Jengibre

Si tuviera que asistir a todos los acontecimientos gastronómicos de Valladolid, necesitaría tener doble estómago como los rumiantes y una secretaria que me llevara la agenda. Don Francisco, hoy toca Feria de Día; el viernes, de Noche; luego, Pinchos; más tarde, Tapas; dentro de nada, Madrid Fusión, la Semana Micológica y el Certamen Universal de Tortillas, y a finales de mes el Pincho Piñonero, que se celebra en Pedrajas de San Esteban. Todo ello, naturalmente, repetido y multiplicado en barrios y pueblos, que tampoco es cuestión de quedarse atrás en la exhibición del arte culinario. Con este panorama, creo que estamos acabando con el planeta, incapaz de producir las materias primas necesarias para tanto condumio como organizamos en esta ciudad y sus aledaños. Ayer comenzó el VI Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, y mientras los triperos nos hacemos con un mapita de las delicatessen, los cocineros se estrujan la sesera y hacen acopio de trigo estofado al jugo, gelatinas varias con tempura de ajo, aire de adobo y sus mollejas estofadas en su jugo al aroma de salvia y jazmín, cubo de galeras con gelatina de curry y jengibre, aire de su jugo, aceite de perejil y patata confitada, que igual está hasta bueno, aunque nunca se sabe.

No sé si estaremos acabando con el planeta, pero hemos dejado tiritando la producción de jengibre.