Luis Delgado: «El público encuentra tranquilidad y remanso en la música medieval»

Luis Delgado, madrileño de Chamberí nacido en 1956, instaló en la localidad vallisoletana de Urueña su colección de instrumentos antiguos -formada por unos 1.200, de los que 600 se exponen de forma permanente y el resto recorren la geografía nacional en exposiones itinerantes-, sus conocimientos musicales y su propio grupo, Trovadores del Rey, que el domingo ofreció un concierto de música medieval con motivo de la conmemoración del octavo centenario de los Estudios Generales, que dieron lugar a la primera universidad de España. Una treintena de instrumentos se expondrán mañana en la Casa Junco, donde además se celebrará una mesa redonda.

-Treinta instrumentos y de calidad.

-No es un número elevado, pero tratándose de reproducciones de instrumentos medievales, sí es considerable, porque no hay excesivas representaciones de esa época. Partimos del siglo IX, con los beatos, hasta finales del XIII.

-¿Es difícil encontrar instrumentos originales de esa época?

-No es difícil, es imposible. Los más antiguos que se conservan son los laudes coptos que han aparecido en restos arqueológicos, y si no, curiosamente, ya hay que remontarse a los faraones, al antiguo Egipto, que es un mucho más antiguo, pero han aparecido instrumentos en los sepulcros. De la época medieval lo único que tenemos son representaciones iconográficas.

Las fuentes

-¿Qué fuentes existen para reproducir un instrumento?

-Hay cuatro aspectos a considerar. El primero es el exterior del instrumento, que es el más fácil, ya que aparecen en los pórticos de las catedrales, en los capiteles o en las ilustraciones de los manuscritos. Es más difícil precisar el interior, que es lo que le va a dar el sonido final, las barras armónicas y lo que es la estructura organológica. Esto es más difícil y hay que hacer pruebas hasta que se llegue a una conclusión. El tercer escollo es cuál era la afinación, sobre todo en los instrumentos de cuerda, en los que la afinación cambia con un par de vueltas de clavija. Es difícil de llegar a precisar con exactitud cuál era la afinación. El último de los aspectos es saber cuál era la técnica e interpretación, cómo se tocaban esos instrumentos. Para ello, hay que guiarse por alguna representación, ver cómo se cogían, pero siempre es muy difícil liberarse de la inercia de la ejecución actual. Por ejemplo, cuando coges un instrumento de cuerda, tiendes a tocarlo como una guitarra, y si coges uno frotado, tiendes a tocarlo como un violín&hellip Todo esto es un trabajo de investigación constante.

-¿Qué instrumentos se usaban más en la Edad Media?

-Se utilizaban todos, las cuatro familias básicas de instrumentos, es decir los cordófonos, que son los de cuerda, tanto frotados como pulsados; los aerófonos, que son los de viento; los idiófonos, que son los que suenan en sí mismo, como un platillo o una castañuela, y los membranófonos, que son los instrumentos de parche, panderos o tambores. Todo ese abanico de instrumentos ya se usaba en la España medieval.

-¿Y en la actualidad se emplean unos más que otros?

-No. Las dos últimas décadas han sido muy fructíferas para este tipo de música, y ya hay dos generaciones que han investigado en todos estos instrumentos, aunque aún es un terreno por investigar.

-¿Qué lagunas hay en esa investigación?

-Hay muchísimas. La semana pasada se celebró un congreso de arqueología musical en la Universidad de Valladolid y se presentaron del orden de treinta ponencias, todas muy interesantes y muchas de ellas sobre temas aparentemente cerrados, pero que nunca lo están del todo. Por más que tengamos la certeza de que estamos ya en un terreno claro sobre un determinado tema, siempre se va a poder ir más allá, nunca sabremos de verdad cómo sonaba esta música, y aunque tengamos una indicación de que esta melodía debía de tocarse muy lenta, el tiempo lento para un hombre del siglo XXI no es lo mismo que para una persona del XII. Las velocidades de percepción que tenemos en la actualidad son otras.

-¿Se conservan partituras de aquella época?

-Hay notaciones de la época. Una de las más importantes son las Cantigas de Alfonso X, que no es una notación igual que la de ahora, pero que hay muchas transcripciones, algunas de ellas muy polémicas, porque hay algunas que son muy claras, pero en otras vemos que hay diferentes posibilidades de interpretación. Sí hay bastantes fuentes de música escrita, pero la música escrita en aquella época se puede decir, para entendernos, que era una especie de taquigrafía. Era solo un apunte, y tienes que conocer los estilos y la forma.

-¿Por qué que en los últimos años este tipo de música antigua gusta mucho?

-Vivimos en una época -antes hablábamos de la velocidad- con una determinada velocidad que ya está en los límites de lo ergonómico. Creo que a todos nos viene un poco grande esta vida. Las frases más usadas son 'no tengo tiempo' o 'no doy abasto', 'es tremendo'.... Esta música nos habla de una música en la que el tiempo era otra cosa, de una época en la que el ser humano era propietario de su propio tiempo. La gente encuentra una tranquilidad y un remanso con esta música, sobre todo cuando se interpreta en espacios históricos. Con ello la gente logra salirse de este vértigo en el que vivimos.

-¿A partir de qué época se conservan instrumentos originales?

-En el Museo de la Música de Urueña los hay desde 1680, que es un salterio dulcero que se utilizaba para acompañar al canto.

-¿Algunos de los instrumentos que se van a ver en Palencia tienen anécdotas?

-Todos están en uso. El concierto que ofrecimos el domingo en San Miguel se hizo con los instrumentos que estarán expuestos. Hay alguno curioso, como un salterio cuya única representación se encuentra en el pórtico de la Majestad de Toro. Hemos tenido que hacer varias copias hasta llegar a un instrumento que pudiera ser tocable, que tuviera un rendimiento sonoro lógico, que sea parecido al de la figura y se toque en la misma posición que el de la figura. Además, este instrumentos estaba clasificado hasta hace poco tiempo como de percusión. Nosotros no estábamos de acuerdo, nos pusimos a trabajar sobre el tema, y al final se ha demostrado que no es de percusión.