ALBA ALONSO
Lunes, 25 de julio 2011, 13:44
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La localidad palentina de Cervatos de la Cueza homenajeó ayer a uno de sus vecinos más ilustres, Gerardo Melgar, obispo de la diócesis de Osma-Soria, al que se ha dedicado una de las calles del municipio.
Los actos comenzaron a la una de la tarde, con una misa en la iglesia de San Miguel y Santa Columba. Todo el pueblo se reunió allí para acompañar a este cervateño, que hace 38 años decidió dedicar su vida al sacerdocio. Niños, jóvenes y no tan jóvenes acudieron a la eucaristía, que estuvo acompañada por los cánticos del coro parroquial, cuyos miembros llevaban unos días ensayando para la ocasión. Durante la misa, que Gerardo Melgar ofició acompañado por el sacerdote de la localidad y el de la parroquia palentina de San Miguel, así como por varios vicarios de la diócesis de Osma-Soria, el obispo agradeció a sus vecinos y a la corporación municipal su apoyo y cariño.
Al término de la eucaristía fueron muchos los que esperaron en la iglesia para saludar y felicitar personalmente a Gerardo Melgar. Los Dulzaineros de Campos esperaban mientras tanto a las puertas del templo para emprender, entre jotas y canciones populares, el camino que les llevaría hasta la calle donde se descubriría la placa en honor al homenajeado.
Minutos después, la que hasta ese momento había sido travesía de la Solana pasó a denominarse calle del Obispo Gerardo Melgar Viciosa. El prelado se mostró muy emocionado, y no solo por el reconocimiento y el cariño de sus vecinos, sino porque además la calle que le han dedicado es aquella en la que sus padres vivieron toda su vida, donde él nació y pasó su infancia. «Siento alegría y gozo porque el pueblo se haya acordado de mí. Lo que me emociona no es que me hayan dedicado una calle, sino lo que esto significa. Además, me emociona especialmente que sea mi calle, donde nací». explicaba ayer el obispo palentino con evidente satisfacción.
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Y es que para Gerardo Melgar su pueblo siempre ha sido muy importante, y muestra de ello es que en su escudo episcopal, en el que se destaca lo más significativo de su vida, Cervatos ocupa un lugar especial. Dos de las cuatro partes del emblema están ocupadas por los símbolos de la localidad, los ciervos y la encina, respectivamente. «Siempre os he llevado en el corazón, y quise que mi pueblo estuviese presente en mi escudo», afirmó.
Al acabar el acto, y sin que la música dejase de sonar, todos caminaron hasta el enclave de la Torre de San Miguel, donde otro cervateño ilustre, Ángel Cortés, del restaurante Cortés de Aguilar de Campoo, ofreció un aperitivo a los asistentes. Los vecinos continuaron celebrando juntos el homenaje, todo un acontecimiento en Cervatos.
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