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VICTORIA M. NIÑO
Lunes, 7 de marzo 2011, 02:46
Los ensayos para esta gira se celebraron la pasada semana en la sede de la Filarmónica de Montecarlo. Allí se desplazaron los solistas muniqueses, Daniel Müller-Schott y Julia Fischer, chelista y violinista que se conocen desde década y media, han grabado juntos y comparten escenario tanto en la música sinfónica como en la de cámara.
Müller-Schott (Munich, 1976) hará doblete esta temporada en Valladolid, donde viene con la citada orquesta ahora a tocar a Brahms y volverá en mayo con la OSCyL y Dvorak. «Cuanto más toco el 'Doble concierto' de Brahms, más me gusta, por la pieza en sí y por su conmovedora historia. Brahms lo compone cuando quiere recuperar la amistad de su querido violinista Joseph Joaquim. La elección de dos solistas es algo inusual en el romanticismo, hay dos voces que se comunican, el violín, en registro alto quizá simulando a la mujer y el chelo, tan bajo y oscura, recordando al hombre. Es una obra bonita y poderosa», afirma Daniel.
En dos meses volverá con el 'Concierto para chelo' de Dvorak, que interpretara en Madrid hace un año con el director peruano Harth-Bedoya. «Me gusta trabajar con él y aprecio la música de América del Sur, la encuentro fascinante porque incluyen sus raíces, ritmos y música de danza. Un buen ejemplo es Piazzolla. Sus raíces son tan diferentes de las europeas que me resulta fascinante interpretarlos. También he tocado un concierto de Golijov en Indianápolis con Harth-Bedoya. Lo escribió tras la muerte de un amigo, es muy emocionante».
En cuanto al concierto del checo «hay pocas partituras tan completas, tiene todo lo que puedes desear. Si se piensa en la música las escalas del primer movimiento, luego tiene pasajes heroicos, es un trabajo natural completo. Si se considera el aspecto emocional, él estaba en Nueva York y siente una gran nostalgia por su tierra, por su familia, por lo que incluye esa magnifica canción en el segundo movimiento 'Déjame solo en mi sueño', es muy poético».
Hijo de pianista y de matemático, este chelista se considera afortunado por «respirar música en su casa», algo que reconoce «se ha perdido en los hogares alemanes hoy. Desafortunadamente cada vez es menos usual juntarse en tríos o cuartetos para tocar en casa. Por eso estoy muy implicado en los programas escolares (el programa se llama 'Rhapsody in School'), hace dos días estuve en un colegio. Les hablo, les cuento por qué me gusta la música, los compositores, el chelo y les toco algo. Creo que es muy importante hacerles llegar que la música puede ser una parte de su vida y que todo el mundo tiene la habilidad suficiente para tocar algo. Es necesario hacer este trabajo incluso en Alemania, donde han nacido tantos compositores y hay tantos músicos». De su padre aprendió la importancia de las estructuras, «algo necesario también en músico porque es importante tener un mapa en la cabeza de lo que estás tocando, conocer el fundamento armónico, que es matemático. Debe haber un equilibrio entre el intelecto y las emociones»
Apoyado por Ann Sophie-Mutter en sus inicios, «ahora tocamos juntos como colegas. Le estoy muy agradecido por todo, ella me presentó a Previn y él escribió un concierto de chelo para mi que estrenaré en Leipzig en junio. Estrenar una pieza que han compuesto para ti, que has podido trabajar con el compositor es maravilloso. Me gustaría hacerlo más en el futuro», dice este aficionado al impresionismo francés.
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