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Rafa Nadal, durante la final de Roland Garros del pasado mes de junio. :: REGIS DUVIGNAU -REUTERS
TENIS

Rafa Nadal revela sus secretos

El tenista publica una rica autobiografía, escrita junto a John Carlin, en la que repasa su trayectoria y las fricciones con Toni, su tío y exigente entrenador

ARTURO POSADA

Domingo, 4 de septiembre 2011, 03:37

¿Un libro firmado por Rafa Nadal y el excelente periodista John Carlin?

¿Una rica autobiografía para acercarse a la intimidad de uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos?

¿Un lanzamiento editorial en inglés que llega antes a las librerías de Estados Unidos que a las de España, donde aún no está disponible?

Respuestas a las preguntas anteriores: Sí, sí, sí.

Y, más que afirmaciones, tres exclamaciones de deseo.

Conviene adentrarse con celeridad en las 272 páginas del libro 'Rafa' para observar más de cerca al mito y a todo su círculo.

La tarea se antoja fácil porque estas memorias discurren con la emoción de un partido de tenis. A lo largo de nueve capítulos (o juegos), comienza 'sirviendo' Rafa Nadal en primera persona y continúa Carlin en tercera. La mano del autor de 'El factor humano' (el libro que dio origen a la película 'Invictus' y cuyo título original era el más acertado 'Playing the enemy') resulta más que evidente. Redactado íntegramente en inglés, la amenidad del estilo nos lleva a imaginar al brillante Carlin como el 'negro' reconocido en las reflexiones que, supuestamente, ha escrito Rafa. El tenista aparece con mayor cuerpo de letra en la coautoría de la edición 'hardcover'.

Para no perder el hilo de la actualidad más caliente hay que consignar la cada vez más tensa relación que Rafa mantiene con Toni Nadal, su tío y entrenador, reflejada en el libro. Algún reproche aparece cuando el tenista explica que empezó «dubitativamente» en el US Open del año 2010 tras «una discusión» con su preparador. En la segunda ronda del Abierto, ganó al uzbeko Denis Istomin, pero Toni le reprochó que no lo había hecho «con buena cara» y que su «actitud había sido pobre». Rafa Nadal replicó: «No entiendo por qué reaccionas así si he jugado como me has dicho. Y no sé por qué sientes la necesidad de reprochármelo cuando la mayoría de la gente alaba mi actitud en la pista». El entrenador se 'calentó': «Vale, te digo lo que pienso y no te gusta. Me voy a mi casa. Ya puedes buscarte otro». Y, después de que Rafa insistiera en que se estaba equivocando, Toni explotó: «Muy bien, si las cosas van a ser así a partir de ahora, no veo ninguna satisfacción en seguir siendo tu entrenador». Y abandonó el vestuario hecho una furia, según relata Rafa Nadal.

El tenista cita «ejemplos triviales» que reflejan las incoherencias de su tío, como su ventajismo a la hora de analizar los puntos que pierde o consigue. «La atmósfera en nuestro equipo es más tensa cuando Toni está cerca. Lo que nunca pierdo de vista es que esa tensión acaba resultando beneficiosa para mi juego».

La rebelión

Rafa se ha hecho mayor y ya no cree en los métodos marciales y un punto dictatoriales de su entrenador, al que en un ejercicio de equilibrio, también reconoce la importancia de «todo» lo que ha logrado. «No necesito más lecciones de humildad. No necesito que me diga más que tengo que poner 'buena cara'. Merece crédito por tantas cosas buenas en mi carrera, pero también hay que echarle la culpa porque soy más inseguro de lo que debería. El chiste es que dice que tiendo a infravalorarme. La manera en la que ha trabajado conmigo durante todos estos años me ha influido para tener la actitud opuesta que él me pide. Ahora debo buscar mi propio juicio y luchar por encontrar el equilibrio correcto entre la humildad y el exceso de confianza».

John Carlin describe al 'tío Toni' como un «moralista» de «filosofía espartana», que no cree en Dios al considerarlo «algo primitivo» y que generó no pocas dudas entre otros miembros de la familia por la aspereza del método, basado en una palabra: resistencia. El padrino de Rafa consideró que lo que hacía Toni en los inicios con el niño tenista se podía definir como «crueldad mental». En cambio, su tío Miguel Ángel Nadal, el exitoso futbolista, nunca tuvo dudas de que una de las características del éxito pasa por el sufrimiento y aprender, incluso, a disfrutar con él.

El Nadal más íntimo

Durante todo el libro hallamos gemas que dan una visión sobre el 'Nadal-persona' contrapuesto al 'Nadal-campeón'. Como consigna John Carlin, Rafa aparecía como Superman para las multitudes anónimas tras la conquista del título en Wimbledon en 2008, aunque «para sus íntimos, también era Clark Kent».

Porque en 'Rafa' nos encontramos a una persona insegura, «como un gato asustadizo», en palabras de su hermana Maribel, con quien guarda una relación muy estrecha. Descubrimos, porque lo cuenta su madre, Ana María Parera, que el portentoso tenista «es un ser humano lleno de miedos e inseguridades», al que no le gusta la oscuridad y prefiere dormir con la luz o la televisión encendida, y temeroso de los truenos y relámpagos. El mediterráneo Nadal aborrece el queso, el tomate y el jamón, sueña con comprarse un barco y no se dedica a nadar en el mar salvo que pueda ver con claridad el fondo.

Rafa es también un veinteañero deseoso de salir de fiesta, especialmente en verano, cuando sus exigentes obligaciones se lo permiten. «A veces hasta las seis de la mañana. Apenas toco el alcohol. Algunos jugadores son monjes, yo no. Nunca pierdo de vista el trabajo, pero necesito desconectar». Y, para lograrlo, juega al fútbol con sus jóvenes primos o acude a pescar.

Tampoco se ve a sí mismo como «un ejemplo de alimentación saludable». En Wimbledon suele acudir a un supermercado al lado de la casa que alquila -al otro lado de la carretera del All England Club- para él y su familia. ¿Sus prioridades en el 'supermarket'? «Nutella, patatas fritas y aceitunas». De niño sufrió una indigestión tras un atracón de olivas, pero Nadal no perdió el gusto por ellas.

Ordenado en todo lo referente al deporte (cuando jugaba al fútbol en su infancia limpiaba concienzudamente las botas antes de los partidos), en su vida diaria se define como «caótico». Considera también que «la fortaleza de carácter» es algo en lo que debe trabajar. En un partido de fútbol de Liga Balear sub 12 no se atrevió a tirar un penalti que él mismo había provocado y cuya consecución resultaba clave para el título. Orgulloso de ser español, se levanta a las horas más intempestivas en sus viajes para ver al Real Madrid, el equipo de sus amores, cuya afición heredó de su padre. Y el golf, claro, con Tiger Woods como el deportista al que más admira fuera del tenis.

El divorcio

El libro nos presenta al inicio un «elenco de personajes» dividido en tres grupos: la familia, el equipo y los amigos. En su familia hay algo «siciliano», apunta John Carlin. «Más que una familia son un clan, como los Corleone o los Soprano. Sin maldad y sin pistolas».

Rafa Nadal explica que «sus valores como persona» provienen de su madre y de su padre. Ellos le impusieron disciplina y, desde pequeño, se acostumbró a permanecer con personas adultas. Su familia materna posee un negocio de muebles en Manacor. Su abuelo paterno, Rafael, es músico y con 16 años dirigió un coro de niños con la Novena de Beethoven. Su padre, Sebastián, es un hombre que comenzó haciendo negocios con los coches usados y que ahora se encarga de las inversiones en beneficio de su hijo. Su madre, que le hace las maletas ordenadamente antes de cada largo viaje, renunció a un negocio de perfumería para dedicarse a la familia. La separación del matrimonio, de la que se enteró en vuelo de Melbourne a Dubai, ejerció un efecto devastador en su carácter.

'El paraíso perdido' estragó su juego y llevó a los expertos a preguntarse si el fenómeno Nadal había tocado a su fin. Su tío Toni logró sacarle del abatimiento: «Hay un montón de gente que ha tenido problemas y ha seguido adelante. ¿Qué te hace pensar que eres tan especial como para ser la excepción?».

¿Xisca? No, Mary

Su novia es María Francisca Perelló, a la que Rafa llama cariñosamente Mary y todas sus amistades por el nombre completo. Nadie de su confianza se refiere a ella con el apodo 'Xisca' que utilizan los periodistas. María Francisca cree que se «asfixiaría» si tuviese que seguir a Rafa por todo el mundo. También es alérgica a la fama: «No es un mundo del que quiera formar parte. Creo que Rafa no elegiría a una mujer que buscase ese tipo de vida», declara María Francisca a Carlin en el libro.

La lectura completa de 'Rafa' resulta fecunda y reveladora. Comienza con un desolado Nadal que llora sin consuelo en el vestuario durante más de media hora tras perder la final de Wimbledon en 2007 ante Roger Federer y se prepara para ganar la de 2008 ante el mismo rival. Los ritos previos, la ducha que activa su cuerpo 45 minutos antes, la música que fluye por los auriculares, la cinta en la frente, los dedos vendados, los sorbos de dos botellas...

Los 'flashbacks' van desgranando la biografía de Nadal: golpeaba de pequeño con las dos manos hasta que su tío Toni le dijo que debía hacerlo con una. Eligió la izquierda, aunque es diestro para escribir, jugar al baloncesto, golf y dardos. Para el fútbol, en cambio, también emplea la zurda.

'Rafa' repasa los éxitos en las canchas, tácticas incluidas; el coche deportivo del que se encaprichó en París y que su padre solo le permitió comprarse si ganaba Wimbledon; la fortaleza mental en la pista y la ética de trabajo que nunca decae; el grupo humano que rodea y cobija al humilde Nadal; la desesperación por la lesión en el pie izquierdo que proyectó la sombra de una retirada prematura; las ganas de volver a su casa de Manacor rápidamente aunque sea en un vuelo de bajo coste... Y los cuatro títulos del Grand Slam, coronados con algo que nunca soñó: ganar el US Open en la rapídisima pista de Flushing Meadows.

Un libro más que recomendable para desentrañar la esencia de un tenista de 25 años devenido ya en mito del deporte mundial.

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