JESÚS BOMBÍN
Martes, 17 de mayo 2011, 02:39
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Vanessa Pollán Palomo (Cogeces del Monte, 1979) ha vuelto a su tierra para relanzar el Museo Casa de Cervantes. Miembro del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos desde 2008, recaló en Cartagena para organizar la apertura del estatal Museo de Arqueología Subacuática y colocarle en el mapa cultural con una estrategia de exposiciones y creación de contenidos divulgativos. Tres años después, retorna a Valladolid para relanzar el languideciente Museo Casa de Cervantes (12.000 visitantes al año), creado en 1948 y cuya gestión, dirección y presupuesto dependen del Museo Nacional Colegio de San Gregorio. «Este museo debería ser un referente en la ciudad; en cualquier parte del mundo dices Cervantes y la gente sabe de qué hablas: no es casualidad que una parte de los visitantes sean escolares extranjeros que llegan atraídos por el autor de 'El Quijote', que estudian en sus países».
-¿Qué se ha encontrado al llegar a un museo tan dependiente de San Gregorio que lo solapa por completo?
-He encontrado un museo con muchas necesidades de reactivación, de que el personal tenga un referente y un presupuesto para hacer actividades. De entrada, es imprescindible que se integre en la red de museos de la ciudad y forme parte de la 'Valladolid Card' (tarjeta que permite acceder a todos los museos por 5 euros). Al público le da igual que este centro dependa de una administración u otra, lo importante es que haya un responsable que establezca contactos y proponga iniciativas.
-¿Qué ofrece el Museo Casa Cervantes?
-Aquí vivió Cervantes, un genio de la literatura de resonancia universal y a eso hay que sacarle partido. El fondo bibliográfico que aquí se custodia es importante, pero más lo es la memoria que guarda esta estancia, el legado que pudo dejar aquí el escritor y toda la actividad que se puede propagar con ese atractivo inmaterial. Hay que hacer que la gente sea consciente de que pisa un espacio donde se ha generado la literatura más importante.
-Estas dependencias son desconocidas incluso para muchos vecinos de la ciudad.
-Por eso es necesario darle más visibilidad al exterior del edificio con señalización o con otras fórmulas. Mucha gente desconoce que aquí vivió Cervantes como inquilino entre 1604 y 1606, coincidiendo con la publicación de la primera edición de 'El Quijote' (1605) y que el inmueble se puede visitar. Además, a diferencia de la casa natal de Cervantes en Alcalá de Henares, aquí está documentalmente demostrado que vivió. Jesús Urrea se ocupó de documentarlo. Aquí tuvo lugar una lucha de espadas entre dos caballeros, uno resultó herido, llegaron las autoridades y los vecinos, entre ellos Cervantes, fueron llevados al calabozo una noche. A tosdos ellos se les tomó testimonio que ha perdurado escrito.
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-¿En qué le gustaría convertir el Museo Casa de Cervantes?
-Debería erigirse en una marca de la ciudad. Entre los 12.000 visitantes anuales hay muchos grupos de estudiantes extranjeros, sobre todo franceses, y lo hacen atraídos por lo que sugiere en sus países el nombre de Cervantes y 'El Quijote'. Visto desde el exterior se le da una relevancia que aquí ignoramos.
-Quiere relanzar el centro. ¿Cómo piensa hacerlo?
-Con un programa que genere actividad alrededor del museo. Este fin de semana y el que viene tenemos talleres didácticos para niños sobre 'Los caminos y mudanzas de Cervantes'. En mayo habrá también una exposición temporal con fotografías sobre escritores que hacen reflexiones en torno a su propio retrato. El 29 de mayo habrá un recital de piano y del 24 al 29 de mayo, de 22:00 a 23:00 horas, teatro en el museo, con la compañía Rayuela representando 'El jardín de los cerezos, de Anton Chejov. Vamos a dar un gran impulso a las actividades para niños. En verano, por ejemplo, organizaremos un campamento urbano en torno a la época de Cervantes. También me gustaría retomar actos como 'Las mañanas de Cervantes', que se celebraron de manera ininterrumpida desde 1955, programar conciertos, tertulias, actos literarios, presentación de libros...
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-En un entorno de recortes es arduo ver fraguar las propuestas.
-Es complicado gestionar un museo y más en tiempo de crisis. En mi caso, después de haber pasado por una época de 'vacas gordas', de haber vivido la apertura de un museo estatal en Cartagena, resulta un gran contraste intentar hacer cosas con poco dinero, pero hay que contar con la imaginación y la buena voluntad para plasmar proyectos.
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