
EL NORTE
Lunes, 30 de agosto 2010, 03:39
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Tarsicio, Agustín, Antonio y Darío Parrado volvieron a revivir ayer la estampa de hace 50 años, en la que dos de ellos contraían matrimonio en una ceremonia oficiada por dos sacerdotes muy especiales: sus dos hermanos, que ese mismo día decían su primera misa.
El acontecimiento tuvo lugar en la Iglesia de San Cipriano, en la localidad de Fuensaldaña, a las 13.00 horas, y el sitio elegido no podía ser otro, ya que aquella mañana de verano de 1960, 29 de agosto, el matrimonio de Antonio y Darío y el inicio de la vida eclesiástica de Tarsicio y Agustín comenzó allí, en San Cipriano.
El destino de cada uno de ellos, parecía estar escrito, aunque Antonio Parrado estuvo como el resto de sus hermanos en el seminario. «Acabé los tres cursos de Filosofía y me costó un triunfo decirle a mis padres que me salía, que no quería hacer Teología» y finalmente, hizo su propio camino.
Su hermano Darío hizo lo propio y consiguió un puesto en la empresa Renault. Tarsicio, sin embargo, sabía lo que quería hacer con su vida, al igual que Agustín.
Ayer la familia Parrado celebró en Fuensaldaña cuatro bodas de oro, y puede que compartieran muchas anécdotas, porque 50 años dan para mucho. Ahora, toca esperar 25 años más, y así poder recordar aquel verano, eso sí, con bodas de platino.
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