Los libros de San Rafael Arnáiz

Mañana se cumple el primer aniversario de la canonización del hermano Rafael, monje trapense que vivió entre 1911 y 1938 y que falleció como oblato en el monasterio de San Isidro de Dueñas. Aunque la abadía ya era muy visitada por fieles de San Rafael Arnáiz, en estos doce meses, la afluencia ha aumentado. La figura de este joven, que dejó numerosos escritos que han afianzado su santidad, resulta cada día más atractiva. Nacido en Burgos el 11 de abril de 1911 en una familia acomodada y profundamente religiosa -su padre era ingeniero de montes-, Rafael Arnáiz Barón de desplazó de niño con su familia a Oviedo. Allí comenzó a pintar en el estudio del reputado paisajista asturiano Eugenio Tamayo, y atraído por la arquitectura se marcha a Madrid a estudiar esta carrera, pero también desde niño se fragua su verdadera vocación, la religiosa.

A través de unos tíos que residían en Ávila, los duques de Maqueda, conoce la existencia del monasterio de San Isidro de Dueñas, a donde viaja por primera vez en septiembre de 1930. Tras esta visita escribe 'Impresiones de la Trapa', donde deja constancia de la huella que dejó en él la vida contemplativa de los monjes. Tras un periodo de reflexión, el joven deja la carrera para ingresar en el monasterio. Comenzaba para él una vida de gozo y felicidad, como él mismo reconoce en sus escritos. Pero a los pocos meses enferma de diabetes, que le obliga a abandonar el monasterio en dos ocasiones. Antes había salido para hacer el servicio militar. Pero la diabetes fue minando su cuerpo hasta que falleció el 26 de abril de 1938 en la enfermería de la abadía eldanense. El próximo año se conmemorará el primer centenario de su nacimiento.

Rafael Arnáiz escribió numerosas cartas, principalmente a su familia, pero también al maestro de novicios de San isidro antes de ingresar y durante sus salidas por la enfermedad, además de textos de una profunda espiritualidad. En todos estos escritos, cuenta su vida, su fe y los sentimientos de este monje que no pasó de oblato, aunque en los últimos días de su vida recibió del abad de entonces, Félix Alonso, la cogulla como símbolo de su perseverancia en la comunidad trapense.

Nueve años después de la muerte de Rafael Arnáiz aparece el primer libro con sus escritos. Se trata de una edición promovida por su madre, Mercedes Barón Torres, que comenzó a prepararla en 1943, aunque vio la luz cuatro años después con el título 'Escritos y datos biográficos de Fray María Rafael Arnáiz Barón'. En más de 50 años, este volumen ha tenido varios formatos y títulos, saliendo al mercado doce ediciones. Con anterioridad a este libro de la madre del joven trapense, había aparecido otro de su tío Leopoldo Barón, Duque de Maqueda, titulado 'Un secreto en la Trapa'. Efectivamente, esta obra, de carácter biográfico, tenía como objetivo dar a conocer la existencia del monje, y lo consiguió.

A partir de estos dos libros, que fueron los precursores en la divulgación de la figura del santo, la bibliografía de sus escritos y sobre él ha ido creciendo hasta lo 85 volúmenes contabilizados por el vicepostulador de la causa de canonización, el padre Alberico Feliz, una lista recogida en el último número de la revista 'Cistercium', en un artículo compartido con el también cisterciense José Antonio Gimeno Capín. En la nómina de libros hay muchas traducciones -al polaco, alemán, francés, italiano, portugués, coreano, inglés o japonés-.

La nómina de libros sobre San Rafael incluye dos sobre su actividad pictórica y otro con textos facsímiles de sus manuscritos. El que fuera obispo de Palencia Rafael Palmero es un gran estudioso de los escritos del santo. Sus reflexiones están recogidas en varias publicaciones. El obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, es otro destacado 'rafaelista', con dos libros. Uno de ellos es una propuesta de ejercicios espirituales con el hermano Rafael.

En la relación de libros hay lugar también para la descripción del milagro por el que fue canonizado, contado por su protagonista, Milagros León Alonso, y una biografía escrita para los niños, obra de Conchita Aspas Sancho.