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El alcalde pedáneo de Aldealbar, Onésimo Torres, posa a la entrada de la pedanía. :: LORENA SANCHO
VALLADOLID

Los pueblos con apellido

La ordenación territorial que plantea la Junta en este mandato llegó hace años a nueve núcleos que dependen de otros ayuntamientos. Así son las pedanías

LORENA SANCHO

Domingo, 24 de julio 2011, 03:01

El médico que pasa consulta en la población de La Santa Espina atiende a diario al centenar de vecinos empadronados. También el frutero de Toro (Zamora) ofrece sus productos con asiduidad, casi tanta como el panadero de Rioseco que reparte el género toda la semana. La vida en este núcleo de colonización es similar a la de cualquier otro municipio de la provincia, pero las administraciones no lo consideran como tal. Es una Entidad Local Menor, más conocida como pedanía, lo que significa que su gestión administrativa depende de otro Ayuntamiento, en este caso del de Castromonte, a 7 kilómetros y sin apenas vinculación entre los vecinos de ambos pueblos.

Desde su creación hace seis décadas, La Espina engrosa en Valladolid el listado de núcleos que carecen de Ayuntamiento -se rigen por junta vecinal- generalmente por motivos históricos. Aldealbar (Torrescárcela), Gordaliza (Bustillo), Foncastín y Torrecilla del Valle (Rueda), San Bernardo (Valbuena), Santiago del Arroyo (San Miguel) y Villamarciel y Villavieja (Tordesillas) llevan grapado al nombre el apellido del municipio al que pertenecen en una fórmula de gestión, la de agrupar ayuntamientos, que podría ampliarse este mandato ante la ya anunciada ordenación del territorio.

En el DNI de cada vecino, en la correspondencia y en cualquier trámite burocrático la pedanía viene seguida de un municipio que le concede apellido administrativo. Pero ¿cómo se vive dependiendo de otro pueblo? Los alcaldes pedáneos responden. «En el momento que tú no decides lo que quieren tus vecinos, mal. Nos sentimos en inferioridad de condiciones con respecto a otros pueblos de alrededor que tienen menos población y sí pueden gestionar sus fondos». Habla el alcalde pedáneo de La Espina, Luis Miguel Puerta, quien incide en que la vinculación de La Espina con Castromonte es similar a la que puede mantener con Barruelo o San Cebrián de Mazote. «Pero nos adjudicaron Castromonte, que no tenemos nada en contra de este pueblo, pero los trámites administrativos siempre los tenemos que hacer a través de su ayuntamiento, las subvenciones que recibimos, los ingresos por tasas, todo pasa por allí y sí, nos lo dan, pero tenemos que pedirlo», insiste.

A Dolores Mayo, alcaldesa pedánea de Foncastín (150 vecinos), le da «rabia» que un pueblo de veinte habitantes obtenga más fondos que el suyo por el mero hecho de ser municipio: «Hay subvenciones que si las pide el Ayuntamiento de cabecera no puede pedirlas la pedanía». Pese a que admite que la relación con Rueda es buena y que reciben el dinero que les corresponde, Mayo es tajante a la hora de sopesar beneficios e inconvenientes de ser pedanía. «¿Ventajas? No tenemos ninguna. Es cierto que voy a Rueda y me lo dan, pero no tienes libertad para hacer movimientos. Prefiriría tener ayuntamiento propio».

Competencias

Aunque la Ley de Régimen Local estipula las competencias básicas de Ayuntamiento y pedanía, son después ambas entidades las que suelen suscribir sus propios convenios para asegurarse la buena distribución de los fondos. El primero que así lo recogió fue el de San Miguel del Arroyo, que especificó hace 13 años cuáles eran las funciones de la junta vecinal de Santiago (la componen el alcalde pedáneo, un vecino elegido por este y el segundo más votado). «Hay temas como urbanismo que no lo tenemos delegado, pero lo demás, como gestión del patrimonio y de los bienes comunales, nos corresponde», especifica la alcaldesa pedánea de Santiago, Mercé Gómez. Después reciben la parte proporcional de los impuestos y licencias.

En la historia de toda pedanía que se precie existe un intento de independencia que hoy por hoy sería «inviable», según algunos alcaldes de los pueblos cabecera. «Entiendo que quieran su identidad, pero los servicios que prestamos por sí mismos no podrían tenerlos», dice el alcalde de Tordesillas, José Antonio González. Otros, como el de Castromonte, Juan Pablo Espinilla, reconocen que pedanía y municipio no tienen las mismas necesidades y que «deberían gestionarse por sí mismos». «¿Si se sienten integrados en el municipio cabecera?» -se pregunta el de San Miguel, José Arenal- «No, pero es inevitable porque hacen su vida en la pedanía».

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