Ángel Romero intenta el lanzamiento, pero es sujetado por Cepulis, Babichev y Atman . :: TATYANA ZENKOVICH
Dinamo de Minsk 30-35 cuatro rayas

Debut, sufrimiento y triunfo

Bilbija lideró con sus lanzamientos el despegue definitivo de los de Pastor

MIGUEL A. PINDADO

Lunes, 27 de septiembre 2010, 11:04

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Debut y triunfo del Cuatro Rayas Valladolid en su visita a la cancha del Dinamo de Minsk (30-35). Los de Pastor hicieron una primera parte excelente (12-18), pero tras el descanso pensaron que tenían todo hecho, se dejaron llevar y los pupilos de Bebeskho enjugaron los siete goles de desventaja, empataron el partido y pusieron en serior aprietos al conjunto vallisoletano. Afortunadamente, la capacidad de reacción del Cuatro Rayas, encabezada por un acertado Bilbija, permitió a los vallisoletanos reconducir el partido, recuperar su ventaja y ganar los dos primeros puntos en la Liga de Campeones.

El encuentro comenzó con el guión que todos esperaban. El Dinamo de Minsk puso en práctica su tradicional defensa 3-3 mientras que Pastor decidió comenzar el encuentro con Perales como director de juego. La velocidad del cántabro y las fintas de Gurbindo dejaron en evidencia a la defensa bielorrusa, por lo que Bebeskho optó por defender en 5-1.

Por su parte, el Cuatro Rayas optó por una defensa 5-1 con Edu de avanzado para frenar al lateral zurdo Onufriyenko y las circulaciones de balón del central Atman. Y el esquema funcionó a la perfección, acompañado por un Sierra en estado de gracia que detuvo nada menos que 9 lanzamientos en los primeros treinta minutos.

Con estos planteamientos, el conjunto de Juan Carlos Pastor jugó a placer, encontrando siempre el lanzamiento adecuado o bien el pase al pivote que provocaba el correspondiente penalti. Las diferencias se dispararon y llevaron a ser hasta de siete goles (7-14), pero los cambios obligados en el conjunto vallisoletano y la exclusión de Alexis provocó un pequeño caos que aprovecharon los bielorrusos para reducir las diferencias y dejar patente que estaban dispuestos y preparados para sacar tajada de cualquier debilidad del equipo vallisoletano.

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Al descanso se llegó con una cómoda renta de seis goles 12-18 para los de Pastor, con una demostración de una férrea defensa. Y saltaron de nuevo los dos equipos a la cancha y pareció que el Cuatro Rayas tenía ya todo hecho.

Quince minutos de caos

La defensa 6-0 de los bielorrusos parece que pilló a contrapié a los vallisoletanos, incapaces de jugar con comodidad con el pivote y de encontrar huecos en la defensa. Ello provocó pérdidas de balón y el balance defensivo comenzó a hacer aguas. Los cambios previstos para defender no llegaban a hacerse porque los bielorrusos aceleraron sus acciones en los contragolpes. Y cuando Asier y Ávila no estaban en la defensa los pivotes bielorrusos, especialmente Babichev campaba a sus anchas. El marcador comenzó a encogerse de forma alarmante mientras Sierra volvía a la portería para sustituir a un desafortunado Svensson.

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Pastor dio entrada a Bilbija para intentar abrir con lanzamientos lejanos la defensa local, pero el equipo estaba completamente descentrado y el lateral esloveno pagó el caos general con el banquillo. Con 16-21 el técnico vallisoletano, que había perdido a Edu por lesión, recurrió a jugar con sus dos centrales, Perales y Cutura, y la situación empeoró notablemente hasta el empate mediada la segunda parte (23-23). Estaba claro que el fácil recurso de los dos centrales no daba sus frutos y a Pastor no le quedó otro remedio que volver a colocar en cancha a Bilbija.

Para entonces, el equipo había visto las orejas al lobo y regresó a la cordura, el juego en equipo y las jugadas de tiralíneas. Bilbija demostró que puede ser un perfecto desatascador y con sus goles mantuvo al equipo siempre por delante. La defensa, poco a poco fue mejorando sus prestaciones y aunque entró en los últimos cinco minutos con un ajustado 29-31, finalmente impuso su mejor forma física y su calidad frente a la precipitación, las prisas y los errores de los bielorrusos para acabar con un holgado 30-35.

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