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ANGÉLICA TANARRO
Martes, 5 de julio 2011, 02:37
Diez años editando poesía en libros objeto, numerados y cuidados hasta el más mínimo de los detalles más que un milagro es un misterio. O puede que ambas cosas, en una mezcla desconocida incluso para el alquimista que la hace posible. El poeta Eduardo Fraile Valles es, cuando no escribe, el que 'fabrica' artefactos de poesía detrás de los cuales hay siempre algo más que literatura.
La editorial Tansonville, ese 'capricho' de letraherido, de lector hasta la enfermedad, ha cumplido diez años. Y esa redonda cifra ha sido celebrada por su creador con su último poemario dado a la imprenta. A la imprenta, literalmente y anticuadamente hablando, pues a gala tiene este sello que va sufragando cada nuevo libro con las suscripciones que consigue el anterior, editar con los procedimientos tradicionales, incluyendo el cosido artesanal de las páginas de sus libros.
«Y de mí sé decir...» hace el número 12 de la colección que da nombre a la editorial -que tiene otras colecciones, como 'Gilberta Swan' o 'Gran Hotel de Balbec', que hablan del amor del editor por Proust- y cierra un ciclo vital ya que de Eduardo Fraile era el título que inició editorial y colección: 'Con la posible excepción de mí mismo'.
El nuevo poemario, que alude en su título a la frase de Don Quijote: «De mí sé decir, dijo Don Quijote, que no sabré poner término a esos días», sigue la línea iniciada con 'Quién mató a Kennedy y por qué' (2007), premio Fray Luis de León, y 'La chica de la bolsa de peces de colores' (Visor, 2008), accésit del premio Gil de Biedma, una línea que el propio autor denomina 'Apuntes del natural'. Y es que, efectivamente, su poesía se ha 'naturalizado' en el tiempo transcurrido desde que en 1982 publicara su primer libro, 'Ningún otoño es amar'. Quizá porque con el tiempo ha llegado a la conclusión de que su objetivo como poeta es dejar «que las palabras se digan ellas solas a través de mí», como manifestó en su intervención en la Feria del Libro de Guadalajara. Y es que lo más íntimo de este poeta, alejado de artificios, fluye con naturalidad en sus últimas obras.
Y, de alguna manera, lo explica en 'Prólogo', el último poema del volumen (por uno de esos juegos a los que es tan aficionado): «Todo el secreto, todo el aprendizaje del artista/ en cuya búsqueda, cuya aprehensión, ha de invertir su vida/ como condición necesaria (aunque no suficiente), se puede resumir en esta fórmula/ magistral:/ dejar de ser 'artífice'/ para convertirse en 'instrumento'».
En todo libro hay un poema que se convierte en el santo y seña del libro. En este 'Y de mí se decir...' lleno de ausencias-presencias, ese poema bien puede ser el titulado 'Dos fotos de mi madre', pues una de esas fotos abre y cierra como un sello sus páginas. Y es la figura de la madre, su recuerdo, su presencia incluso en aquellos poemas en los que no habla de ella, parte esencial del argumento de la obra. «Mi madre lleva una camisa de cuello grande/ abrochada hasta arriba. Es hermosa/. Sin duda la que más (...) Pero en ambas/ fotografías/ lo que sorprende, lo que quita el aliento,/ es su decisión: su disposición,/ la aceptación última, total, de lo que sea que ella cree/que debe hacer».
El poema ha inspirado una de las más bellas ilustraciones del libro, realizadas por África Bayón, 'Bulgarcita', diseñadora e ilustradora cómplice en otras aventuras de Eduardo Fraile. Sus piezas 'collage' realizadas con telas componen la parte visual de una obra que ha cuidado al extremo la impresión para que no se pierde esa textura de los 'dibujos' con ese aire infantil, que casa perfectamente con el aroma de tiempo recobrado, que tiene toda la obra.
La memoria hecha materia de escritura, tan nítida que casi se puede tocar y cada lector puede hacerla suya: una puerta en el cuadro de Las Meninas, los objetos familiares que cobran importancia cuando dejaron de ser útiles hace tanto tiempo..., una luz de tarde, 'Ne me quittes pas', a ser posible con la voz de Jacques Brel, páginas que se leen con el corazón algo estremecido.
Tansonville cumple con ellas diez años. En su nómina figuran Arcadio Pardo, Máximo, Pedro Casariego Córdoba, Jesús Hilario Tundido, Alfonso López Gradolí, Ángel Guache, José María Parreño, José Manuel Suárez, Luis Ángel Lobato, Pilar Rubio Montaner, Rafael Marín, J. M. Calleja y José Luis Jover. Con ellos va Eduardo Fraile. Paso a paso.
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