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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ
Lunes, 9 de mayo 2011, 03:06
En Segovia hay varios templos sin culto, pero la iglesia de San Nicolás de Bari es la única románica de propiedad municipal. Fue edificada en el siglo XII, poco después de la repoblación de la ciudad en 1088, como casi todas las iglesias de Segovia, y fue mantenida a lo largo del tiempo bajo el patrocinio de los nobles; durante los siglos XVI y XVII de los Tordesillas, y luego de los marqueses de San Felices y la condesa de Alcoles. La torre ya aparece en la panorámica de Segovia realizada por Wyngaerde de 1562. A mediados del XVIII, debido a la concentración de iglesias que había en la ciudad, fue anexionada a la parroquia de la Santísima Trinidad y cayó en desuso. En el siglo XIX fue adquirida por el Ayuntamiento, probablemente tras los procesos desamortizadores de los bienes de la Iglesia, pero la falta de uso fue agravando su deterioro, tanto que en 1923 hubo una propuesta de derribo sobre la mesa que, por fortuna, no prosperó y el templo se consiguió salvar de la piqueta.
Las grietas en muchas partes del edificio ya se apreciaban en las fotografías tomadas a principios de siglo por Laurent, en cuya descripción se recuerda que en la iglesia de San Nicolás se bautizó Isabel Alvarado y Avellaneda y que en el interior, muy modificado, «solo merece mencionarse el retablo mayor por sus estriadas columnas del Renacimiento, un crucifijo, un san Julián y varios cuadros». Nada de esto se conserva hoy día en el edificio, que figura inscrito en el Registro Municipal de Bienes con el número 17.
En el último tercio del siglo XX el templo logró salir del ostracismo cuando el Ayuntamiento decidió acondicionarlo para que albergara el Taller Municipal de Teatro, que sigue utilizándolo en la actualidad bajo la dirección de Mayte Hernangómez, aunque hacia 1950 requirió algunas obras para consolidar la construcción y para derribar y reconstruir el ábside pequeño, que estaba en estado de ruina. Las últimas intervenciones han sido la rehabilitación dirigida por el arquitecto municipal en 1988 y los trabajos realizados en 1993 para talar los árboles que había en el patio ajardinado. Desde entonces el uso como templo del teatro ha permitido conservarlo en un relativo buen estado, aunque el deterioro ha ido avanzando y el estado actual del edificio requiere una nueva intervención.
La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento acaba de aprobar el proyecto de rehabilitación para intervenir en todos los elementos de la antigua iglesia, desde las cubiertas al interior, con un presupuesto de 251.332 euros. Uno de los trabajos clave de esta rehabilitación consistirá en la recuperación de la capilla de la torre, que hoy se utiliza como almacén del Taller Municipal de Teatro, como un recurso turístico más de la ciudad, de manera que pueda ser visitable con independencia del resto de las instalaciones para mostrar las excelentes pinturas góticas del siglo XIII que conserva.
Humedades y grietas
Claudia de Santos, concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, explica que el proyecto no supondrá un cambio funcional ni de uso del edificio, que seguirá siendo la sede del Taller Municipal de Teatro, aunque es obvio que durante las obras, que podrían acometerse a finales de año, afectará a la actividad normal de éste.
Con las obras previstas se actuará en todo el templo con el fin de reparar los daños y los problemas estructurales que presenta. De acuerdo con la memoria del proyecto, los principales deterioros están causados por las humedades que proceden de la cubierta, que está en mal estado, y por las grietas abiertas en los muros de la torre, que son de cal y canto, además de por la vegetación fuertemente enraizada en algunas partes.
La intervención será de envergadura porque hay que desmontar el tejado para acometer las obras necesarias. «El interés del proyecto radica en la recuperación del edificio, la única iglesia románica propiedad del Ayuntamiento, y en la posibilidad de rehabilitar el elemento patrimonial específico de la torre, en dignificarla para permitir el acceso al público desde la calle», señala De Santos.
Enterramiento adornado
La torre, utilizada ahora como almacén, tiene un acceso independiente a través de la puerta con arco de ladrillo que cierra un jardincillo que da a la plaza de San Nicolás y que actualmente está en malas condiciones. Pero la singularidad de la torre está en su interior, en el cuerpo bajo, donde en la antigua capilla se conservan unas interesantes pinturas góticas del siglo XIII. En la capilla hay una inscripción con el año 1223 grabado. El recinto está abovedado y sobre el sepulcro -quizá de Rodrigo Ibáñez- adornado con ángeles están pintados unos escudos nobiliarios desdibujados y una escena de un enterramiento, la virgen con el niño, y el alma del difunto transportada por dos ángeles a la gloria.
«El estado de conservación no es malo, pero las pinturas tienen que ser restauradas para darlas el valor que merecen y que justifican la visita, a la vez que se recupera el jardincillo, donde probablemente se descubran restos de la necrópolis medieval de la Iglesia», advierte la concejala de Patrimonio.
El valor de la torre y la capilla de San Nicolás una vez restauradas, además del patrimonial, lo dará su utilización como recurso turístico complementario de la visita al barrio de los Caballeros. Claro que primero hay que encontrar la financiación del proyecto, cuya cuantía ha impulsado a la Concejalía de Patrimonio a preparar la solicitud de subvención con cargo al 1% Cultural. Si se consigue la ayuda, que es muy probable porque el proyecto está muy documentado, las obras comenzarán de inmediato.
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