CÉSAR BLANCO
Lunes, 27 de diciembre 2010, 02:25
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Es cuestión de hacer cuentas, tirar de calculadora y comprobar que la mejor medida que puede implantarse para mejorar la salud pública, como argumenta la ministra de Sanidad a la hora de justificar la puesta en vigor del endurecimiento de la ley antitabaco, es subir los precios. Está demostrado que cuando el vicio se encarece, los fumadores echan el freno de mano al consumo.
Según los datos que ofreció recientemente la encuesta del Observatorio Socioeconómico de Segovia correspondiente al cuatro trimestre del año, tres de cada diez segovianos se declaran fumadores habituales, frente al 43% de los consultados que aseguran no haber catado nunca el tabaco y el 19% que confiesan haberlo abandonado. A buen seguro que algunos de esos ciudadanos que se declaran fumadores dejarán el hábito a partir del 2 de enero, pero también es posible una mayoría continúe apurando sus cigarros, aunque tenga que ser en la calle. Lo dice la experiencia de la actual normativa, la que dentro de seis días cumplirá cinco años y que se volverá más restrictiva con la modificación aprobada el pasado día 21.
Si bien esta regulación, la presente, es más laxa que la que se avecina, su entrada en vigor ya supuso un cierto cambio en el hábito tabáquico, aunque quizá no tan drástico como el pretendido. Lo reconocía también la encuesta del Observatorio Socioeconómico. En su consulta a los empresarios, éstos percibían una modificación de la localización de los fumadores y una cierta pérdida de la productividad, por lo que el 57% de los industriales preguntados se mostraban disconformes con la nueva ley.
Restricción con impuesto
Esta vuelta de tuerca reguladora llega prologada por el Decreto de medidas anticrisis aprobado a principios de mes en el que se incluyó la subida de los impuestos al tabaco en todas sus variantes. La consecuencia fue el encarecimiento de todos los más baratos, como es el caso de la picadura de liar y una subida generalizada media de entre 25 y 30 céntimos por paquete.
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Así el Gobierno refuerza la nueva normativa y levanta más muros disuasorios a los fumadores de cara al 2 de enero. Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, los más afectados por la subida del precio del tabaco serán los adolescentes y, en general, los fumadores con menos ingresos.
El tabaco de liar, junto al de pipa, se habían convertido en los últimos tiempos en los dos clavos ardiendo para una buena parte del reducto de fumadores a los que agarrarse para bajar el consumo sin verse obligados a dejarlo totalmente y, de paso, ahorrarse unos euros.
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En junio de 2009, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya elevó el impuesto sobre el tabaco. Aquello supuso un nuevo encarecimiento y la subida del tipo impositivo específico, pasando de 8,2 a 10,2 euros por mil cigarrillos; así como un alza en el impuesto mínimo, que creció 21,3 euros hasta los 91,3 euros por 1.000 'pitillos'.
Picadura al alza
En Segovia, y según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabaco a fecha del 30 de noviembre, las ventas de picadura para liar habían crecido en un año casi el 46%. Las estadísticas del organismo dependiente de Hacienda reflejan una situación similar en el caso del tabaco de pipa, que también ha registrado en los últimos doce meses un aumento del 45%.
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Por el contrario, se observa un retroceso en la compra de las habituales cajetillas de 20 cigarros y en los puros. En concreto, hasta el 30 de noviembre se habían vendido 1.123.275 paquetes menos que en la misma fecha de 2009, lo que equivale a una rebaja del 9%.
Sin embargo, la caída en el consumo no se aprecia en el gasto efectuado para saciar el vicio. El Ministerio de Hacienda revela un aumento de los ingresos por el negocio del tabaco en Segovia. En lo que va de ejercicio, las ventas de las distintas modalidades han generado más de 39,7 millones de euros, más de 2 millones más que el curso pasado. En el caso concreto de las cajetillas, pese a la citada reducción en las ventas frente a los datos obtenidos en 2009, la cantidad recaudada crece el 4,5%. La causa de esta aparente contradicción no es otra que las subidas de precio.
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Poca repercusión de la norma
El hecho de que fumar salga más caro parece la medida más eficaz en contra del tabaquismo, más aún si se atiende a la repercusión de la legislación aún vigente. Las restricciones no minan tanto a los fumadores como el trance de tener que rascarse el bolsillo. Basta observar las tendencias en Segovia. Cuando la actual norma entró en vigor, el 1 de enero de 2006, en aquel ejercicio se vendieron en la provincia un millón de cajetillas más que el año anterior. En 2007 la situación pareció estabilizarse, con un leve descenso de apenas el 1%. Por contra, al curso siguiente el consumo volvió a repuntar, aunque también de forma ligera, con registros en las ventas de paquetes por encima incluso de los del año del estreno de la norma, llegándose a vender en la provincia 14.525.677 paquetes.
Sin embargo, en 2009 el Gobierno elevó el impuesto, y eso se notó en las ventas, que bajaron de la barrera de los 14 millones de cajetillas anuales por primera vez en el último lustro, con una reducción que rondó el 9%. Después de las subidas de las tarifas implantadas a lo largo de este año parece que el ejercicio 2010 se cerrará también con menos cigarrillos vendidos.
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