Secciones
Servicios
Destacamos
SARA VILORIA
Lunes, 15 de agosto 2011, 03:02
Cuando Alfonso Jiménez Rodríguez-Vila y Francisco Iglesias decidieron comenzar el proyecto 'Cascajares', desde sus jóvenes 19 años, no imaginaban que su idea inicial iba a llegar tan lejos. Era el año 1994, acababan de terminar sus estudios de bachillerato y apenas contaban con medios económicos, pero tenían clara que su meta era crear una empresa basada en la transformación de productos agroalimentarios, fundamentalmente trabajando con el capón.
Las 160.000 pesetas iniciales de sus ahorros era todo el capital con el que contaban. Lo que en sus inicios era un reto, ahora se ha transformado en un producto destinado a clientes exquisitos. «Intentamos que nuestro producto se venda en las mejores tiendas de cada ciudad», asegura Simón de Francisco, responsable de comunicación de la empresa.
El punto de inflexión tuvo lugar en el año 2004, en la boda del Príncipe Felipe y la Princesa Letizia. Ante la sorpresa del grupo empresarial, contaron con su presencia desde la Casa Real para el banquete de la boda. Esta vez, el reto parecía «imposible», pero fue aquí cuando miembros de casas reales y jefes de Estado de todo el mundo tuvieron la oportunidad de probar como segundo plato del menú el capón de Cascajares. Desde entonces, la empresa logró un crecimiento «meteórico» y sus instalaciones en la fábrica de Villamuriel de Cerrato se quedaron pequeñas ante la gran demanda de mercado.
Dueñas pasaba a ser la nueva ubicación de la planta de elaboración. En 2004 inician otro de sus objetivos: abrirse al extranjero. Los primeros contactos internacionales fueron en Andorra y Portugal, pasando por Japón. En 2007 aumenta su facturación un 50%, alcanzando los seis millones de euros. En 2010 agotan las existencias de su producto exclusivo de la época navideña, el capón relleno de foie, orejones y piñones. Este mismo año la facturación en exportación llega casi a los 300.000 euros, y actualmente la empresa cuenta con presencia en Japón, Rusia, Irlanda, Francia, Alemania, Portugal, Grecia, Italia y Reino Unido.
El responsable de comunicación de Cascajares afirma que su mercado principal «es ahora mismo el portugués». Aspiran, además, a que «la facturación en exportación represente el 50% de la facturación total».
Hace ya tres años desde que la empresa se asentó en una planta elaboradora en la provincia de Quebec, Canadá. Asegura De Francisco que este proyecto está teniendo unos «resultados inmejorables», donde además están construyendo una nueva fábrica en la zona. En 2011 han abierto una delegación comercial en París desde donde se coordina el trabajo de «prospección, promoción y distribución» para llevar a Francia los productos de la marca Cascajares.
Pero a pesar de que hayan superado las fronteras españolas, para llegar con su producto a clientes de todo el mundo, una cosa es clara: «Intentamos buscar en primer lugar materias procedentes del Cerrato palentino y, en segundo, de la región». Los productos palentinos y de Castilla y León son la garantía de su éxito. «Siempre hemos apostado por la utilización de materias primas de Castilla y León, como son el cordero lechal, el pimiento de Torquemada, los piñones de San Esteban y los quesos del Cerrato». El capón de Cascajares, la pularda palentina, pueden ya formar parte del menú de los clientes más exquisitos de todo el mundo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.