El oso pardo cantábrico modifica su dieta
La escasez de arándanos en verano ha hecho que estos mamíferos tuvieran que buscar otros frutos como ciruelas, manzanas o moras
ELENA NORIEGA
Domingo, 31 de octubre 2010, 02:37
Durante el verano el oso pardo cantábrico se acerca hasta lo alto de las montañas en busca de un preciado alimento para él, el arándano. Este pequeño fruto es muy abundante en la zona cantábrica donde habitan los osos y nace de pequeñas plantas ubicadas en las zonas silíceas de la cordillera, tanto dentro como fuera de los bosques, que miden entre 10 centímetros y medio metro.
Estos frutos azules aportan todo el azúcar que necesitan los osos pardos para engordar y que, junto con las bellotas, castañas y hayucos que comen durante el otoño, les ayudarán a recuperar toda la energía gastada a lo largo del año. Sin embargo, este verano, debido a un periodo de sequía muy persistente, la cosecha de arándanos ha sido muy reducida, por lo que los plantígrados han tenido que ingeniárselas para buscar un alimento alternativo.
De este modo, se han centrado en otras bayas como las moras, ciruelas o manzanas. Estos frutos se encuentran sobre todo en las franjas medias y bajas, cerca de pueblos de montaña, por lo que los úrsidos se han acercado mucho este verano a las poblaciones. Sin embargo, esto no es algo nuevo, según destaca Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP), ya que en más de una ocasión la gente del campo ha percibido su presencia cerca de pueblos de Asturias, Cantabria, León o Palencia.
«Los osos se buscan la vida. Casi todos los años por junio y julio bajan también para conseguir cerezas. Y durante siglos se han construido en los pueblos los llamados cortines, construcciones donde se guardaba la miel para evitar que la diera alcance el oso», explica Palomero.
Ingeniosos
Ante la falta de algo que llevarse a la boca, los osos pardos, como cualquier ser vivo, avivan el ingenio. Gracias a su gran olfato para detectar comida y, sobre todo, su gran dominio y conocimiento del territorio, consiguen acercarse sin problemas a las frutillas que les alimentan. «Saben de sobra dónde está la mejor producción de arándanos, la baya osera por excelencia, y de otras frutillas», destaca el presidente de FOP. Y es que necesitan de esa habilidad para sobrevivir en tiempos difíciles. A diario, un oso pardo puede comer en torno a miles o incluso decenas de miles de frutillas.
Existen dos subpoblaciones de osos pardos cantábricos. Una, la occidental, cuenta con en torno a 140 úrsidos ubicados en Asturias, el alto Sil leonés y los Ancares leoneses y gallegos. Y la subpoblación oriental, con cerca de 30 plantígrados, que habitan entre la montaña palentina, la montaña oriental leonesa y Cantabria. Sin embargo, los osos no conocen de fronteras y se mueven en torno a estas zonas. Además, la población de oso pardo cantábrico, destaca Palomero, está creciendo, por lo que esta cifra es aproximada y, como mínimo, existen 170 ejemplares.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.