Desde Barcelona hasta Oviedo

Una escultura de 45 metros de altura que Eutimio Montero Macho -natural de Pino del Río, domiciliado en Barcelona, pero que regresa a su pueblo cada quince días- dedicó en 1995 a la memoria de su esposa, domina la vista de Pino del Río. El obelisco se ha convertido en un centro de atención, hasta el punto de que han venido infinidad de autocares de ruta por la zona y con parada obligatoria para contemplarlo. Recientemente se ha dotado de luz a la escultura, de forma que por la noche ilumina la imagen en bronce de San Pedro, patrón del municipio, que la corona.

Pino del Río también es conocido fuera de las fronteras provinciales, y sobre todo en Asturias, porque todos los veranos, niños y jóvenes de la parroquia de San Antonio de Padua de Oviedo disfrutan de un campamento en el pueblo.

Por otro lado, este municipio es conocido por sus afamados cotos de pesca en una cuenca de seis kilómetros, y por el área recreativa creada entre los ríos, entre los que conviven chopos, sauces llorones, álamos y numerosos y vistosos ejemplares. Además, en las últimas casas del pueblo en dirección a ese área recreativa se está construyendo un muro que salva la diferencia de altura con la carretera, y ya solamente quedan una treintena de metros para completarlo.

En cuanto a infraestructura hostelera, Pino del Río, con una población de 148 habitantes -a los que se suman los 76 de Celadilla-, no se puede quejar. A la casa rural Casa Fontecha, un buen destino para alojarse, le dan vida los dos bares, el de Sinesio, y la taberna de Ana, su hija, por lo que la competencia resulta mucho más que amable. Y además en verano, la junta vecinal saca a concurso la gestión del bar de la plaza.