

Secciones
Servicios
Destacamos
M. A. LÓPEZ
Martes, 16 de noviembre 2010, 09:45
Cientos de segovianos, familiares, amigos, compañeros y un nutrido grupo de representantes de las distintas formaciones políticas asistieron ayer al funeral por el ex alcalde de Segovia Luciano Sánchez Reus, celebrado en la iglesia de la Santísima Trinidad. El actual presidente de la Corporación municipal, Pedro Arahuetes, depositó sobre el féretro del finado la medalla corporativa que llevaban él mismo y los demás concejales, como establece el reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Segovia, donde las banderas ondeaban a media asta desde el domingo.
Al sepelio acudieron entre otras personalidades los ex alcaldes Ramón Escobar (PP), José Antonio López Arranz y Emilio Zamarriego, ambos del CDS; los senadores Francisco Vázquez, presidente provincial del PP, Beatriz Escudero y Juana Borrego, el diputado Javier Gómez Darmendrail y la subdelegada del Gobierno en Segovia, María Teresa Rodrígo Rojo, junto al ex concejal de Izquierda Unida Luis Peñalosa y una amplia representación de la sociedad segoviana.
Para algunos no era el momento de hacer declaraciones, como para el ex alcalde centrista José Antonio López Arranz, porque se encontraba en la iglesia para «despedir a un amigo», pero quienes sí las hicieron destacaron el talante afable que Sánchez Reus hizo evidente en sus 36 años de vida en Segovia. Dos de sus homólogos, Ramón Escobar y Emilio Zamarriego, ambos compañeros suyos en UCD, recordaron especialmente cómo vivieron la larga noche del 23 de febrero de 1981, durante el intento golpista de Tejero. Zamarriego compartió con él aquel encierro forzado y rememoró que, desde entonces, cada 23F «nos llamábamos, tomábamos un café o hablábamos por teléfono y recordábamos aquellos momentos importantes de la historia de España».
La semblanza que hizo de Sánchez Reus -«un hombre bueno, simpático, que sin haber nacido en Segovia se consideraba segoviano, siempre presumía de residir aquí y de luchar por los intereses de Segovia»- fue muy parecida a la que transmitió Escobar, quien destacó que ha sido «un hombre que ha estado continuamente trabajando por Segovia», a la vez que recordaba que el 23F «el primer abrazo que le di a Luciano fue conmovedor».
Adversarios y amigos
Una de las personas más afectadas ayer era Luis Peñalosa, ex concejal en tiempos del PCE, alejado del finado en la ideología política pero muy cercano. Muy emocionado, Peñalosa manifestó que «Luciano era un tío estupendo, una persona simpatiquísima, afable, que no tenía un ápice de mala uva, algo muy difícil de encontrar, una persona con la que uno se entendía siempre muy bien».
La amistad de ambos políticos se remonta a las primeras elecciones democráticas: «Yo estaba de interventor por el PCE en Sauquillo de Cabezas, y menos mal que me sirvió de salvoconducto para que me dieran de comer en la mesa electoral porque la Guardia Civil me miraba con muy mala cara, y cuando me vio con Luciano se rompió el hielo. En aquella época en política se hacían amigos; yo ya era amigo de antes y seguimos siéndolo». Peñalosa fue el único que recordó, con cariño, uno de los momentos difíciles en la vida política de Sánchez Reus, cuando fue relevado por los suyos de la Alcaldía de Segovia, poco después de que él mismo acompañara a Madrid al entonces alcalde para ver al director general de Instituciones Penitenciarias; iban a interesarse por el proyecto de la nueva cárcel de Perogordo, que ellos, adversarios políticos, defendían en medio de «una movida y una demagogia tremenda» -alguien rompió de una pedrada un cristal del balcón del salón de Plenos cuando se debatía el proyecto- y hoy, declaró Peñalosa, «se ve que era todo falso. Aquellas cosas nos deberían servir para rechazar la demagogia que se hace aquí en Segovia».
La amistad expresada por Escobar, Zamarriego y Peñalosa no impedía la discrepancia política, como reconoció también el ex diputado Carlos Gila, para quien Sánchez Reus fue «una sorpresa» cuando le conoció. «Fue una de las personas más creativas dentro de la política segoviana, y no siempre estuvimos de acuerdo, como en la última época del Ayuntamiento. Pero siempre fuimos amigos y nos respetamos, y siempre admiré en él que era muy afable, sensato y prudente. Y siento muchísimo que haya muerto, pero es ley de vida. Ya vamos quedando muy pocos, salvo Rafael Calvo y yo, no queda nadie de aquella época».
El sentimiento de los políticos de ahora lo expresó el actual alcalde, Pedro Arahuetes: «Es un día triste para Segovia porque fue una persona muy querida en la ciudad. Tuvo dos épocas de alcalde, la segunda, en la democracia, cuando había una cierta turbulencia y falta de estabilidad porque los partidos políticos no estaban definidos y vivió una época muy inestable, aunque creo que supo hacerlo bien. Hoy le rendimos este homenaje».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.