuentran los adultos. Las clases se desarrollan de lunes a viernes, siguiendo también el calendario escolar.
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El coste de la matrícula es de 30,05 euros para los grupos de escolares (mayores siempre de seis años) y 60,10 euros para el grupo de adultos.
Cada grupo tendrá dos horas semanales de clase, un hora en días alternos, de lunes a jueves y conforme a los siguientes grupos de actividad: alumnos más pequeños e iniciación, de 18 a 19 horas; alumnos ya iniciados, de 19 a 20 horas, y alumnos mayores de 14 años y con conocimientos, de 20 a 21 horas.
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