Sanglas, la moto de la Guardia Civil
El Salón AutoRetro de Barcelona rinde homenaje a Javier Sanglas, creador de la histórica firma de motos
SANTIAGO DE GARNICA
Viernes, 10 de diciembre 2010, 09:07
A lo largo de tres décadas, de los cincuenta a principios de los ochenta, la moto nacida en la localidad catalana de Manlleú se convertiría en el buque insignia de las dos ruedas españolas... y en la moto de la Guardia Civil de Tráfico. La historia se inicia en plena posguerra española, cuando en las mentes de dos estudiantes de ingeniería, los hermanos Javier y Martín Sanglas, se agita la idea de crear una moto de alta cilindrada inspirada en las alemanas (BMW o DKW), que utilizaban los organismos oficiales de entonces, así como en las británicas (BSA, Matchless), la referencia de la época.
Hijos de un industrial textil, invierten en su idea tiempo, imaginación así como recursos económicos procedentes de la hilatura de algodón familiar con sede en Manlleu: Can Sanglas, hoy reconvertida en el Museo Industrial de Ter.
La primera Sanglas, la 350, nace en el año 1945. Fabricada de forma totalmente artesanal, su aceptación fue un reconocimiento para ambos hermanos. En 1947 se inician las primeras entregas de forma regular. En 1949 ya fabrican 80 unidades anuales y daban trabajo a más de cien operarios. Muchos fueron los modelos que secundaron a la 350; en 1952 nace la primera Sanglas 500 y en 1958 la producción anual alcanza las 500 unidades y en la segunda mitad de los sesenta se superan las 2.500.
Sanglas hubo de afrontar los cambios sociales y económicos de la España de la época. Así, la popularización del automóvil en los sesenta obligó a los hermanos Sanglas a crear modelos más pequeños. Pero se continuó fabricando las Sanglas por antonomasia, las monocilíndricas 400 de cuatro tiempos. A lo largo de estos años Sanglas construyó motos con sidecar para colectivos, entidades e incluso para el Ejército. Algunos modelos eran complementados con estriberas y elementos para las demostraciones acrobáticas, caso de las famosas exhibiciones que realizaba la Guardia Urbana de la Ciudad Condal. Pero en la memoria colectiva la Sanglas, tanto la 350 como, especialmente, la 400, será recordada como la moto empleada por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Tráfico desde sus inicios en 1959, hasta la llegada de las BMW a principios de los 90. En 1975 llega la monarquía y se inicia la reforma democrática. En Sanglas se lanza una 500 pero para financiar el proyecto es necesario recurrir a los bancos... En 1977 llegan a un acuerdo con Yamaha y montan motores bicilíndricos de la firma nipona. Sanglas sigue en activo hasta los años ochenta, siendo un referente en el motociclismo de todo el país. Pero fuera del asfalto, en los despachos el panorama es diferente. Las dificultades económicas hacen que los bancos controlen la sociedad. En 1981 Sanglas está en manos de Semsa, una sociedad en la que participan Banesto, Banco de Madrid, Banca Garrigues Nogués, Banca Catalana de Desarrollo, y... Yamaha, que ostenta el 50%. Los japoneses tiene muy claro que la marca española es la puerta para entrar en el mercado español y van poco a poco incrementando su participación en la sociedad hasta su control total. El 5 de abril de 1989 desaparece Semsa y cesa la fabricación de la última Sanglas, la 500 S2 V5, poniendo punto final a una de las páginas más brillantes de la historia de la moto española. Pero la pasión no ha muerto gracias a clubes como los de Madrid, Murcia o Cataluña. Incluso fuera de España nos encontramos con los Club Sanglas de Francia o de Alemania que agrupan a propietarios de Sanglas de todas las épocas gracias a los cuales sigue sonando el inconfundible monocilíndrico de esta legendaria moto.
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