«Cualquier música interpretada con entrega es contemporánea»
El músico serbocroata toca hoy en Valladolid el 'Concierto nº 2' de Chopin, compositor que marcó su vida
VICTORIA M. NIÑO
Sábado, 13 de noviembre 2010, 12:27
Cada cinco años Varsovia se convierte en la capital mundial del piano. Ganar el Concurso Internacional Frederic Chopin abre la puerta de los mejores auditorios del mundo desde 1927. Las manos de Maurizio Pollini o de Krystian Zimerman fueron beatificadas en este certamen. Sin embargo la leyenda del perdedor Ivo Pogorelich y la polémica protesta de Martha Argerich -otra ganadora entonces ya jurado- en la edición de 1980 le reportaron tanta atención discográfica y crítica como si lo hubiera ganado.
Pogorelich (Belgrado, 1958) fue bautizado de genio por su colega argentina y Deustche Gramaphon grabó pronto la personal manera de interpretar del serbocroata, que hoy toca en Valladolid. Precisamente ha elegido el 'Concierto nº 2' de Chopin, que grabó en 1983 a las órdenes de un joven Claudio Abbado con la Sinfónica de Chicago. Chopin, el maestro que marca la vida y la carrera de 'il bello Ivo', es para el pianista «el compositor más poderoso de todos los tiempos». Pogorelich no entra en consideraciones personales, cualquier afirmación la hace extensible a sus colegas. «Sí, Chopin juega un papel fundamental en la vida de cualquier pianista. Su música la sienten todas las personas, independientemente de su cultura, es universal. Para interpretarla me inspiro en el mundo de Chopin», dice evadiendo especificar qué le evoca el largueto de ese concierto, compuesto por el polaco a los 20 años dedicándoselo a una compañera de conservatorio.
El pianista que perdió en Varsovia debutó en todo el mundo, grabó las sonatas de Mozart, de Liszt y Scriabin, las suites de Bach, obras de Scarlatti o Beethoven. Fue requerido por las grandes orquestas. Su enfrentamiento con el dios Karajan y su disconformidad con muchos aspectos del negocio musical hicieron prevalecer a veces la polémica por encima de su música y su lema «el principio de calidad». «He pasado mi vida trabajando duramente», dice quien en los últimos lustros viene a descansar a España porque «me gusta su cultura». La muerte de su esposa y maestra, Aliza Kezeradze, en 1996 le retiró de los escenarios, a los que ha vuelto en la última década. «Voy mucho a Sudamérica, siempre es un placer ir a esos países, sobre todo a Argentina, a su Teatro Colón, en el que di el concierto de reinauguración tras ser restaurado».
Reconoce en Internet un mundo nuevo para la música y la comunicación aunque «a veces peca de falta de transparencia». Aunque su sello está reeditando sus grabaciones en cedé, Pogorelich no ha vuelto al estudio. «Aún no le considerado, estoy estudiando nuevo repertorio». ¿Será contemporáneo? «Cualquier música interpretada con entrega es contemporánea».
En la década de los noventa Pogorelich se vuelca en actividades benéficas a favor de las víctimas de la guerra en la ex Yugoslavia y en la lucha contra algunas enfermedades. «La música, especialmente en una situación bélica, puede serlo todo», asegura quien también tiene una fundación para ayudar a jóvenes intérpretes. «Hay unos cuantos jóvenes artistas que han entendido que solo a través de trabajo infinito, la constancia y la paciencia pueden avanzar en su carrera».
Con zapatillas de raso o descalzo, quién sabe cómo saldrá Pogorelich a demostrar en el Miguel Delibes si es realmente un genio.
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