«El oficio de castañera no va a desparecer porque a la gente le gusta»

Instala cada tarde su caseta en la Calle Mayor y poco después toda la zona se impregna del característico olor a castañas asadas. María Lourdes Gutiérrez es heredera indirecta de una de esas tradiciones que han contribuido a hacer más agradables las duras tardes de invierno a los palentinos, y esta aportación ha quedado reconocida desde hace años en la estatua instalada en la Calle Mayor, un poco más allá del lugar en donde esta joven se inició en esta profesión, antes de abrir hace un mes su propio negocio, 'El rincón de la castaña'.

-¿Considera positiva la experiencia?

- Estoy encantada, sobre todo con los niños. Llegan con una sonrisa y me dicen: «¡Hola Lourdes!». Yo les doy algún chupa-chups. Y los adultos igual, me dicen que les gustan mucho las castañas y que están muy bien asadas.

-¿Cuál es el secreto para que estén en su punto?

-Yo les cojo el punto por la vista y el tacto. Sé cuándo están hechas por el aspecto tostado y porque están crujientes. Luego las meto en una mantita para que se acaben de hacer por dentro y se pelen bien.

-¿De quién aprendió estos trucos?

-De mi suegra. Es la castañera que está junto a la estatua desde hace más de veinte años. Antes de tener mi negocio trabajé con ella. Luego, como yo soy autónoma, solicité el puesto y me lo concedieron. Por eso estoy muy agradecida al Ayuntamiento, y también a toda mi familia, que me ayudó a montar la caseta en un fin de semana y les tengo aquí picando castañas casi todas las tardes.

-¿De dónde trae las castañas?

-Son de El Bierzo.

-Además de que calientan las manos y están ricas, ¿qué propiedades tienen las castañas?

-Es un alimento muy completo. Mucha gente no sabe que tienen fósforo, que es muy bueno para la mente, además de magnesio y zinc.

-Pero tienen fama de que engordan...

-Eso no es así. Es como todo: consumido con moderación es saludable. Un cucurucho de castañas no tienen por qué engordar.

-¿Cree que el oficio de castañera desaparecerá?

-No. Creo que permanecerá durante muchos años. A la gente le gusta, y cuando vienen te lo comentan: «¡Qué bien, ya teníamos ganas de ver a la castañera!».